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Por la Palabra y por tu Espada

10 Jehová vuestro Dios os ha multiplicado, y he aquí hoy vosotros sois como las estrellas del cielo en multitud. 11 ¡Jehová Dios de vuestros padres os haga mil veces más de lo que ahora sois, y os bendiga, como os ha prometido!”  Deuteronomio 1:10-11

Dios los había bendecido, pero mil veces más representaba el entrar a la tierra prometida, cosa que aún no habían alcanzado.  En este capítulo Moisés les recuerda que Dios les había dicho que llevaban bastante tiempo ya dando vueltas en el mismo lugar, que fueran y entraran a la tierra prometida.  Estuvieron cuarenta años en un camino que debió tomar unos once días.  En la Biblia, el once es un número incompleto; el doce representa gobierno, capacidad, la tierra prometida.

Cuando van a pasar a la tierra prometida, Dios le dice a Josué que estaría con él como estuvo con Moisés, pero la nube que dirigía al pueblo no se movió; Josué tuvo que caminar sin que la nube se mueva.  El mar se abrió y ellos caminaron en seco, pero en el río Jordán, ellos tuvieron que entrar y mojarse los pies.  Tan pronto entraron a la tierra prometida, el maná cesó.  Así que, Dios le dice que va a estar con Él como con Moisés, pero la manifestación fue diferente.  Para colmo, cuando Josué va a entrar en la tierra prometida, Dios no le da una vara como se la dio a Moisés.  Así que, lo único que tiene Josué para entrar a la tierra prometida es el libro de la ley y una espada.  Pero en la iglesia todavía quieren vivir con la vara de los milagros, y no caminar por la ley y la espada.  Y tú no entras a la tierra prometida con la vara de Moisés; tú entras con la Biblia y con la espada.

8 Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.”  Josué 1:8

Luego de esto, Josué se enfrenta a un hombre que tiene su espada desvainada, Josué saca su espada y pregunta: ¿estás conmigo o contra nosotros?  Y el hombre le dice: no se trata de si yo estoy contigo, es si tú estás conmigo porque llegó el momento en que Dios va a conquistar esta tierra; ¿tú estás conmigo?  Así que lo único que tuvo Josué fue la palabra.  No es que no viera milagros, pero no los vio a través de una vara, sino a través de la palabra y de la espada.  Y si tú quieres entrar en mil veces más en tu vida, tienes que soltar la vara y comenzar a vivir por la palabra y por tu espada.  Así que comienza a creer esto ya pelear.  Cree, saca la espada y lucha.

Hay iglesias expertas en la vara de los milagros.  A otras nos gusta vivir por el esfuerzo de vivir por lo que dice la palabra.

34 Y oyó Jehová la voz de vuestras palabras, y se enojó, y juró diciendo: 35 No verá hombre alguno de estos, de esta mala generación, la buena tierra que juré que había de dar a vuestros padres,”  Deuteronomio 1:34-35

Moisés, luego de decirles que Dios les haga mil veces más de lo que ahora son, ahora les recuerda que Dios se enojó y por lo que sus padres dijeron, Dios dijo que no verían la buena tierra.  Tus ideas y tus acciones tienen consecuencias.

Dios es misericordioso, pero tus acciones tienen consecuencias.  Moisés les dice: Dios te haga mil veces más, pero recuerda que tus padre no entraron, no por culpa de Dios, sino de ellos mismos.  Porque si algo malo tiene la sociedad es que todo lo que les pasa ahora es culpa del gobierno, de Dios o del diablo.  En la iglesia, se nos enseñó que todo era el diablo.  No pudiste llegar a la iglesia porque se te explotó la goma porque había un clavo, “el diablo no quería que tú llegaras a la iglesia hoy”.  El diablo no; el sinvergüenza de tu vecino que dejó un clavo en la cuneta irresponsablemente, sin importar la consecuencia que podía tener en tu goma.  No fue el diablo que puso el clavo allí, sino tu vecino que vive irresponsablemente sin importar lo que pase a los demás, sin darse cuenta que te pueden arruinar ir a la iglesia o al trabajo por un clavo que dejaron irresponsablemente.  Y si no eres de los que cree que fue el diablo, entonces “Dios te está procesando”.  No.  Tu vecino irresponsable dejó el clavo allí.  Pero no fue Dios.  Tus acciones tienen consecuencias.  No fue el gobierno, pero en esta sociedad que vivimos, los demás siempre tienen la culpa de lo que pasa.  Nadie aquí hace nada.

Así ha sido a través de la historia.  Cuando Adán peca y Dios lo llama a capítulo, ¿a quién le echa la culpa?  Él dijo: la mujer que tú me diste.  Cuando Dios fue donde Eva, ella dijo: fue la serpiente.

El libro de Deuteronomio es uno donde lo primero que se enseña es: tus acciones tienen consecuencias.

36 excepto Caleb hijo de Jefone; él la verá, y a él le daré la tierra que pisó, y a sus hijos; porque ha seguido fielmente a Jehová.”  Deuteronomio 1:36

Fíjate cómo comienza ese verso.  La tierra prometida no es para todo el mundo.  Es para las excepciones.  De dos millones de personas que se les dijo que entrarían, ninguna iba a entrar por culpa de ellos mismos.  Esto, excepto Caleb.

Nuestros mensajes no son para las masas, sino para las excepciones.  Este mensaje no se predica en todas las iglesias, sino a gente que son la excepción.  Hay un montón de gente que, por su culpa, no van a entrar, pero hay gente que son la excepción y que van a entrar en la tierra prometida, en lo que Dios les prometió porque no son del montón, no piensan igual, tienen un espíritu diferente, caminan diferente, hablan diferente, se comportan diferente.

Tú eres la excepción.

Fuente:
Pastor Otoniel Font, Puerto Rico

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