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Preparando el Camino del Señor. Un Llamado a la Consolidación y Restauración

ISAÍAS 40:1-5 Consolaos, consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios. 2 Hablad al corazón de Jerusalén; decidle a voces que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado; que doble ha recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados. 3 Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios. 4 Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane. 5 Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado.

La palabra «consolar» significa aliviar el dolor o la aflicción de una persona. La aflicción y la angustia son cargas pesadas en nuestra vida. Muchos de nosotros venimos esta noche con la mente y el corazón cargados por los problemas que estamos enfrentando. Por eso, necesitamos alivio para nuestras cargas, alivio para nuestro dolor y consuelo para nuestras aflicciones.

En el versículo 1, el Señor nos hace un llamado: «Consolaos, consolaos, pueblo mío…». Pero quizás nos preguntamos: ¿cómo?

¿Cómo podemos encontrar consuelo en medio de nuestras pruebas? ¿Cómo podemos consolarnos en medio de nuestras enfermedades, pobrezas y dificultades?

En los versículos que hemos leído el Señor nos da varias razones para que cada uno de nosotros pueda hallar consuelo y alivio en medio de nuestras dificultades.

I. TU SUFRIMIENTO TIENE FECHA DE VENCIMIENTO
(v. 2 A) Hablad al corazón de Jerusalén; decidle a voces que su tiempo es ya cumplido

Una de las preguntas que más nos hacemos cuando estamos afligidos es: ¿cuándo terminará todo esto? ¿Cuándo saldré de esta situación? A veces pensamos que nunca saldremos de lo que estamos viviendo.

Pero el Señor le dijo al pueblo de Israel: «Su tiempo es ya cumplido». Tenían que estar en cautiverio 70 años, ni uno más, ni uno menos.

Dios conoce exactamente cuánto tiempo durarán nuestras aflicciones. Podemos estar seguros de que un día Él cambiará nuestra situación para bien. Nuestro problema tiene fecha de vencimiento.

Solo debemos ser pacientes, no rendirnos, no dejar de creer, ni perder la confianza y la esperanza. Aun en la noche más oscura, siempre habrá un precioso amanecer.

II. TUS PECADOS HAN SIDO PERDONADOS
(v. 2 b) Hablad al corazón de Jerusalén; decidle a voces que su tiempo es ya cumplido, QUE SU PECADO ES PERDONADO; que doble ha recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados.

El pueblo de Israel había sufrido a causa de su rebelión e idolatría, pero el Señor les dijo que su pecado había sido perdonado. La deuda ya estaba saldada.

Quizás algunos esta noche están sufriendo en silencio, reconociendo que su aflicción es consecuencia de sus pecados. Nadie más lo sabe, solo Dios y cada persona.

Pero esta noche, el Señor te dice: «¡Tu pecado ha sido perdonado!» Deja la carga de culpabilidad, porque tu pecado ha sido limpiado por la sangre de Cristo.

III. LA GLORIA DEL SEÑOR SE MANIFESTARÁ EN TU VIDA
(v. 5) Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado.

Dios se manifestará con poder en nuestra necesidad, en nuestra enfermedad, en nuestra economía, y en todas nuestras circunstancias.

Lo que Dios hará será tan evidente que nadie podrá negar que Su mano estuvo sobre nosotros.

Solo necesitamos ser humildes, seguir caminando en integridad y corregir lo que haya que corregir (Vs. 3-4).Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios. 4 Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane.

IV. LAS PROMESAS DEL SEÑOR PERMANECEN PARA SIEMPRE
(vs. 7-8) La hierba se seca, y la flor se marchita, porque el viento de Jehová sopló en ella; ciertamente como hierba es el pueblo. 8 Secase la hierba, marchitase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.

Todas las situaciones de nuestra vida pueden cambiar. Las personas pueden fallarnos, pero la palabra de Dios nunca cambia. Su palabra permanece para siempre.

La palabra del Señor es nuestra fortaleza, nuestra esperanza y nuestra seguridad.

CONCLUSIÓN.
Cuatro razones nos da la palabra de Dios para tener consuelo, y aún nos ofrece una más (Vs 10) He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder, y su brazo enseñoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de su rostro. el Señor viene a tu auxilio, Él viene a ayudarte, ¡viene con poder! ¡Aleluya!

 

Fuente:
PASTOR OSCAR FLORES | EL SALVADOR

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