Respondió él y dijo: Aquel hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos, y me dijo: Ve al Siloé, y lávate; y fui, y me lavé, y recibí la vista. San Juan 9:11
Todo lo que Dios nos ha dado es más que hermoso, y una muestra es poder ver todo nuestro entorno, percibirlo através de las ventanas del alma, esas dos esferas en nuestro rostro que logran confirmar y apreciar de alguna manera la hermosa creación de Sus Manos. Lo que respiramos, lo que sentimos, si no lo vemos, creemos estar incompletos. Pero lo que realmente podemos ver es cuando Cristo nos envía al estanque a lavar nuestra ceguera, se abren nuestros ojos y podemos mostrar al mundo la Salvación.
El que anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo. Juan 11:9 Es común andar errantes y caer en la densa oscuridad, pero Cristo llega a nuestras vidas para mostrarnos la luz que podemos tocar, la luz que eclipsa la maldad, la luz en que su amor nos cambia, la luz que nos da la oportunidad de andar y no perdernos.
El Señor da luz aquel ciego de nacimiento que no conocía el mundo através de sus ojos, eso lo hizo saltar de alegría, pero algo similar ocurre con todo aquel que se convierte a Cristo, ese que también llega a conocer una nueva vida espiritual que antes desconocía igual salta con gozo de alegría… Dios te bendiga en este día en el amor Cristo, Amén.