Para tú poder ver prosperidad, libertad económica en tu vida, tienes que aprender a ser libre internamente. Tienes que romper el acondicionamiento que el mundo te ha dado. Pablo, en múltiples ocasiones, te habla de la importancia de renovar tus pensamientos, renovar tu manera de pensar, de no conformarte a este siglo. Esa expresión se refiere al sistema religioso que ha marcado tu manera de pensar. Hasta que no rompas con esas ideas, no podrás promover tu vida a un nuevo nivel.
“2 Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.” 3 Juan 2
Tu alma tiene que crecer, tiene que cambiar, que prosperar primero, para que las finanzas le sigan y te persigan. Hay varios pensamientos que como creyente debes tener, que están en la palabra del Señor, y que hacen la diferencia entre un cristiano y el mundo. Estos principios se aplican también en el mundo natural; pero, como creyentes, tenemos la ventaja de la promesa de Dios para nuestras vidas. Hay leyes naturales, que rigen el mundo; nosotros tenemos un amplificador, que es el Espíritu Santo. Si tú aplicas estos principios en tu vida, con la ayuda y el poder del Espíritu Santo, se magnifican aún más los resultados que tú debes tener.
El primer pensamiento que tenemos que aprender es a pensar y a soñar en el futuro. Vive el hoy, pero no lo vivas para el hoy; vive en el presente, pero no para el presente. No vivas para resolver tus problemas de hoy. Disfruta del presente, de lo que tienes hoy; aprende a estar como Pablo decía en Filipenses, contento en abundancia y en escasez; vive en el día de hoy. No estés pensando en el pasado y no te preocupes por el futuro; vive en el presente, pero no para el presente. Vivir en el presente y para el presente, es cuando tu meta es únicamente la sobrevivencia, resolver para el día de hoy. Una cosa es que Dios te diga que tienes que vivir en el ahora, pero las promesas que Él te da son siempre para el mañana.
Una promesa es para el futuro, se manifiesta para el futuro. Dios te dice que está hoy contigo, pero te promete lo que hará en el día de mañana. Dios siempre le dio una visión de futuro a todo aquel con quien Él habló. Abraham sale de tierra de su padre, para mirar el futuro; Dios le dice que le va a dar la tierra prometida. Más adelante, le aclara: Dentro de 400 años, tus generaciones van a poseer esa promesa. Por lo tanto, Abraham caminó por la tierra con la promesa del futuro, del mañana; mirando, no el hoy; mientras miraba el futuro y miraba a Dios, cada paso que daba, prosperaba y progresaba.
La gente con pobreza mental y emocional, vive siempre en el ahora, pensando cómo resolver el ahora, cómo economizar hoy. Esa es la diferencia entre un comerciante y un empresario; el empresario está dispuesto a asumir una pérdida en una transacción hoy, para salvaguardar una relación con un cliente para el mañana; mientras el comerciante no mira al futuro, sino que prefiere no perder hoy en esta transacción. De la misma manera, en las relaciones, hay quienes no pueden ver en la relación hacia el futuro, y te tratan como si hoy fuera el único día que te fuera a ver. Pero, la gente que prospera, entiende que las promesas de Dios son para el futuro, para el mañana; la manifestación de las promesas de Dios es para mañana; por lo tanto, comienzan a tener sueños, visiones; miran sus relaciones y sus finanzas no por el hoy, sino por el mañana; invierten su dinero hacia el mañana, hacia el futuro.
Por supuesto, esto no se puede hacer sin un factor muy importante.
“9 No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.” Gálatas 6:9
Tienes que aprender a mirar hacia el futuro, a disfrutar el hoy, pero no vivir para el hoy, sino para el mañana; vive el hoy, y piensa en el futuro, en los resultados, en las promesas de Dios. Vive el hoy, disfruta el hoy, estás en el presente, pero no vivas en el presente, vive para lo que Dios te prometió. Pero esto no puede ocurrir, si tú no tienes paciencia. Esto no se da, si tú no haces lo que dice Gálatas 6; tienes que tener paciencia para cosechar en el futuro. Si no tienes paciencia, te cansas; y, si te cansas y desmayas, cancelas tú mismo tu cosecha.
Una de las razones por las que se hace muy complicado para algunos el mirar el mañana es porque tiene poca paciencia, no han aprendido a esperar en el Señor. No puedes prosperar, progresar, si no tienes paciencia; y, si la paciencia no hace la obra completa en ti.
Vive en el presente, disfruta y vive lo que tienes hoy, pero vive para el mañana; que tus acciones del presente sean sabiendo que estás creando un futuro; pero tú no podrás vivir para ese presente y para ese futuro, si no aprendes a tener paciencia, y a confiar en que tendrás resultado.
Cambia tu manera de pensar, visualízate hacia el futuro y ver todo lo que Dios tiene para ti.