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Principios de la buena y mala enseñanza

Particularidades Escriturales
La Biblia es el libro de Dios, es el libro sagrado de los cristianos, y revela las verdades que comprenden principios y leyes del Reino de Dios. Lo que significa que todas sus enseñanzas son fieles y verdaderas. Ya que Pablo dice a Timoteo: Toda la escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. (1Tim. 3:16-17). Y Pedro dice: porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo. (2P. 1:21). Y en cuanto a la verdad de la palabra de Dios, Jesús dijo: santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad (Jn. 17;17).

Pablo dice a Tito en referencia a los requisitos de los obispos: retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen (Tito 1:9). Significa que buena enseñanza es toda la Biblia y los maestros verdaderos son aquellos que además de enseñar la sana doctrina, viven de acuerdo a ella. Porque no puede estar dividido el corazón, enseñar la verdad y vivir la mentira, la Biblia y el cielo lo reprueba. Los tales caen en el plano de falsos maestros aunque enseñan la verdad, porque no viven esa soberana verdad de justicia.

La mala enseñanza no tiene que ver con la Biblia, sino con el hombre que la enseña, distorsionando la verdad escrita. Pedro alude a Pablo indicando la sabiduría que le ha sido dada y que conforme a ella os ha escrito. Entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras escrituras, para su propia perdición así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza. (2 P. 3:15-17), pasaje demasiado entendible y claro. De los falsos maestros y falsas enseñanzas dicen los apóstoles en: 1Tim. 1:3-7, 4:1-5; 2Tim. 4:3-5, 2P 2:1-22; Jn. 4:1-6 y Judas 1:3-16.

Los cristianos sinceros estamos comprometidos con la sana enseñanza, que se separa de las distorsiones en que han caído muchos en el día de hoy. Nada nuevo, porque en cada generación dentro de la obra de Dios siempre se han levantado falsos profetas y falsos maestros que usan la fascinación y el encantamiento para engañar los ingenuos y a muchos que están llenos de morbosidad y ansiedad por oír los nuevos inventos que estos demonios tienen que decir. Decimos con el apóstol Pablo: Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: conoce el Señor a los que son suyos; y apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo. (2 Tim. 2:19).

La Buena Enseñanza

Comprende en la consideración literal de la Biblia en su lectura y estudio. Aunque es obvio que la Biblia tiene muchas figuras de dicción, uso acostumbrado por los pueblos del cercano y lejano oriente.

La buena enseñanza se fundamenta en considerar la Biblia su propio intérprete, la correlación de los textos bíblicos aclara pasajes con poca claridad.

La buena enseñanza descansa en una relación íntima del maestro con el Espíritu Santo, quien es el inspirador de las sagradas escrituras y el iluminador de sus dichos y declaraciones.

La buena enseñanza de la Biblia fluye del sosegamiento, la concentración, la cultivación de espiritualidad verdadera, disciplina dedicación de tiempo, respeto, sensibilidad reflexiva, entendimiento vivo y la habilidad intuitiva del que enseña.

La buena enseñanza se desprende del hecho, de ser guiado por el espíritu de Dios a ir mas allá de la letra de la palabra y tocar el espíritu de la palabra (Jn. 6:63), para llevar a los oyentes a la esencia misma, al corazón mismo de la verdad y activar la vida de la palabra.

La llave de la ciencia de Lc. 11:52, es la llave que usa el creyente fiel, bajo la guianza del Espíritu Santo, quien abre las escrituras y el entendimiento del que estudia la palabra y hace fluir la ciencia de las escrituras para provecho y edificación de quien la enseña, y de quienes escuchan con humildad de corazón y espíritu enseñable.

Enseñar la palabra con frescura, belleza, ciencia, revelación, y con riqueza de espiritualidad verdadera, asegura la edificación y el provecho de los oyentes. Alimento que lleva al crecimiento espiritual, en dirección de la cultivación de una estatura que se aleja de los primeros pasos del evangelio.

La buena enseñanza depende del Espíritu Santo que revela la palabra, para que quién estudia tenga buen entendimiento espiritual, y cuando la enseña haga fácil lo difícil, use un lenguaje apropiado, práctico y entendible, que conlleve claridad y que los oyentes tengan un entendimiento ágil. El oído abierto (horadado) y un espíritu enseñable. De donde fluye la riqueza de la ciencia del Reino de Dios, es únicamente de lo espiritual, lo que no podía ser mezclado con ideas humanas, caprichos, sentimientos y cosas del folklore. Lo enseñable a considerar proviene de las sagradas escrituras solamente, la Biblia es suficiente y completa y tiene todo lo que el hombre necesita saber de su origen, presente y destino.

