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Prueba y repetirás

Conversaba un día en mi trabajo con un compañero mientras tomaba un sabroso té negro. Llevaba puesta mi bata de Médico en cuya espalda se lee en letras grandes «Pregúntame por la solución más rápida para el dolor».

Él me preguntó- ¿Cuál es la solución más rápida para el dolor?
-Jesucristo- respondí sin pensarlo.
-Yo no creo en Jesucristo- me dijo- además, ¿Qué tiene que ver una cosa con otra?
-¿Quiere un poco de té?- pregunté
-No me gusta- contestó
– ¿Pero lo ha probado?- insistí
-No, no lo he probado.
– Y entonces, ¿Cómo puede decir que no le gusta?
Se quedó callado.
-Ve – le dije- lo mismo pasa con Jesucristo, como puede decir que no cree en Él si no lo conoce. Si no prueba, no puede decir que algo es bueno o malo, estoy segura que el día que pruebe, va a querer más.

Siempre es así, las personas rechazan lo que no conocen porque tienen miedo a lo desconocido, prefieren seguir llevando una vida monótona y rutinaria antes de tener que modificar patrones con los cuales han vivido siempre y que les han dado resultado, no han probado nada mejor, pero, si un día tienen un encuentro con Él, de seguro que nunca volverán a ser los mismos. Solamente leer su historia te cambia la vida, cuanto más la cambiará el hecho de que viva en ti.

Cuando alguien te hable de Él y te de a probar su palabra nutriente, no la rechaces, cata el agua viva que Él te regala y degusta el pan de vida que es su cuerpo. Acepta el regalo, no digas “yo no”, porque no sabes las cosas que Dios tiene preparadas para ti y no temas, Él no te va a pedir algo que tú no puedas dar. Él sabe tus limitaciones y solo desea ejercitarte para que salgas airoso de cada prueba.

Él aligera tu carga al punto en que te sentirás como si levitaras, porque sea como sea tu camino, si vas de su mano, llegarás al final anhelado.

Sácianos por la mañana con Tu misericordia, y cantaremos con gozo y nos alegraremos todos nuestros días.
Salmos 90:14

El enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado.
Apocalipsis 21:4

Fuente:
Milagros García Klibansky

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