«Hice un pacto con mis ojos, ¿cómo podía entonces mirar a una virgen?» Job 31:1 (LBLA)
Dios había calificado a Job como un hombre recto, y vemos aquí que parte de este logro fue su consagración, Job amaba a Dios y quería serle fiel. Job conocía la importancia de guardar su corazón y no permitir que se contaminara al dejar entrar pecado por sus ojos, algo que Jesús enseñó muchos después en el Sermón del Monte (Mateo 5:27-28) y que le reveló a su siervo muchos años antes. Necesitamos ser hallados fieles y para ello debemos rendir nuestros sentidos a Dios y NO a las pasiones del mundo. Pablo dijo que nuestro cuerpo es instrumento de pecado, así que es necesario ofrecerlo cada día como sacrificio a Dios, si deseamos agradarle a Él, antes que a nosotros mismos. Jesús dijo que si nuestro ojo era maligno nuestro cuerpo se llenaría de tinieblas, por lo que, si tenemos problemas con las cosas que vemos, debemos pedir perdón y clamar por limpieza y consagrarnos al Señor por completo, solo así podremos reflejar la luz de Cristo al mundo.
Oración
Señor, en este día Te ruego que limpies mis ojos, mis oídos y cada una de mis sentidos, limpia mi corazón de todo pecado y contaminación, quiero ser hallado irreprensible en el día de Tu Venida. Quiero ser luz que Te refleje con gozo y llenar los lugares donde vaya, del conocimiento de Tu Nombre, en el Nombre de Jesús. ¡Amén!