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Que Demanden la Razón de tu Esperanza

No podemos confundir el ministerio evangelístico, el llamado a ser evangelista, con la misión de cada cristiano.  Cuando Jesús dice que discipules a otros no te está pidiendo que seas evangelista a tiempo completo porque no todo el mundo fue llamado a ser evangelista.  Dentro de la iglesia, tenemos un sinnúmero de funciones, y nadie se debe sentir excluido de la misión de la iglesia porque no cumpla con una función específica que tú pienses que es la que va a complacer al pastor porque tienes que entender que dentro de tu función dentro del ministerio, estás cumpliendo también con la Gran Comisión.

Hay iglesias que presionan para que todo el mundo sea pastor o evangelista, todo el mundo tiene que hablar en lenguas.  Se te encierra en que tienes que hacer algo en particular.  Pero cuando Dios te dice que tienes que discipular no lo puedes confundir con la labor del ministerio; pero tienes que saber que tus resultados deben llamar la atención de manera tal que el que esté al lado tuyo te tenga que preguntar.  Cuando tú no eres llamado a evangelizar, lo menos que un cristiano debe aprender a hacer es defender su fe.

Como cuerpo de Cristo, tenemos que aprender a respetar el llamado de cada uno, la función de cada uno, admirarnos todos porque no todo el mundo es boca -dice Pablo -, no todo el mundo es ojo o mano, y nadie se debe sentir menos o más, simplemente porque no cumple con la misión que otro cumple.  Lo mínimo que como cristiano todos debemos hacer es saber defender tu fe.

14 Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis, 15 sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros;”  1 Pedro 3:14-15

Tú no has manifestado la total madurez como cristiano si alguien no te ha demandado que tú le expliques por qué tú vives como vives.

En la iglesia, tú puedes servir en una u otra área y no eres visto diferente.  Puedes tomar unos meses para solo asistir a recibir palabra, y no hay problema; eres tan miembro como el que sirve consistentemente.  Cada miembro del cuerpo de Cristo funciona de diferente manera en diferentes momentos; la oreja no puede decir que es boca.  Lo que sí debe pasarnos a todos es que tu vida sea tan diferente que alguien demande que tú le des razón de la esperanza que hay en ti.  Pero, a veces, tu vida no le da esperanza a nadie.

Hay un montón de cristianos que los resultados de su vida no inspiran a nadie.

16 teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo.”  1 Pedro 3:16

Cuando tú eres cristiano, siempre habrá gente a la que tú le pongas presión.  Tu buena conducta va a hacer que cierta gente hable mal de ti.  Cuando esa gente hable mal de ti, tú tienes que presentar una defensa.  La pregunta es si tú sabes presentar una defensa de tu fe.

Si alguien te pregunta, ¿sabes tú defender tu fe?  Porque lo menos que, como cristiano, debes poder hacer es defender tu fe.  Y eso no es fácil.  No es fácil hacer como Sadrac, Mesac y Abed-nego; meterse en el horno de fuego, y creer que Dios te va a librar.  Te van a calumniar, hay gente que te va a odiar.  Y no es fácil.

La gente confunde el nombre que Jesús le da al Espíritu Santo.  Él dice: voy a darte otro consolador.  Si dice que va a darles otro, quiere decir que ellos ya tenían uno primero.  Entonces, si entendemos lo que hizo el primero, podemos entender lo que hizo el segundo.  Porque el segundo viene a sustituir al primero.

La gente piensa que el Espíritu Santo es el que te consuela las lágrimas.  Pero el título que se le da es de abogado, y en el texto original lo que significa es fuerza.  Y el contexto en que Jesús le da ese título es en el libro de Juan, cuando antes de decirles que les daría otro consolador, les dice: muchachos, oigan bien, el mundo me odia y los van a odiar a ustedes, pero no se preocupen, yo les voy a dar otro consolador.  Porque mientras él estaba con ellos, aunque el mundo los odiaba, él los protegía y les daba fuerzas; él se va, y el mundo nos va a seguir odiando y necesitamos a alguien que nos dé fuerzas; no que te consuele las lágrimas, sino que te dé fuerzas para seguir haciendo lo que tienes que hacer cuando demanden de ti evidencia de quien tú eres y por qué vives como vives.  Para eso tienes que ser educado, preparado; pero no todo el mundo entiende esto.

De ninguna manera minimizamos el servicio en la casa de Dios ni el aspirar a tu llamado.  Por el contrario, si estás agradecido de la casa de Dios y de lo que Él ha hecho, sabes que vas a la iglesia no por ti sino para inspirar a los otros, para encontrarte con tus hermanos en la fe, para que otros se conviertan, sigan y sirvan.  Algunos se encargan de barrer y tener el sitio limpio para cuando la gente entre, lo encuentre limpio, otros reciben a la gente con una sonrisa, otros cuidan y enseñan a los niños, otros cuidan de los jóvenes, otros están tras las cámaras.  Y ojalá todos nos integráramos y cumpliéramos una función y pudiéramos llegar al punto de discipular a otros y ganar almas para el Señor.  Eso sería lo más glorioso, pero no todo el mundo lo va a poder hacer todo el tiempo, en todo momento.  Pero lo menos que deben pasar es que tu vida obligue a los demás a preguntar: ¿qué es lo que tú tienes que, aún con tantos problemas, tú estás tan tranquilo?  Para que tú puedas decir: hace un tiempo atrás, yo conocí a Jesús de Nazaret, y él ha cambiado mi vida, me transformó.

Fuente:
pastor Otoniel Font | Puerto Rico

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