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Pide y adquiere sabiduría

Tu manera de pensar hace una gran diferencia entre tus resultados y el del resto del mundo. Tus pensamientos son vitales para separarte de la mediocridad en la que muchos viven. Si no eres capaz de arreglar tus pensamientos, no puedes experimentar todo lo que Dios tiene para ti. Pero muchos no entienden esto, por lo que comienzan a pensar igual que el resto. Y hay ciertos pensamientos que te separan a la gente próspera y bendecida, de aquellos que viven vidas de mediocridad.

La gente próspera, la gente que progresa en la vida, son gente que constantemente persigue el saber, el conocer, el entender; son gente que persiste en estudiar. La gente mediocre deja de aprender, lo que quieren es cumplir y terminar una carrera, pensando en tener un trabajo seguro y continuar con su vida. Las profesiones más rigurosas, médicos, abogados, ingenieros, se les exige anualmente estudiar cierta cantidad de horas para adquirir los nuevos conocimientos en la materia. No puedes vivir las nuevas temporadas, las nuevas épocas, con el conocimiento pasado.

El conocimiento y la sabiduría del ayer te dan una base, pero todo el tiempo tienes que buscar crecimiento y desarrollo.

“5 Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; No te olvides ni te apartes de las razones de mi boca; 6 No la dejes, y ella te guardará; Amala, y te conservará. 7 Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría; Y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia. 8 Engrandécela, y ella te engrandecerá; Ella te honrará, cuando tú la hayas abrazado. 9 Adorno de gracia dará a tu cabeza; Corona de hermosura te entregará. 10 Oye, hijo mío, y recibe mis razones, Y se te multiplicarán años de vida.” Proverbios 4:5-10

A la persona sabia se le multiplican los años de vida, tiene adorno de hermosura sobre su cabeza. La sabiduría te lleva a un nuevo nivel. Cuando una persona tiene que salir de su país, y por ende de su iglesia, pierden la conexión que tenían y que les estaba dando el éxito en sus vidas en este tiempo. Al visitar la iglesia constantemente, matrimonios mejoran, hijos cambian, finanzas mejoran; y uno de los elementos clave es la palabra que se recibe en la iglesia. El esfuerzo de llegar hasta la iglesia provoca que tus pensamientos sean ampliados y, por lo tanto, tienes resultados. Al irse, tienen que autodisciplinarse a continuar en la búsqueda de sabiduría, de revelación; no tienen la misma facilidad, pero tienen que buscar continuar en el camino en que ya Dios los puso.

En la escuela, por ejemplo, se trata al estudiante de acuerdo a su nivel. En nivel preescolar, tanto los maestros como los padres están al pendiente de lo que se le enseña al estudiante. Luego, ya escuela superior, se responsabiliza un poco más al estudiante, pero el maestro sigue al pendiente y los padres al tanto del aprovechamiento, hay supervisión, por lo que el estudiante se siente obligado a aprender. Ya en la universidad, la supervisión es muy mínima; el profesor da la clase, da las tareas, pero depende de la persona el tener buenas notas. Aun más difícil es cuando la persona sale de la universidad; ahora no tienen a nadie que esté pendiente a sus calificaciones; ahora tiene que aprender porque quiere y no porque vaya a sacar una nota o tenga que darle cuenta a alguien; y esto requiere de mucha autodisciplina. Requiere, además, que tú entiendas lo importante del estudio, de mantenerse recibiendo conocimiento; porque se supone que los adultos queramos aprender y no necesites la motivación de una nota para inspirarte en tu aprendizaje. Si no entiendes esto, tu mente comienza a embotarse.

El nuevo crecimiento requiere sabiduría, entendimiento, inteligencia. Tus finanzas requieren de ti, de que tú aumentes y progreses en tu manera de pensar. La persona que es próspera, adquiere conocimiento, busca la sabiduría; la persona que no piensa en esto, se vuelve mediocre.

Si tú quieres vivir una vida de éxito financiero, necesitas llegar al nivel de buscar aprendizaje, de tener el deseo de aprender, de realizar más, no para tener una mejor posición, sino para tener la misma sensación, la misma emoción que tenías cuando eras bebé. Cuando eras niño, todo lo que descubrías, para ti, era algo emocionante. Así debe ser en esta época también en tu vida.

Hay dos cosas que nos dice la Biblia, claramente, que debemos hacer para obtener sabiduría.

En Santiago 1, el autor dice claramente que el que esté falto de sabiduría la pida a Dios.

¿Tú quieres sabiduría? Pídesela a Dios. Pídele que te dé una nueva idea, una nueva manera de pensar, que te muestre lo que está haciendo, que tu mente pueda comprender todas las cosas nuevas.

Lo primero que pidió Salomón al entrar al reinado, fue sabiduría; llevo una de las ofrendas de sacrificio más grandes que se han presentado. Y Dios le dice que le pida lo que quiera, y Salomón pide sabiduría e inteligencia; dijo: Dime cómo entro y cómo salgo.

Hay una sabiduría que proviene de lo alto, que no se estudia, que no se lee en libros, que proviene de Dios; y tú tienes acceso a ella. Tu problema financiero de hoy, probablemente, requiera de una sabiduría especial, divina; pero necesitas pedírsela a Dios. Hay quienes piden a Dios únicamente dinero o la solución a su problema, sin darse cuenta que lo que deben pedir es que les enseñe cómo solucionarlo, porque si no sabes cómo hacerlo, eventualmente, volverás a tener el mismo problema.

Tú tienes que tener deseo de aprender. Pídele a Dios sabiduría. Y la sabiduría cuesta. Hay una sabiduría que puedes pedir a Dios, y Él te la va a dar en momentos específicos.

Pero, como vimos en Proverbios, el autor nos dice: Adquiere sabiduría. En otras palabras, compra la sabiduría. Hace falta pagar un precio, leer un libro, buscar información, dedicar tiempo al estudio. La gente mediocre no busca sabiduría, mientras que la gente próspera sí la busca; y la sabiduría se recibe de dos maneras: Pidiéndola a Dios, y adquiriéndola.

Invierte en sabiduría.

Fuente:
pastor Otoniel Font | Puerto Rico

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