1 TIMOTEO 6:12 Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.
En nuestra vida siempre habrá batallas que pelear, batallas de todo tipo, y en toda área de nuestra vida. Pero el Señor por medio de su palabra nos hace un llamado a pelear, pero la buena batalla de la fe, es decir, pelear las batallas de la vida como verdaderos cristianos que confían en Dios.
Si reflexionamos en el texto podemos comprender que si se nos llama a pelear la buena batalla significa que también hay otra forma de pelear, una forma que no es buena para un cristiano, una batalla que no es de fe, es decir una forma de pelear las batallas que no agrada a Dios.
Esa forma de pelear la batalla que no es buena es pelear confiando en nuestra capacidad, confiando en nuestras propias habilidades, confiando en nuestra propia inteligencia, creyendo que nuestra astucia nos dará la victoria, confiando que por nuestro dinero o por nuestras amistades vamos a salir victoriosos, olvidando lo que la palabra de Dios nos dice: (Proverbios 21:31) El caballo se alista para el día de la batalla; Mas Jehová es el que da la victoria.
Este día vamos a reflexionar en algunos consejos muy importantes que la palabra de Dios nos da para que podamos pelear la buena batalla de la fe como verdaderos cristianos, como hijos de Dios.
VEAMOS CUALES SON ESOS CONSEJOS PARA PELEAR LA BUENA BATALLA DE LA FE:
I) CONFÍA EN LA VICTORIA QUE DIOS TE DA POR MEDIO DE JESÚS (1 CORINTIOS 15:57) Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Cuando nuestro Señor Jesucristo vino a este mundo venció a los enemigos más grandes, más fuertes y poderosos que todo ser humano puede enfrentar en su vida, él venció la tentación, venció el pecado, venció la muerte, venció la tumba y venció a satanás, no hay victoria más grande que la de nuestro Señor Jesucristo.
Pero lo maravilloso es que la palabra de nuestro Dios nos dice que esa victoria es también para nosotros por medio de nuestro Señor Jesucristo, cuando nuestro Señor Jesucristo viene a nuestra vida también tenemos esa victoria disponible para enfrentar las batallas de nuestra vida.
Podemos reclamar esa victoria por la fe, confiando en que el mismo poder con el que nuestro Señor Jesucristo venció la tumba y la muerte es el mismo poder que actúa a favor de cada uno de nosotros que tenemos a Jesús como Señor de nuestra vida (1 Corintios 6:14) Y Dios, que levantó al Señor, también a nosotros nos levantará con su poder.
II) NO PELEES EN EL TERRENO DEL ENEMIGO (EFESIOS 6:12) Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Pelear la buena batalla de la fe significa reconocer contra quién estamos peleando, nuestra batalla no es directamente contra las personas o contra las circunstancias, nosotros tenemos que comprender que nuestra verdadera batalla es espiritual.
Satanás quiere vernos a nosotros los hijos de Dios enredados en pleitos, en chismes, en rencillas necias con nuestros prójimos, para robarnos la paz, para robarnos el gozo de nuestra vida, y para que los demás se burlen después de nuestro cristianismo.
Tenemos que comprender que es normal que los inconversos peleen sus batallas haciendo uso de la violencia, de la ofensa, de la humillación, de las amenazas, porque para ellos no pueden pelear la buena batalla de la fe, pero nosotros sí tenemos que hacerlo.
Nosotros como cristianos no podemos caer en la trampa del enemigo, nosotros tenemos que discernir espiritualmente de dónde vienen los ataques, de dónde vienen nuestras batallas, y no pelear como inconversos sino como hijos de Dios, es decir, peleando verdaderamente la buena batalla de la fe.
REFLEXIÓN: El águila no pelea con la serpiente en la tierra, sino que la lleva al cielo, cambia el campo de batalla y luego la suelta. La serpiente no tiene resistencia, poder y ningún equilibrio en las alturas. En su terreno la serpiente es poderosa y mortal, pero en las alturas es inútil, débil y vulnerable, por eso, lleva tu lucha a las alturas en oración y Dios peleará la batalla por ti. No luches contra el enemigo en su zona de confort. Cambia el territorio de la batalla, llévalo a lo alto y tendrás la certeza de la victoria.
Nosotros como cristianos tenemos que pelear nuestras batallas en oración, en clamor, en ayuno porque esas son las armas de Dios, las armas que destruyen fortalezas (2 Corintios 10:4) porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas,
NO CAMBIES TU OBJETIVO, CAMBIA TU ESTRATEGIA (HEBREOS 1:1-2) Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, 2 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo;
Nuestro Dios tiene un objetivo definido: alcanzar al mundo con el mensaje de salvación, y para lograr ese objetivo utilizo diferentes estrategias: la creación, la ley, los profetas, etc. y en estos postreros días él nos ha hablado por medio de su hijo Jesucristo para salvarnos de la condenación eterna.
Nuestro Dios no cambió su objetivo, sino que el uso diferentes métodos o estrategias para lograrlo, y eso es lo que nosotros también tenemos que hacer cuando estamos peleando la buena batalla de la fe, no tenemos que cambiar el objetivo, sino la estrategia.
- No tenemos que dejar de orar para que el Señor nos ayude para mejorar nuestras relaciones con nuestros prójimos, con nuestra familia, o con nuestro cónyuge, tenemos que orar, pero cambiemos la estrategia, no solamente oremos, apliquemos la regla de oro que nos enseñó nuestro Señor Jesucristo (Mateo 7:12) Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.
- Pelea la batalla de la fe clamando para que el Señor te ayude a mejorar tus ingresos económicos, para que el Señor te abra nuevas oportunidades de bendición, no cambies tu objetivo, pero cambia tu estrategia, sigue orando, sigue clamando, pero también esfuérzate y sé valiente, prepárate, sé diligente (Proverbios 22:29) ¿Has visto hombre solícito en su trabajo? Delante de los reyes estará; No estará delante de los de baja condición.
Tenemos que comprender que pelear la buena batalla de la fe no significa estar escondidos esperando que las circunstancias cambien, pelear la buena batalla significa también salir de nuestra zona de comodidad confiando en el respaldo de nuestro Dios (2 Timoteo 2:3) Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo.
- Pelea la buena batalla de la fe clamando y orando por tu cónyuge, por tus hijos, por tus padres, para que puedan ser libres de los vicios, para que puedan ser libres de relaciones que los destruyen, para que cambien sus actitudes de violencia, no cambies tu objetivo, pero cambia tu estrategia, no solamente ores para que cambien, sino que pídele al Espíritu Santo que los convenza de pecado y de juicio (Juan 16:8) Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.
Solamente cuando el Espíritu Santo nos convence de pecado y de juicio verdaderamente decidimos cambiar nuestra vida, solamente cuando comprendemos la gravedad de nuestro pecado y las consecuencias que vienen a nuestra vida por causa de ese pecado es cuando verdaderamente tomamos la decisión de no seguir en ese camino que nos lleva a la destrucción.
CONCLUSIÓN: No nos cansemos de pelear, pero peleemos la buena batalla de la fe, confiando en la victoria de nuestro Dios, usando las armas que él nos ha dejado y usando la estrategia correcta pero por sobre todo confiando que Dios está con nosotros para enfrentar a nuestros enemigos (1 Samuel 17:45-46) Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; más yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. 46 Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel.