ÉXODO 15:22-27 22 E hizo Moisés que partiese Israel del Mar Rojo, y salieron al desierto de Shur; y anduvieron tres días por el desierto sin hallar agua. 23 y llegaron a Mara, y no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas; por eso le pusieron el nombre de Mara.24 Entonces el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de beber? 25 y Moisés clamó a Jehová, y Jehová le mostró un árbol; y lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron. Allí les dio estatutos y ordenanzas, y allí los probó; 26 y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador. 27 Y llegaron a Elim, donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmeras; y acamparon allí junto a las aguas
Seguramente miles o millones de personas en el mundo se han hecho esta pregunta en todo el año que acabamos de terminar y también en este nuevo año que estamos comenzando y que enfrentando una crisis llamada pandemia la cual parecería que en lugar de terminar va tomando más fuerza.
Seguramente esta pregunta también se la hizo el pueblo de Israel cuando después de haber salido de Egipto y de pasar el Mar Rojo llevaban tres días caminando en el desierto sin encontrar agua y llegaron a una fuente de aguas, pero no se podían beber porque las aguas de esa fuente eran amargas.
El texto que hemos leído nos dice que al llegar a ese lugar de aguas amargas el pueblo se quejó, y murmuró contra Moisés, y seguramente se preguntaban ¿Porque Dios ha permitido esto? ¿Porque Dios permitió que llegáramos aquí?
Y esa pregunta parecería tener mucha lógica, terrenalmente hablando, pues el mismo texto que hemos leído nos muestra que después que salieron de las aguas de Mara, llegaron a un precioso Oasis llamado Elim, en el cual había doce fuentes de aguas y setenta palmeras, entonces, si Dios conoce el camino, si Dios sabía que había un oasis de agua fresca y un lugar delicioso de descanso más adelante, ¿Porque no los llevo directamente ahí?
Seguramente todos hemos dicho o escuchado la frase: “Después de la prueba está la bendición” pero, ¿porque no podemos llegar directamente a la bendición sin pasar primero por la prueba?
La respuesta la encontramos en este mismo texto que leímos para comenzar:
PRIMERAMENTE, TENEMOS QUE TENER ALGO BIEN CLARO EN NUESTRA VIDA: En el camino de nuestra vida siempre vamos a encontrarnos en algún momento con las aguas amargas, esos momentos de la vida que se les llama “Trago amargo” esas aguas amargas pueden ser una enfermedad, tiempos de escasez económica, tiempos de abandono y soledad, el dolor por la pérdida de alguien que amamos, crisis sociales o mundiales como las que nos está tocando vivir actualmente.
RESPONDAMOS ENTONCES: ¿Porque Dios ha permitido esto? ¿Porque Dios permitió que llegáramos aquí?
I) PARA QUE PUDIÉRAMOS EXPERIMENTAR SUS MARAVILLAS EN NUESTRA VIDA (VS 25) Y Moisés clamó a Jehová, y Jehová le mostró un árbol; y lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron. Allí les dio estatutos y ordenanzas, y allí los probó;
El pueblo de Israel en las aguas amargas de Mara pudo ver y experimentar un milagro del Señor para sus vidas, esas aguas que no se podían beber por ser amargas, el Señor las endulzó, el Señor las transformó.
Dios hizo para ellos algo que nadie más podía hacer, el Señor les mostró su amor y su misericordia cuando no había nadie más que les pudiera ayudar, ellos estaban cansados y sedientos, estaban en una situación crítica, totalmente impotentes ante esa situación, pero Dios llegó para rescatarlos, para hacer para ellos algo extraordinario.
Igualmente, en nuestra vida el Señor permite esas situaciones de crisis, de impotencia, para que podamos experimentar su poder, su amor y su misericordia, que podamos comprender que cuando nadie puede ayudarnos, cuando parece que ya no hay esperanza él NUNCA NOS ABANDONA.
II) PARA QUE NUESTRO CORAZÓN ESTÉ SENSIBLE A SUS ENSEÑANZAS Y A SUS PROMESAS (VS 26) y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador.
En ese lugar de amargura, de crisis y aflicción el Señor le dio a su pueblo enseñanza para su camino hacia la tierra prometida, pero también les dio una promesa preciosa de sanidad y protección.
Definitivamente que nuestro Dios conoce el camino perfecto, él sabe cómo hacernos llegar a la bendición, para hacernos llegar a Elim, a ese lugar de refrigerio, de descanso y paz, él no se ha equivocado de ruta al hacernos pasar por las aguas amargas de Mara, pues él también conoce cómo está nuestro corazón, y sabe que muchas veces nuestro corazón está endurecido, lleno de soberbia, de indiferencia, de vanidad.
Y es en esos momentos de la vida en los cuales no comprendemos porque Dios los ha permitido donde nuestro corazón se vuelve sensible a la voz de Dios, a su amor, a su voluntad, y también se vuelve sensible y receptivo a sus promesas para nosotros.
CONCLUSIÓN: Dios conoce el camino por donde nos tiene que llevar, y si en este momento él ha permitido que lleguemos a las aguas amargas de Mara en nuestra vida es por un propósito de bendición, de aprendizaje, de consuelo, y de revelación para nuestra vida, ya que ahí él Señor se manifestó como Jehová tu sanador. Algo nuevo Dios revelará en tu vida, solamente tienes que confiar.