En las últimas semanas, me he convencido de que más allá de orar diariamente por la eliminación completa del coronavirus (COVID-19) y para todos los que sufren con el virus en este momento, tenemos que centrarnos juntos en orar por un avance. Necesitamos que Dios desvele milagrosamente tanto tratamientos efectivos como una vacuna contra el coronavirus.
A menudo, se necesitan años para descubrir medicamentos eficaces o una vacuna. Las pruebas clínicas son fundamentales para el éxito y estas toman tiempo. El proceso es extenso y costoso, pero ahora se están llevando a cabo más de 100 estudios para encontrar una vacuna para COVID-19, incluyendo varias con resultados prometedores, aunque tempranos.
Pero Dios es grande y puede hacer cualquier cosa. Nuestro Dios que dijo: «Que haya luz»(Génesis 1:3),es el mismo Dios que es el único que revelará lo que ya sabe acerca de las claves para tratar esta enfermedad. Por lo tanto, como pueblo de Dios, debemos pedirle un avance sobrenatural para obtener tratamientos eficaces contra este virus.
Los pastores e iglesias, así como los líderes cristianos y las organizaciones cristianas, pueden llevar a la gente a orar por la intervención divina para obtener tratamientos eficaces y prevenir el coronavirus hasta que Dios intervenga. El sufrimiento humano está ocurriendo. Las vidas están en juego no sólo en los Estados Unidos, sino en todo el mundo.
Comiencen a orar diariamente por el avance. Estas son algunas maneras en que podemos orar:
— 1. Pídale a Dios que abra los ojos de los científicos, los profesionales de la salud y sus equipos para descubrir los tratamientos adecuados para COVID-19.
— 2. Pídale a Dios que intervenga ahora para un descubrimiento de una vacuna para el coronavirus.
— 3. Pídale a Dios que sea misericordioso con aquellos de todo el mundo que tienen el virus y necesitan curación.
— 4. Pídele a Dios que elimine este virus. Sabemos que puede hacer esto milagrosamente.
Párate sobre la Biblia y lo que dice en éxodo 15:26:«Porque yo soy el Señor que te sana.»
Vayamos a nuestras iglesias, a nuestros ministerios cristianos y a nuestros lugares de trabajo y llamemos fielmente a la gente a orar por esta necesidad urgente.
Permítanme recordarles: ¡Nuestro Dios es grande y puede hacer cualquier cosa.