Una sola pieza de un rompe-cabezas no nos da la idea del cuadro completo. Una pieza sola, no cumple con el propósito del rompe-cabezas; así es nuestra vida. Cada circunstancia nuestra, cae dentro del cuadro completo. No perdamos el tiempo tratando cada pieza individual para traer sentido a nuestra vida. Dios tiene un plan completo, y en cada circunstancia de nuestra vida, El va trabajando y preparando el escenario para cumplir su propósito.
El propósito de Dios en cada situación trabaja de manera distinta. La agenda de Dios siempre es más grande que las circunstancias inmediatas. Las circunstancias inmediatas van a converger con la agenda de Dios. Cuando nos encontremos en una situación que no parece ser la voluntad de Dios, porque no se acopla con nuestros deseos, esperemos hasta el próximo paso. La historia no termina ahí. Cada circunstancia prepara el escenario para lo por venir, establece el fundamento para el próximo evento, abre la puerta para colocar la próxima pieza del plan. Efesios 3: 20 dice: “Y Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho mas abundantemente de lo que pedimos o entendemos…” No pongamos un punto final donde Dios ha puesto una coma. Lo que parece una derrota, es el terreno preparándose para una gran victoria por nacer. Lo que parece el final, es realmente el principio. La crucifixión es solo el preludio de la resurrección. Oremos sobre nuestras circunstancias, pero oremos conforme a la voluntad de Dios.
¿De que manera Dios responde nuestra oración?
Dios responde a nuestras oraciones conforme a su diseño y propósito eterno. ¡Lo maravilloso de la oración no es cómo yo hablo, qué palabras utilizo, sino cómo Dios me oye! Dios oye la oración, sea ésta verbalizada o mental. Nadie puede detener a un creyente que ora. Nos pueden tapar la boca, pero no nos pueden impedir orar. Nos pueden encarcelar, como a Pablo y Silas (Hechos 16: 25), pero no nos pueden impedir orar; porque Dios oye.
Nuestra oración es efectiva cuando el corazón de Dios es expresado a través de nuestras palabras. Cuando las palabras de Dios están en nuestra boca. ¿Cómo las palabras de Dios llegan a nuestra boca? – Cuando el deseo de Dios está en el corazón – (Mt. 12: 34) “porque de la abundancia del corazón habla la boca”. La oración poderosa no es un asunto de saber las palabras correctas, es tener el corazón como un depósito de Dios; abierto a escuchar cada murmullo y hacerlo eco en nuestras oraciones. Lo que Dios habla a nuestro interior debe ser nuestro guía para que nuestros labios se muevan.
La oración actúa como lupa o magnificador
Los rayos del sol cubren la tierra. De todas maneras, si usted aguanta una lupa o magnificador sobre un objeto inflamable, como lo es una hoja seca, los rayos del sol son reflejados a través de la lupa. ¿Qué es lo que ocurre? – Los rayos del sol son concentrados y vienen directos sobre la lupa o magnificador. El reflejo de los rayos crea un enfoque y un intenso calor. La hoja, es expuesta a ese enfocado poder del sol, por lo tanto se enciende en fuego.
El poder de Dios cubre la tierra. La oración enfoca y magnifica su poder en una situación particular o en una vida en específico. La vida o situación, son expuestas consistentemente a su intenso poder, de tal manera que ocurre un cambio.
No dudemos del poder de nuestras oraciones. Nuestras oraciones generan el poder en Dios y para El no hay nada imposible ni difícil….Jeremías: 32:27 “He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?”