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Para que tú seas prosperado

¿Qué es una vida próspera, de bendición?  Hay quienes son ricos, pero no necesariamente prósperos; tienen acumulación de bienes, pero no experimentan lo que la Palabra demuestra como una vida de prosperidad y abundancia.  No toda prosperidad se mide en finanzas; hay muchos otros factores que demuestran que eres próspero.

Hay 5 cosas a las que tú debes aspirar, que debes perseguir, buscar, y que son parte de una vida verdaderamente próspera.  Puede que hayas alcanzado algunas y otras no, pero cuando te concentras en alcanzar estas cosas, te mueves realmente a experimentar la satisfacción espiritual y personal que Dios promete en su palabra.

“2 Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.”  3 Juan 1:2

En el texto original, esa palabra deseo no se refiere a desear sino a orar; o sea, que sería: Yo oro para que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.  Hay quienes piensan que la prosperidad es meramente acumulación de dinero, pero aquí nos dice que es en todas las cosas.

Perseguir la prosperidad sin tener claro todo lo que abarca, sería perseguir algo vano.  Tratar de creer en prosperidad, sin tener estos puntos claros, te haría involucrarte en metas vanas, que no traerán la satisfacción que tú esperas.

De las cosas más importantes a las que una persona debe aspirar y perseguir es a tener una buena familia.  Cuando una persona es capaz de tener una buena familia, buenos hijos, de poder vivir esa vida de satisfacción en el área familiar, eso demuestra verdadera prosperidad.  Por supuesto, este aspecto familiar es un poco frustrante para algunos, porque no todo tu entorno familiar está determinado por ti; si fuera por ti, tendrías el control de todo, tus hijos se comportarían de cierta manera.  Tú no puedes medir tu prosperidad por los errores que otro ha cometido, pero sí puedes saber que la promesa de prosperidad incluye la restauración de tu familia, la bendición familiar, generacional, aunque en algún momento dado estén en problemas.  La señal de que hay prosperidad es que tú estés haciendo lo correcto; tus hijos tomarán sus decisiones, pero la semilla que tú has sembrado en sus corazones va a dar fruto.  El hijo pródigo sale de casa de su padre, lo pierde todo, pero regresa cuando recordó que, en casa de su padre, había abundancia de pan.  Además, el hijo entendió que el padre lo iba a perdonar.  Por lo tanto, la señal de una familia próspera no depende de las malas decisiones de algunos, sino de que tú permanezcas en un lugar de abundancia y de perdón y restauración. 

“Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, En vano vela la guardia.”  Salmos 127:1

Todo lo que hagas en tu vida, si no tienes un buen hogar o la posibilidad de que tus hijos regresen al buen hogar, todo lo demás se vuelve vano.

La segunda señal de que estás en camino a la prosperidad y que realmente eres una persona próspera, es cuando tus necesidades básicas están siendo suplidas.  Una persona que va camino a prosperidad es aquella que poco a poco va logrando experimentar que sus necesidades básicas sean suplidas.  Quizás no es muy abundante, pero tienes el sustento básico; vas camino a la prosperidad.  Hay quienes piensan que ser próspero es tener miles de dólares en el banco, pero tú hoy estás por encima de muchos, si poco a poco estás pudiendo suplir tus necesidades básicas.

Cuando tú tienes para sembrar, para ofrendar, para contribuir en el reino de Dios, aunque en tu mente sea poca cantidad, tú puedes considerarte próspero.  Una de las cosas que limita la dádiva de algunos es que piensan que con un dólar la iglesia no puede hacer mucho.  Pero, en tu semilla es que está la multiplicación.  Cuando no te crees próspero porque, en su mente, lo que da es poco, entonces quita el elemento de la fe para multiplicación y recibir mayor abundancia en su vida.  Cuando tú puedes sembrar, por pequeña que sea la cantidad en tu mente, tú te puedes considerar una persona próspera.  No todo el mundo llega a ese nivel.

Cuando, aparte de todo lo anterior, eres capaz de ayudar al necesitado, con cualquier recurso –tiempo, dinero – te puedes considerar alguien próspero.  Cuando puedes donar cosas que ya no usas, por ejemplo, te puedes considerar próspero.

Y, por último, cuando tienes para ahorrar, puedes considerarte próspero.  No se requieren miles de dólares en ahorros, pero el tú poder tener una buena familia, tus necesidades básicas suplidas, tener para sembrar, extra para ayudar a alguien, y $50 en el banco, tú puedes decir: Yo soy próspero.  Bajo los estándares de Dios, tú eres próspero, y vas en camino a la abundancia.

Estas 5 cosas demuestran disciplina, fe; una persona que es capaz de ofrendar, ayudar a otro, ahorrar; esa persona tiene disciplina, está encaminada a la riqueza y a la abundancia, pero no puede esperar a sentirse próspero cuando tenga más; tú tienes que saber que eres próspero ahora, en el nivel en el que te encuentras.

Fuente:
pastor Otoniel Font | Puerto Rico

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