Si tú no ves tu talento, tu llamado, como algo ordinario que Dios puede usar de forma extraordinaria, nunca podrás hacer lo que Dios quiere que tú hagas. El mundo quiere que tú menosprecies lo que tienes. Moisés quería algo que hiciera que le creyeran, y Dios le dice: Te voy a devolver la misma vara, pero te voy a mostrar lo que hay dentro. Así que ahora caminaría con confianza. Lo que va a hacer que el mundo crea, no es que vean lo que la vara hace, sino que tú vayas con confianza sabiendo lo que tu vara puede hacer.
Con aquella vara, el agua se convirtió en sangre, cayó granizo, salieron ranas; Pero un día Moisés llegó frente al mar Rojo, y el pueblo comenzó a llorar y decir: ¿Por qué nos traes aquí para que muramos? Y Moisés fue donde Dios, y Dios le dijo: ¿Por qué clamas a mí? Muchas veces se nos dice: Clama a Dios. Y hay muchas veces que tenemos que hacerlo, pero hay veces que Dios lo que te dice es: ¿Por qué clamas a mí? Eso fue lo que Dios le dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Diles a los hijos de Israel que marchen.
Deja de estar llorando, quejándote, lamentándote. Camina. Marcha. Somos de los que creemos que tienes que orar, pero también llega un momento en que tienes que marchar, tienes que hacer algo. Deja de esperar que Dios te dé dirección. Camina. ¿No sabes para dónde? Camina. ¿Ya oraste? ¿Ayunaste? Pues ahora sal y haz algo. Y Dios le añadió a Moisés: Y tú, alza tu vara. En otras palabras: ¿Tú no viste que esa vara cambió agua en sangre, sacó ranas, trajo granizo? Con lo que tienes, has podido vivir, alimentarte hasta ahora, pero se te ha metido en la cabeza que las cosas cambiaron y que ahora no te alcanza. Y aún si hay cosas que han cambiado, tú tienes que usar lo que tienes en tu mano porque es lo que tienes en tu mano lo que hace que el milagro ocurra. Con la misma vara que convertiste agua en sangre e hiciste que granizo saliera, con esa misma vara es que tienes que marchar.
“15 Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen. 16 Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco.” Éxodo 14:15-16
Si vamos a ser espirituales, pensaríamos que Dios dijo: Alza tu vara, y yo dividiré el mar. Pero Dios dijo: Divídelo. ¿Quién dividió el mar entonces? Moisés, con la vara que Dios le dio. No hay problema tan grande que tú tengas hoy que, la vara que Dios te dio, Él no la pueda usar para cambiarlo. Lo único que Dios puede usar para hacer el milagro es aquello que Él te ha dado. No menosprecies el talento que tienes, la vara que Dios te dio porque es con ella que tú vas a abrir el mar que está delante de ti hoy.
Pablo le dijo a Timoteo: Deja de llorar; Aviva el fuego del don que Dios te dio. Hoy Dios te dice: La única forma que tú callas a tus enemigos es haciendo lo que yo te mandé a hacer. Así que, deja de estar llorando y recuerda el don de Dios que hay dentro de ti, y del llamado por la imposición de manos, recuerda la fe que te ha sido enseñada, recuerda para lo que has sido llamado, y ve y hazlo.