Cuando hay personas en el ministerio que no han sido lo suficientemente tratadas por el Espíritu Santo y no han sido conformadas a la imagen de Jesucristo, inevitablemente van a resultar pecados, contradicciones, conflictos, daño, explotación de los demás y muchas cosas negativas que son todas obras de la carne.
Cuando nosotros trabajemos en el Reino de Dios, cuando estemos involucrados en algún tipo de ministerio es tan importante que continuamente estemos sometiendo nuestra mente, nuestro carácter, nuestro temperamento, nuestra forma de ser al trato del Señor.
Porque cuando entramos en el ministerio todos nosotros traemos patrones de pensamiento, actitudes, un temperamento que viene del mundo; que milita contra los principios pasibles, amorosos y benévolos del Reino de Dios y tenemos que estar continuamente pidiéndole al Señor que trate con nosotros. Que nos quebrante, que nos limpie, que nos pula, que nos perfeccione, que nos pode como dice el Señor Jesucristo que el Señor viene y poda las ramas para que podamos dar más fruto. Estos son principios poderosísimos.
Y yo creo que a menos que el Reino de Dios no esté dirigido por hombres y mujeres que hayan sido tratados y crucificados siempre van a haber inconsistencias y dificultades y conflictos en los ámbitos cristianos. Vemos en Mateo 20:20 que la primera ofensora es la mamá de estos dos discípulos que viene ante el Señor con una mentalidad del mundo; ella está pensando en Jesús como si fuera un candidato político y estos dos hijos de ella que están muy cercanos a su corazón ella los ve como que: ok le están dando a este candidato político que es Jesucristo sus servicios y su apoyo y pues es importante entonces que ellos reciban algo de provecho.
Y ella quiere asegurarse de que le tomen la delantera a los demás discípulos pidiéndole al Señor que los ponga en una posición de preferencia, como se hace en el mundo que mucha gente se alinea detrás de un candidato político para que cuando el candidato llegue al poder pues entonces ellos recibir un trabajo, o recibir una posición en su gobierno o recibir dinero o lo que sea. Esta mujer está pensando en términos del mundo no en términos del Reino y sus dos hijos se prestan perfectamente a esta mentalidad maquinadora de su madre dejándose llevar muy ventajosamente por ella y sus iniciativas carnales.
Es interesante el lenguaje que ella usa. Ella le dice al Señor Jesucristo: ordena que mis dos hijos se puedan sentar a Tu derecha y a Tu izquierda. Es el lenguaje del mundo ¿no? es el lenguaje de: bueno Señor Tú tienes autoridad así que Tú puedes hacer lo que te dé la gana así que ordena simplemente como una decisión ejecutiva de Tu parte, no importando que fuera una decisión justa o correcta o conforme a los principios del Reino. Es la mentalidad del poder, la mentalidad de abuso del poder muchas veces que es la mentalidad que vemos en el mundo donde los fuertes y los líderes hacen muchas veces lo que les da la gana no importándoles el bienestar de sus seguidores sino simplemente haciendo decisiones porque sí y porque es lo que ellos quieren hacer o por alguna preferencia personal que tienen, pero no conforme a principios objetivos, principios benévolos que beneficien a todas las personas.
Vemos entonces esta mentalidad del mundo, es una mentalidad carnal que no ha sido tratada o confrontada con los principios del Reino de Dios que son totalmente diferentes. Interesantemente cuando los otros discípulos se enteran de lo que estos dos están haciendo con su madre también reaccionan en una forma carnal, reaccionan con ira. No tanto porque se estén violando los principios del Reino sino porque le están tratando de coger a ellos los puestos que ellos quizá piensan que se merecen.
Entonces vemos aquí que todo el mundo está en realidad actuando en la carne y eso es lo que pasa muchas veces en los ministerios, en las células y en las grandes denominaciones y eso es lo que le quita credibilidad y le quita formalidad y elegancia a las cosas del Reino de Dios. El hecho de que mucha gente que está en posiciones de poder y de autoridad no se han sometido al trato de Dios y no están lidiando con las cosas del Reino conforme a los principios del Reino sino que todavía están obrando en la carne.
Cuando el mundo ve esto lo que hace es que se escandaliza y dice: bueno no hay ninguna diferencia entre la Iglesia y nosotros ¿para qué entonces entrar en el Evangelio si total siempre se hace lo mismo? Vemos hoy día tantos ministerios cristianos que proyectan corrupción financiera, abuso de la gente, arbitrariedad en las decisiones que se toman, una actitud carnal; tantos escándalos sexuales, matrimoniales que hay, simplemente un abuso de los hijos de Dios y principios que no obedecen a los principios del Señor Jesucristo.
Hay tantos ministerios hoy en día en que los Pastores como que nos presentamos como si fuéramos estrellas de cine y creamos seguidores como si fuéramos candidatos políticos o sí, simplemente estrellas en el mundo; ese no es el estilo de Jesucristo. Vemos a Cristo actuando en una forma muy diferente y así tenemos nosotros también que conducirnos en el Reino de Dios.
Cuando la carne interviene en las cosas del Reino, cuando la mente no tratada por Dios está en operación en los asuntos del Reino siempre van a surgir los conflictos, siempre habrán problemas y eso es lo que tenemos que tratar de evitar.
En nuestra próxima meditación continuaremos tratando sobre este tema de las mentalidades que muchas veces militan contra la paz del Reino de Dios. Dios les bendiga y hasta nuestra próxima meditación.
Y los descendientes de Israel se separaron de todos los extranjeros, y se pusieron en pie, confesando sus pecados y las iniquidades de sus padres.
Nehemías 9:2
Y no se adapten (no se conformen) a este mundo, sino transfórmense mediante la renovación de su mente, para que verifiquen cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno y aceptable (agradable) y perfecto.
Romanos 12:2