“Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. 2 Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.” 1 Juan 2:1-2
Cuando miramos, la obra más grande de Jesús en la Biblia es interceder por todos nosotros. Abogado tenemos: Jesús. Y su trabajo es interceder por nosotros, allá arriba ante el Padre. Cuando tú te paras delante de Él, Él no te ve a ti, Él ve a Jesús en ti; Él lo que ve es a Cristo en ti, que intercede. Hay quien se queja porque no ha recibido las cosechas de todas las ofrendas que han dado; Y siempre es bueno recibir la cosecha de cada buena semilla que siembras, pero de la misma manera que tal vez no has recibido todas las cosechas de todas las buenas semillas, tampoco has recibido la cosecha de todas las malas semillas que tú has sembrado. Dale gracias a Dios por todas esas veces que merecías montones de cosas que no te llegaron. Siempre vemos un lado, y no el otro; Y es Dios guardándonos, Cristo intercediendo, recordándole al Padre que él pagó el precio por ti.
¿Qué pasó con Job? Dios dejó que Job fuera tentado, porque todos somos tentados, pasamos por dificultades; Si Jesús fue tentado, tú también lo vas a ser; Pero Dios le dijo al enemigo: No lo toques, no lo mates, no puedes, jamás. Le puso un límite. Dios sabía que Job saldría de esa; Y le puso un límite al enemigo. Eso es Dios intercediendo por nosotros, llevando nuestro caso.
Por supuesto, este término de intercesión es uno muy profundo; Es uno de los momentos más bonitos que una persona puede tener; Cuando realmente intercedemos, oramos por una persona, cuando nos ponemos en la brecha. Cuando interceder por alguien, quitas el enfoque personal, egocéntrico de tu oración; Pasas tu tiempo de oración llevando la carga de otro. Es maravilloso interceder por tus hijos, pero aún en ese caso, hay un beneficio muy personal. La verdadera intercesión es cuando no hay un beneficio directo; Simplemente, tú oras por otra persona.
Hay varios principios que te llevan a un momento de intercesión correcto:
No se puede interceder si no tenemos un sincero amor y compasión por la gente. Aprende a ponerte en el lugar de otros, porque tú puedes volverte insensible porque tú eres bendecido y no te das cuenta de todo lo que están pasando otros.
“15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.” Hebreos 4:15
Lo que hace que Jesús se compadezca de nosotros, es que él pasó por nuestros problemas, dificultades y situaciones. Y tú tienes que poner tus pies en la tierra; ¿Sabes todo lo que le toma a Dios convencer a alguien de visitar una iglesia? Le toma un montón, como para que vengas tú con alguna malacrianza y lo saques de allí. Nunca podrás interceder correctamente, si tú no tienes amor y compasión por la gente. Si vives centrado en ti, Dios no puede usarte como intercesor.
Muchas veces, estamos tan pendientes a nuestro dolor, que no estamos pendientes a lo que los demás están pasando; Y Dios no te puede usar como intercesor, si tú no tienes un amor sincero y compasión por la gente.
Es vital tener una relación con Dios. Dios no puede usarte como intercesor, simplemente porque tú ores. Dice la Biblia, en Santiago 2, que Abraham era amigo de Dios. Solo un amigo tiene autoridad para interceder. Si tú no desarrollas tu relación con Dios, tu oración por otro no ser tan efectiva.
Tienes que tener claro el propósito de Dios para tu vida, que es bendecir a otros a través de ti. Todo lo que Dios ha hecho por ti, ha sido por una razón: Porque a través de ti, Él quiere bendecir la vida de otra persona.
“17 Y Jehová dijo: ¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer, 18 habiendo de ser Abraham una nación grande y fuerte, y habiendo de ser benditas en él todas las naciones de la tierra? 19 Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él.” Génesis 18:17-19
Dios dice: Abraham sabes cuál es mi propósito con él; Él va a transferir esto a sus hijos, y a los hijos de sus hijos. Abraham sabía que todo lo que Dios le daba, era porque en él serían benditas todas las familias de la tierra. Todo lo que Dios hace por ti, es porque Él quiere hacer algo a través de ti; Tienes que tener esto claro. Cuando tú estás agradecido de lo que Dios ha hecho en tu vida, llega el momento que te preguntas: ¿Qué puedo hacer yo por Dios? Y la respuesta es: Haz por otro, lo que Dios ha hecho por ti. Lo que Dios te dio a ti, es para que tú lo pases a otro.
Tienes que quitar tus motivos personales durante el tiempo de intercesión. Tú no puedes estar esperando sacar algo de la persona por la que oras. Cuando tú intercedes, tú te llevas la carga, pero no es que vas a sacarle en cara lo que estás haciendo. Mejor ni se lo digas. Cuando tú ores por alguien, hazlo porque Dios te inspiró a que lo hicieras.
Tienes que estar consciente de la autoridad que tienes de mover el cielo a tu favor y a favor de otra persona. Tu oración a Dios tiene efecto, tiene influencia. Dios escucha la oración de cualquiera, Él no tiene gente especial en ese sentido, pero hay gente que se hace especial para Dios; Y, si tú has desarrollado tu relación con Dios, Él va a mirar tu oración de manera diferente. Tus palabras cargan un peso mayor que las de otra persona. Tú mueves el cielo con tus palabras, cuando oras con esta consciencia. Cuando Dios te llame a orar por alguien, hazlo con autoridad.
Pídele a Dios que te dé un amor genuino por los que están a tu alrededor.