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Prospera, a la manera de Dios

La manera en que tú generas tus finanzas debe ser una que honre a Dios. El robo no es una manera de ingresar dinero a la manera de Dios. Esa no es la forma en que Dios te quiere prosperar. Tienes que darle de comer a tus hijos, pero si robas, te expones a que te cachen, te apresen y no puedas alimentarlos más de cualquier manera; y no puedes decir que el fin justifica los medios. Aunque no te agarren, lo robado no es una bendición de Dios. La forma de Dios tampoco es a través de la suerte. No hay tal cosa como orar para que Dios te dé los números de la lotería, o te dé dinero de la suerte o de apuestas. Parecerá obvio para algunos, pero no lo es para otros. El robo es bastante obvio, pero hay cristianos para los que no es tan obvio que la suerte y las apuestas no son la manera de Dios de prosperarles. Piensan que porque diezman purifican ese ingreso; pero ningún método ilegal o inmoral de generar ingresos es la manera de Dios, sino todo lo contrario. Cada vez que tú generas dinero de forma inapropiada, o pones tu fe en el lugar incorrecto, lo que haces es asegurar la pobreza y la maldición en tu vida.

La Biblia muestra maneras de tú recibir dinero honradamente, a la manera de Dios:

El trabajo. En múltiples ocasiones en la Palabra del Señor, la Biblia nos exhorta a trabajar. Nos habla de que el vago nunca prospera. En Proverbios nos repite que, aquel que no trabaja, nunca va a avanzar. En el Nuevo Testamento, se nos dice que el que no trabaje que no coma.

Dice la Biblia que tenemos que dejar las cosas deshonestas e irnos a trabajar. En Colosenses 3:23-24, dice que hagas lo que hagas, trabajes de buena gana. Así que, no es tan solo trabajar, sino hacerlo de buena gana como para el Señor, no como para nadie en este mundo, consciente de que el Señor te recompensa con la herencia. Tú sirves a Cristo el Señor. Cuando trabajas de buena gana, ahora ese ingreso proviene de Dios. No es tu trabajo que te da el ingreso; es Dios que te recompensa por el trabajo que hiciste. Son 2 consciencias muy diferentes. Cuando ves tu salario como recompensa de aquello que hiciste, y no como recompensa de Dios, nunca harás realmente tu trabajo de forma excepcional. Esa es la gran diferencia entre el que trabaja para sí mismo o por su talento o por sus recursos, y aquel que trabaja para Dios. Si tú trabajas como para Dios, de Dios recibes recompensa. Así que, cuando tú recibes algo, aunque haya sido producto del trabajo, si tu actitud en tu trabajo es que lo haces para Dios, ahora tu recompensa proviene de Dios, y el resultado es diferente.

La multiplicación. La viuda fue donde el profeta y le dijo: Mi esposo, que era tu siervo, se metió en deudas, y se van a llevar a mis hijos como esclavos. Él preguntó que tenía ella en su casa, a lo que ella respondió: Aceite. Él la instruyó a buscar vasijas y comenzar a llenarlas, que las metiera en su casa, que comenzara a multiplicar. Cuando esta mujer multiplicó el aceite, ya no habían más vasijas, y él le dijo: Vete y vende y vive de eso. La multiplicación trajo provisión. Y muchos cristianos no han aprendido a multiplicar. Para hacerlo, se requieren varias cosas:

Tener fe. Tú tienes que creer que Dios multiplica, no que quita. El apóstol Pablo decía: Apolo sembró, yo regué, pero el crecimiento lo da Dios. Por supuesto, tienes que tener fe en que Dios va a multiplicar tu esfuerzo, tu trabajo. La fe con la que haces lo que decides, Dios la va a transformar en resultado; Dios va a traer abundancia a tu vida, multiplicación y aumento.

Sabiduría, inteligencia. Es Dios quien lo va a hacer, pero como creyente, tienes que se sabio, inteligente. En Mateo 25, se nos habla de la multiplicación de los talentos; el señor le reclamó que le hubiera dado el talento a los banqueros, para al menos tener intereses. Así que, busca a alguien que lo haga, que lo pueda multiplicar, que pueda aumentar el dinero.

Los intereses. Un ingreso genuino que Dios quiere que tú tengas es lo que tú ganas con intereses. En vez de perder dinero con intereses, pagando a las deudas, Dios quiere que tú aprendas a invertir, a ahorrar, a economizar; y hay un sinnúmero de mecanismos en diferentes países y monedas, a través de los cuales tú puedes aprender a tener intereses. Cuando tú aprendes o pones en mano de aquellos que saben, este es ingreso correcto que Dios quiere que tú tengas en tu vida. Aprende el sistema bancario, y pon las finanzas de la manera correcta en el lugar correcto.

Favor y gracia divinos. Dios no quiere que tú mendigues. Dios tiene cuidado de los mendigos, pero no te hizo a ti para mendigar, para que vivas con tu mano extendida para recibir, sino para dar. Pero hay gente que ha confundido el favor y la gracia de Dios con el ser mendigo; están siempre pidiendo, buscando que alguien haga algo a favor de ellos, alguien que ponga algo en su mano. Aunque definitivamente Dios puede transferir finanzas de otro a tu vida, no es por el acto de mendigar, sino por el favor y la gracia de Dios; un día el te dice que vayas y pidas o hagas algo, y las puertas se abren. Tú no mendigas una oportunidad en un negocio.

Tienes que ir a pedir porque a veces si no pides no llega, pero no es que estés pidiendo de favor que te ayuden; vas y pides bajo la autoridad de Dios, y Él te da favor y gracia. Esto fue lo que pasó en Éxodo 12: 35 E hicieron los hijos de Israel conforme al mandamiento de Moisés, pidiendo de los egipcios alhajas de plata, y de oro, y vestidos. 36 Y Jehová dio gracia al pueblo delante de los egipcios, y les dieron cuanto pedían; así despojaron a los egipcios. Fueron el favor y la gracia de Dios los que hicieron que hubiera esa transferencia en la vida de los hijos de Dios. Y esta es una forma genuina de recibir finanzas. Dios puede traer sobre tu vida su favor y su gracia, y traer aumento de forma sobrenatural.

Una manera en que tú aumentas, es a través de la siembra y la cosecha. En Lucas 6 dice: 38 Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo. Cuando siembras, ese dinero que llega a tu vida es una multiplicación genuina, proviene de la mano de Dios, de cumplir con los principios espirituales que provocan que hayan ingresos en tu vida.

Trabaja, multiplica, aprende la ley de los intereses, procura el favor y la gracia de Dios, no mendigues, y siembra. Haciendo esto, tus ingresos comenzarán a aumentar poco a poco.

Fuente:
pastor Otoniel Font | Puerto Rico

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