Amadas hijas, he escrito estas líneas para ustedes -pero me permitiré compartirlo para quien lo desee leer también-. En estos párrafos voy a develarles una de las oraciones más persistentes y profundas que le hago a mi Creador a diario, es una plegaria sencilla pero muy sentida que elevo a Él.
“Querido Dios, voy a ti para darte gracias por las hijas que me diste. Son una bendición, un premio que por misericordia recibo… ¡gracias por mis niñas! Quiero pedirte Padre Celestial que cuando sea el tiempo (tú tiempo y no el mío), las bendigas a cada una con un hombre mucho mejor que yo… un esposo que las ame, que les sea fiel, que las acompañe, que las mime, que las potencie, que las haga sentir en las nubes, pero con los pies en la tierra. Señor, permíteles conocer la felicidad conyugal a través de un varón que las ame toda la vida, un hombre que sea 10 veces mejor que yo. Sí Señor, concédeme esa gracia, aunque no la merezco, dales a ellas un esposo mejor que el que mi esposa tiene en la actualidad, para que mis futuros nietos y los hijos de éstos sean más bendecidos que yo, que mi mujer. Te lo pido con humildad, te lo pido con devoción, te lo pido con lágrimas en mis ojos… ¡ayúdales a encontrar a esa pareja con la que caminen el resto de sus vidas en las buenas y en la malas! Pero por favor oh Dios, que sean más los días buenos que los malos, porque ellas ya han caminado mucho desierto con nosotros; que sea distinto con sus esposos, que sea una Tierra Prometida, una Canaán espiritual donde se sientan apreciadas, amadas, protegidas, rodeadas por tu amor, y por el amor de sus esposos, hombres mejores que yo. Amén”.
Queridas princesas, sé que Dios responderá esta oración, sé que en algún lugar de este planeta el hombre que Él destinó para ustedes ya está; y sé también que el Señor dará orden al Universo para que los junte -en el tiempo perfecto-, y una vez hecho esto no se separarán jamás.
Deseo para ustedes un hombre:
- Que ame a Dios por sobre todo
- Que sea trabajador, estudioso, proactivo
- Que sea limpio y ordenado
- Que sea respetuoso con sus padres y autoridades
- Que sea un hombre de iglesia
- Que apoye a sus pastores o líderes espirituales
- Que sea fiel en la casa y fuera de ella
- Que sienta pasión por hablar de Cristo
- Que profese la sana doctrina
- Y sobre todo, que las ame con ‘locura cuerda’, que ante sus ojos ustedes sean las más bellas, y aunque existan otras mujeres, ustedes sean su sunamita encantadora. Que las respete hasta la eternidad.
¿Será que estoy pidiendo mucho? No lo creo, porque confío en el Dios de los milagros, y sé que ‘allá afuera’ aún hay rodillas de hombres fieles que no se han postrado ante Baal. Y sé también que así como mi esposa y yo hemos criado dos hijas sanas (en todo el sentido de la palabra), también hay padres que han criado varones sanos, con principios sólidos en la Palabra y con valores familiares de verdad (los originales, no los chuecos de la sociedad). Sé que tales hombres existen, y desde ya estoy orando por ellos para que salgan a vuestro encuentro cuando así Dios lo disponga.
Termino esta carta con una frase que espero no la olviden: EN ALGÚN LUGAR HAY UN HOMBRE MEJOR QUE YO, EL CUAL YA ESTÁ SEPARADO PARA USTEDES.
Las quiero mucho, son mi especial tesoro.
Papá
- [quote_center]“He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre” (Salmos 127:3).[/quote_center]
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“El que halla esposa halla el bien, Y alcanza la benevolencia de Jehová” (Proverbios 18:22
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