La buena enseñanza se fundamenta en considerar seriamente que todas las verdades proclamadas en la Biblia, son verdades absolutas y no relativas. Principio que cierra el camino a la manipulación humana e interesada del texto sagrado.

La buena enseñanza es como un tren cuyos rieles son el propósito de Dios en Cristo Jesús, a través de la historia de la salvación, en la cual el segundo en la santísima trinidad, Jesús, el ungido del Señor es el gran protagonista.

La Mala Enseñanza

Enseñar una doctrina diferente se distingue de la buena enseñanza, que la buena doctrina es de la misma clase (allos), pero la mala enseñanza es diferente (heteros), lo que significa que es contraria a la fe verdadera. (1Ti. 1:3 y 6:3).

La mala enseñanza se origina y se desarrolla en los falsos maestros, quienes tuercen las sagradas escrituras para su propia perdición y de los que siguen sus engaños y mentiras.

El falso maestro es el engañado por satanás, porque la palabra de Dios es perfecta (Sal. 19:7), y útil para todo lo de buen nombre, para toda buena obra en quienes la enseñan y la reciben con verdad. (1Ti. 3:15-17).

Los falsos maestros niegan verdades fundamentales del evangelio, en cambio sirven malas enseñanzas, controversiales, perniciosas y heréticas que producen confusión, divisiones y perdición.

A muchos creyentes engañados les atrae unirse a las causas exóticas de los falsos maestros cuya estampa está impregnada en la mala enseñanza. No debemos de tener comunión espiritual con falsos maestros ni con sus confundidos seguidores.

Hay un común denominador en todos los engañadores que sirven falsas enseñanzas de las escrituras, y es que “toman lo de Dios como fuente de ganancia”, son inmorales, codiciosos en extremo y aman el lucro, su dios es el dinero (mamón), manipulan la gente para lograr sus fines egoístas (2P. 2:1-3).

Los mensajeros de falsas enseñanzas que se han infiltrado en la obra de Dios se distinguen por su carácter sensual. Tienen dos grandes males: falso estilo de vida moral y falsas creencias, lo que implica falsas y malas enseñanzas.

Las malas enseñanzas se desprenden de falsas doctrinas: que es torcer y distorsionar lo que la Biblia dice y las herejías del griego “Haireseis” que es hacer una preferencia basada en una opinión o sentimiento, lo que degenera en falta de unidad, afiliarse a un bando, tener diversidad de creencias, crear disensión y sustituir la verdad con opiniones arbitrarias. (1P. 2:1).

La doctrina de Balaán en la iglesia de Pérgamo (Ap. 2:14), era enseñar a Israel a comer cosas sacrificadas a los ídolos y a fornicar. En tanto que la doctrina de los nicolaitas (Ap. 2:15), llevaba a la idolatría y a la inmoralidad, y la doctrina de Jezabel enseñaba a seducir a los creyentes a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos en la iglesia de Tiatira. Ayer como hoy los instrumentos del infierno de la mala enseñanza están presentes para destruir la vida de justicia y santidad de creyentes ingenuos, que son sorprendidos con la tramposería de los falsos maestros.

La mala enseñanza fascina a los oyentes que la aceptan como buena enseñanza, pero el resultado es destrucción, radicalismo rancio, locura religiosa, ceguera espiritual, confusión bloqueo de la mente, dureza de corazón y embotamiento del entendimiento.

Reflexión Final

Tenemos que volver a la palabra de Dios, y no aceptar enseñanza que no esté sustentada genuinamente en la palabra. Pedro dice: Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén. (1 Pedro 4:11). Y Pablo dice a los Corintios: Ahora pues, hermanos, si yo voy a vosotros hablando en lenguas, ¿Qué os favorecerá, si no os hablare con revelación, o con ciencia, o con profecía, o con doctrina? (1Co. 14:6). Y reitera: ¿Qué hay, pues hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene Salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación (1Co. 14:26). Y a los Colosenses dice: A quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es

Cristo en vosotros, la esperanza de gloria a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre. (Col. 1:27-28).

El Señor nos dé entendimiento de estos pasajes para que seamos edificados en el conocimiento de leyes y principios del Reino de Dios, a fin de que seamos vasijas útiles en su servicio y que sigamos firmes en la verdad del evangelio en el cual hemos sido instruidos y perseveremos. Gracia, misericordia y paz de Dios.Bendiciones.

Fuente:
Pastor Luis Alberto Reyes

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