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Plegaria de un Perdón

Salmo 51-1-19-La oración del arrepentimiento de David, permanece como un doloroso testimonio de sus quebrantos ante Dios, y como una enseñanza para otros que pecan, su arrepentimiento no nace del temor al castigo o la preocupación sobre éxitos futuros, se arrepintió por haberse vuelto contra el mismo Dios, su persona y su naturaleza.

David, lloro no solo por perdón, sino también por pureza, no solo para ser tenido como inocente,  sino para ser aceptado, no solo por consuelo, sino para ser totalmente limpio de pecado a cualquier costo.

Aunque su corazón estaba herido de vergüenza y de dolor por su pecado, conocía la amplitud de la misericordia divina. David se atrevió a pedirle  a Dios sus dones más preciados, el gozo, la restauración, su presencia y su Espíritu Santo.

Este salmo 51, cuando usted lo lee, encontrarás algo muy especial y  muy particular. Los salmos son una colección de planteamientos humanos, es el único libro de los escritores donde el hombre es el que habla y no Dios, es el único que le dice a Dios Ven acá, que yo quiero decirte cosas del alma, yo quiero decirte algo del corazón.

El salmo 51 dice cosas que,  ninguno de los otros salmos dicen. Por ejemplo, oirás al salmista diciéndole a Dios, escudríñame y verás que estoy provisto de pecados, mientras que otros dicen, mírame y verás cuan integro soy delante de Ti.

Este salmo es la excepción de la regla, es de un hombre que le dice a Dios, ven y mírame tal como soy, ve y mira la realidad de mi propia humanidad y decirle que dentro de mí,  hay sufrimiento por el pecado que he cometido. El  salmista le dice a Dios, acepto que he pecado,  y merezco el castigo por el que he cometido. Es un salmo donde el salmista va a donde Dios a decirle la verdad.

Me gusta mucho este salmo 51, porque Dios le encanta tratar con la gente que se aceptan como es, con las personas humildes y sencillas, para él poder formar  su carácter en nosotros. Ese debe ser el incentivo de cada hijo de Dios.

Nosotros comenzamos a ser un santo, cuando descubrimos que realmente necesitamos depender de la gracia del cuidado divino del creador. Es ahí cuando comenzamos a levantarnos, y dejar de buscar chivo expiatorio.

Parémonos, levantémonos ante Dios y  digámosle  que  el responsable   de mi error soy yo mismo.

El salmista no se excusaba, no intentaba culpar a nadie, ni buscaba registro bíblico que le excusara sus errores. Hay gente que le encanta un lenguaje de manipulación para evadir sus  responsabilidades, muchas veces caemos en los mismos errores.

Si aprendemos a decirle verdad a Dios, saldríamos de nuestros propios errores y nuestras experiencias de liberación fueran totales y absolutas para la gloria de Jesucristo.

El salmista no culpo a nadie de su pecado, solo le dice a Dios Yo he hecho lo malo delante de tus ojos.  En el  vs 4 dice: “contra ti, contra ti, solo he pecado y he hecho lo malo delante de tus ojos, para que seas reconocido justo en tus palabras, y teniendo por puro en tu juicio”.

Y el verso 3 dice: “Porque yo reconozco mis rebeliones y mi pecado esta siempre delante de mí”.  En el verso 9 dice: “Esconde tu rostro de mi pecado, y borra todas mis rebeliones y mi pecado esta siempre delante de ti”.

Note bien cuál es el proceso de este salmista, el no se dedicaba a buscar el pecado o quien fue, a lo mejor fue David, pero el texto no lo dice, lo importante es un ser humano que le está mostrando un modelo de como presentar delante de Dios  la realidad de su humanidad.

Cuando Dios conoce tu naturaleza fuera de él,  separado de él, tu no podrás lograr nada en la vida, porque es como sí el aceptara su impotencia para evitar pecar y solo se refugiará en la gracia.

Este salmista reconoce que el refugio y dar gracia también, puede transformar el corazón y el espíritu del que peca. “Vuélveme  el gozo de tu salvación y  tu espíritu me sustente”.

Esta interpretación de este salmo 51, pude entenderlo y fascinarme a raíz de una visita que hiciera el pastor Moisés Román de Puerto Rico a esta nación hace unos años, donde hizo un planteamiento de este salmo, y concluyó diciendo que los cristianos tenemos que estar siempre bajo la reconstrucción del Espíritu Santo de Dios.

Gracia y paz.

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