Deseo transmitirles una reflexión que nace de mi propia experiencia, experiencia que he debido aprender ‘a la mala’, y que espero ustedes lo hagan ‘a la buena’, o sea, sin tanto dolor. Sin embargo, el dolor suele ser un maestro efectivo para quienes le permiten enseñarles.
Iniciaré con la exposición de un versículo bíblico, luego describiré su contexto histórico y explicación, para finalmente terminar con una aplicación para nuestros días. Ahí voy.
EL VERSÍCULO
«Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, a todos los de la cautividad que hice transportar de Jerusalén a Babilonia: Edificad casas, y habitadlas; y plantad huertos, y comed del fruto de ellos. Casaos, y engendrad hijos e hijas; dad mujeres a vuestros hijos, y dad maridos a vuestras hijas, para que tengan hijos e hijas; y multiplicaos ahí, y no os disminuyáis. Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz» (Jeremías 29:4-7).
EL CONTEXTO
El profeta Jeremías vivió entre los años 650 y 586 a.C. Su ministerio profético se concentró en el Reino del Sur, Judá. Este reino sufrió tres deportaciones, en cada una de ellas Babilonia arremetió contra Jerusalén llevando muchos judíos a tierra caldea como esclavos. La primera deportación fue en el 605 a.C. (aquí Daniel y sus tres amigos fueron llevados prisioneros), la segunda fue en el 597 a.C. y la tercera ––y más desastrosa–– fue en el 586 a.C. El libro de Jeremías, específicamente el capítulo 29, versos 1 al 32 es una carta que el profeta envió a los deportados del 597, se las hizo llegar hasta el país mesopotámico para que fuese leída por los exiliados. En esa carta les aconseja construir casas en Babilonia y vivir en ellas, plantar huertos y comer de sus frutos, casarse y tener hijos y más aún, les dice que procuren el bienestar del lugar donde residían. O sea, ‘hagan su vida normal en Babilonia’. ¿No les parece extraño esto?
LA EXPLICACIÓN
Los judíos exiliados del 597 a.C. tenían dos opciones. La primera era enojarse con Dios porque no los había liberado del enemigo y deprimirse hasta el punto de dejarse morir dejando que ‘Babilonia los consumiera’. La segunda opción era “prosperar en medio de la adversidad”. Y fue eso justamente lo que Jeremías les dijo en su carta: «¡Levántense a pesar de las caídas!». El profeta sabía -porque Dios se lo había revelado- que ese cautiverio era para largo, duraría varias décadas y no cuestión de días como algunos falsos líderes estaban diciendo para animar al pueblo, dándoles falsas esperanzas (el exilio duró 70 años aproximadamente). De ahí que la recomendación de Jeremías era sabia: Acomódense porque el viaje tardará mucho.
APLICACIÓN HOY
La recomendación que el profeta hace a los judíos cautivos podemos aplicarla a nosotros también. ¿Saben por qué? Porque la vida muchas veces se torna como un cautiverio: La opresión nos rodea, los problemas nos acorralan, las angustias vienen, las pruebas duran mucho más de lo que pensábamos y a veces acabamos viviendo una vida que no queríamos (lo cual me recuerda que ‘en la vida no siempre se da lo que deseamos o lo que planificamos’). ¿Qué hacer cuando Babilonia nos exilia? Se los diré con un adagio popular: AL MAL TIEMPO BUENA CARA. O sea, aprendamos a estar conscientes de nuestra realidad, adaptémonos a ella, pero no nos conformemos, en cambio mejorémosla. Sólo así podrás un día salir del exilio (prueba, enfermedad, crisis, bancarrota, depresión, soledad), pero mientras estés en él ––en tu condición de cautivo––, trabaja por tu futuro, no te dejes abatir por tu condición actual: CONSTRUYE, PLANTA, MULTIPLÍCATE, PROCURA EL BIEN DE TI Y LOS QUE TE RODEAN. En palabras simples pero poderosas: “Prospera en medio de la adversidad”.
Nada hay más admirable y heroico, que sacar valor del seno mismo de las desgracias, y revivir con cada golpe que debiera darnos muerte. A esto se le conoce como resiliencia (La palabra resiliencia se refiere a la capacidad de sobreponerse a momentos críticos y adaptarse luego de experimentar alguna situación inusual e inesperada. También indica volver a la normalidad).