1 Samuel 7:33 Habló Samuel a toda la casa de Israel, diciendo: Si de todo vuestro corazón os volvéis a Jehová, quitad los dioses ajenos y a Astarot de entre vosotros, y preparad vuestro corazón a Jehová, y sólo a él servid, y os librará de la mano de los filisteos.
Cada día que los cristianos nos reunimos en nuestras iglesias y con toda seguridad hemos preparado muchas cosas, en casa preparamos nuestra ropa y nuestra Biblia, nos preparamos para lucir bien en la casa de Dios, en la iglesia los pastores, diáconos y servidores preparamos el sonido, la limpieza del templo, las sillas, los lugares donde saldremos a evangelizar, etc., pero ¿hemos preparado nuestro corazón?
Muchas veces preparamos tantas cosas que se nos olvida preparar lo principal, lo que Dios mira, pues todo lo demás es importante: el vestuario, el uniforme de servidor, las sillas bien ordenadas, el templo bien limpio, el sonido bien regulado, etc pero la palabra de Dios nos declara que es lo que Dios verdaderamente mira de nosotros (1 Samuel 16:7)
¿Qué significa preparar el corazón para Dios?
SIGNIFICA QUITAR DE NUESTRO CORAZON LA INCREDULIDAD (HEBREOS 11:6)
El que se acerca a Dios se tiene que acercar con fe, creyendo en el y en lo que el puede hacer, en su poder y sus maravillas para nuestra vida.
El que busca a Dios con incredulidad lo desagrada, lo ofende, para Dios un corazón incrédulo es un corazón malo (Hebreos 3:12)
Tenemos que saber que si algo frena el fluir del poder de Dios en nuestra vida es la incredulidad (Marcos 6:4-6)
La incredulidad no se manifiesta en los cristianos en no creer en Dios, pues nosotros hemos creído y conocemos que el es nuestro Dios y nuestro salvador, sino que se manifiesta cuando:
No oramos, es no creer que él nos responde.
No leemos su palabra, es no creer que él nos habla.
No lo adoramos, es no creer que el nos escucha.
No nos arrepentimos, es no creer que el nos ve.
La incredulidad es algo grave y desagradable para Dios pues significa tener la idea que nuestro Dios es semejante a los ídolos que no oyen, no ven y no hablan, pero no es así, EL ESTA VIVO.
SIGNIFICA ESTAR DISPUESTOS PARA DIOS (SALMO 108:1)
La palabra dispuesto, del hebreo “Kun” que significa estar erguido listo, esperando una orden, en nuestro diccionario significa: Estar preparado para ser utilizado, estar decidido para hacer algo, que tiene buena actitud para hacer algo.
Cuando venimos delante del Señor tenemos que venir con el deseo de escuchar sus mandatos para nuestra vida, estar dispuestos a decir tal como el profeta Isaías: “Heme aquí envíame a mi” (Isaías 6:8)
Tenemos que venir con la disposición de aceptar su corrección para nuestra vida, como barro en su mano, con la disposición de ser moldeados por el Señor por medio de su palabra y su poder.
Un corazón dispuesto acepta con humildad la reprensión de Dios (REPRENSION: desaprobación que se le hace a una persona a causa de su actuación o su comportamiento) (Proverbios 17:10)
Lo contrario a tener un corazón dispuesto es tener un corazón endurecido, no dispuesto a cambiar, sin disposición de realizar ningún cambio en su vida, sin ninguna disposición de aceptar sus errores ni de dejarse moldear por el Señor y eso lleva a una vida de fracaso (Jeremías 7:24)
SIGNIFICA RECONCILIARNOS CON NUESTRO PROJIMO (MATEO 5:21-24)
Es triste, pero es una realidad que muchos cristianos venimos delante del Señor pidiendo misericordia, pidiendo su ayuda, pidiendo su favor para nosotros, pero se nos olvida que nosotros no hemos tenido misericordia de nuestro prójimo, hemos sido ofensivos, los hemos tratado con violencia, hemos dañado con nuestras palabras sin misericordia, y ese prójimo que hemos dañado y ofendido quizás son nuestros hijos, o nuestra esposa, o nuestros padres.
Quizás ese prójimo tiene algo contra nosotros porque no quisimos ayudarle cuando nos necesitó, pero nosotros venimos a pedir la ayuda de Dios y su favor, y nosotros hemos negado nuestra ayuda teniendo los medios para poder ayudar.
Si queremos que nuestro corazón este preparado para presentarse delante del Señor tenemos que ponernos a cuenta con nuestros prójimos que hemos dañado, tenemos que reconciliarnos por medio del perdón.