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Poder para completar

A través de la historia de Elías, vemos el reto que todos tenemos de completar nuestra carrera. Todos sabemos lo que es comenzar ciertas cosas, hemos tenido proyectos divinos, los comenzamos, pero no todos los completamos; un negocio, la lectura. Muchas veces, no tenemos el aguante para perseverar hasta el último momento. Y no se trata de cómo tú comienzas, sino de cómo tú terminas; y es un arte el saber cómo terminar las cosas.

Cristo terminó lo que él vino a hacer; en 3 ½ años lo completó. Entre las palabras más poderosas de Cristo: Consumado es. Él hizo todo aquello para lo que el Padre lo envió. Pablo llegó a ese mismo nivel. Pero Pablo tiene una experiencia diferente. Él dice: He acabado la carrera, la terminé. La diferencia es que Cristo termina su tarea con la muerte, pero a Pablo le sobró tiempo. Qué maravilloso sería completar lo que Dios dijo que tenías que hacer, y poder sentarte y ver y disfrutar la obra que Dios ha hecho en tu vida y a través de ti, y que tú puedas decir: Terminé.

En la Biblia, hay 2 conceptos o razones principales por las que la gente no termina los proyectos de su vida:

Lucas 14:28-30 se nos habla de aquel hombre que comienza a construir una torre, y no puede terminarla; y se nos aclara que no termina porque no sacó cálculo del costo, y ahora se convierte en una vergüenza para él, porque todo el mundo lo ve. Aquella torre no se podía esconder. Pero, en estos versos, podemos ver que había una visión, que esa visión era visible, que la gente iba a ver; y hay cosas en tu vida que no causan vergüenza porque nadie sabe que las comenzaste. Pero este hombre comenzó algo que era visible por lo que, el no culminarlo, sería una vergüenza. Y a lo mejor hay proyectos que nadie sabes que comenzaste y que no vas a terminar por lo que no te da vergüenza, pero debería darte vergüenza que no se complete el plan de Dios para tu vida. Este hombre no completó su proyecto por la poca preparación. Y el problema de muchos es que comienzan con un impulso, erráticamente, y no se preparan para el costo que conlleva el culminar la tarea. La poca preparación limita tu capacidad de perseverar porque, cuando ves el costo de aquello que vas a hacer, entonces comienzas a sentir el peso.

En segundo lugar, muchos no completan el llamado de Dios para su vida, es porque todo lo que inician es basado en la seducción de la gloria. La gloria, la fama, las estrellas, el Facebook, todas estas cosas seducen. Las cámaras, el micrófono, los triunfos. La gloria te seduce a tal grado que sin darte cuenta en un momento dado estás dispuesto a perseguirla, sin entender que muchas veces inicias por la seducción, pero cuando ves el costo no estás dispuesto a pagar el precio que tienes que pagar para alcanzarlo.

Muchos son seducidos por lo que el Evangelio promete, pero no todo el mundo está dispuesto a pagar el precio. Lucas 9, nos habla de un grupo que quería seguir a Jesús porque seguir a Jesús te seduce; lo que él promete, lo que él dice que va a hacer por ti, los milagros. Se acercó un grupo diciéndole que querían seguirle; habían visto los milagros que él había hecho. Y el Señor les dijo que tenían que dejar su pasado, y uno le dice que deje que vaya y entierre a sus padres, y entonces le seguiría; a otro el Señor le dijo: El hijo del Hombre no tiene donde poner su cabeza; en otras palabras: Si me vas a seguir, quiero que sepas que lo que estás viendo no es todo lo que implica el ministerio. Y la Biblia dice que ninguno de ellos le siguió.

Podemos criticar a Pedro por cascarrabias, pero Pedro hizo algo que muchos no estuvieron dispuestos a hacer: Dejar todo por el Maestro. Y, si tú quieres verdaderamente seguir a Cristo, te va a costar; el terminar la vida con éxito, en victoria, siempre te va a costar algo, hay algo que sacrificar, que dar, que entregar; hay largas horas de trabajo.

No permitas que la gloria te seduzca al grado que comiences a iniciar cosas y nunca las completes. El Dios al que tú le sirves, quiere darte el poder no tan solo para iniciar, sino también para completar. Tú vas a terminar este año diferente a como terminaste el anterior. Vas a empezar con el poder para terminar.

A veces, no vas a tener fuerzas, vas a estar cansado, pero lo que te propusiste hacer, lo vas a completar, en el nombre poderoso de Jesús. A veces, te vas a tener que empujar, pero tú vas a terminar la carrera, no vas a ser de vergüenza para el Evangelio, vas a hacer lo que tienes que hacer y, cuando lo termines, lo vas a terminar bien, en victoria. Tú no vas a ser de los que meramente comenzaron, sino de los que también siguieron y terminaron siendo cristianos. Que, cuando termine esta vida, la gente podrá decir: Hasta el último momento, le sirvió al Señor.

Tú no vas a ser de los que se quitan. Largo camino te resta. Allá los que se quitan, los que se quedan atrás, los que lo encuentran demasiado difícil. Servir a Dios tiene un precio, y tú estás dispuesto a pagarlo, hasta completar el destino de Dios para tu vida.

Fuente: Pastor Otoniel Font

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