Estamos por comenzar una semana muy especial, en condiciones muy especiales en todo el mundo, una semana en la cual conmemoramos el sacrificio de nuestro Señor Jesucristo en la cruz del calvario y su resurrección de entre los muertos. MATEO 21-1-11
Esta semana santa como siempre la iniciamos recordando la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, esa era una época en la cual Jerusalén estaba llena de personas que llegaban ya miles de judíos subían a Jerusalén de todas las regiones para participar de la principal fiesta religiosa: La pascua.
Jesús entró en Jerusalén, como lo vemos en él texto, montando un humilde burrito, y fue recibido por las personas como rey. El texto nos da un detalle muy importante que nos permite comprender que esas personas veían en Jesús un rey pues ellos ponían sus mantos en el camino delante de Jesús
En el Antiguo Testamento podemos ver que poner los mantos era un símbolo de reconocimiento de una persona como rey (2 Reyes 9:1-6 / 11-13)
Ahora que conmemoramos la entrada triunfal de nuestro Señor Jesucristo, ¿Porque no ponemos nuestros mantos delante del Señor? Este tiempo que estamos viviendo es un buen momento para hacer un verdadero cambio en nuestra vida y reconocer el reinado de Jesús sobre nosotros, que no solamente digamos “Jesus es rey” sino que verdaderamente podamos decir “Jesús es MI REY”
¿Cuales son esos mantos que nosotros podemos poner delante del Señor reconociendo su reinado sobre nuestra vida?
EL MANTO DE NUESTRA SOBERBIA (2 SAMUEL 7:16-18)
Que preciosas palabras las que fueron dichas por el gran rey David, ¿Quien soy yo y quién es mi casa para que tu me hayas traído hasta aquí?
Que precioso es reconocer con humildad que lo que tenemos y hasta donde hemos podido llegar se lo debemos a nuestro Dios, que no es por lo bueno que somos o solamente por nuestra capacidad sino porque Dios está con nosotros.
Este es un buen tiempo para quitar la soberbia de nuestro corazón, de doblegar nuestro ego, nuestra autosuficiencia, y poner ese manto delante del Señor y poder decir al igual que David: Si he llegado hasta aquí es por ti Señor.
EL MANTO DE NUESTRA VOLUNTAD (1 PEDRO 4:1-3)
En este tiempo de pandemia y de cuarentena muchos de nosotros hemos tenido la oportunidad de reflexionar en la manera equivocada que estábamos viviendo nuestro “cristianismo”.
Decíamos que éramos cristianos pero en la realidad no queríamos hacer la voluntad de Cristo sino la nuestra, no queríamos vivir en el Espíritu sino en la carne, es por eso que este tiempo que el Señor nos está haciendo vivir es un buen momento para tener un reinicio, para tener un nuevo comienzo en nuestra relación con Dios, en nuestra vida cristiana, y hoy podemos poner el manto de nuestra voluntad delante del Señor, reconociéndolo a él como Rey y Señor de nuestra vida.
Poner el manto de nuestra voluntad delante del Señor significa que en nuestra vida Ya no habrán mas frases como estas: Yo hago lo que me da la gana, déjenme vivir mi vida, no se metan en mi vida, yo hago con mi vida lo que da la gana, etc.
Ya basta el tiempo pasado para vivir así, a partir de ahora tenemos que aprender a vivir conforme a la voluntad de nuestro Dios, agradándole y obedeciendole.
EL MANTO DE NUESTRO TIEMPO (ISAIAS 6:8)
Lastimosamente muchos cristianos dicen que Jesús es su rey pero no tienen tiempo para servirle a él, si reconocemos a Jesús como rey de nuestra vida, significa que nosotros reconocemos que somos siervos de nuestro Rey.
Pero la realidad es que la mayoría de cristianos no tienen tiempo para servir al Rey de reyes, sino al rey trabajo, al rey noviazgo, al rey estudios, al rey dinero, etc.
Es necesario reconocer que para servir a nuestro Rey tenemos que dedicar nuestro tiempo, y para eso necesitamos comprender algo muy importante: Para servir al Señor es necesario estar DISPUESTOS (Heme aquí) y DISPONIBLES (Envíame a mi)
En las iglesias hay muchos cristianos dispuestos, pero lastimosamente muy pocos están disponibles cuando se les necesita para servir en el Reino de Dios, rindamos desde ya el manto de nuestro tiempo delante del Señor, para que podamos decir así como el profeta Isaías: Heme aquí, envíame a mi.
CONCLUSIÓN: Podríamos seguir hablando de otros mantos, como el manto de nuestro dones, el manto de nuestras posesiones materiales, pero hay un manto que es necesario poner delante del Señor si no has reconocido a Jesús como Rey de tu vida, ese manto es: TU CORAZÓN, RINDE HOY TU CORAZÓN A ÉL