Cuando nuestro Señor Jesucristo dice, en Mateo 5:13, que somos la sal de la tierra y aclara que si no cumplimos con la misión, si perdemos nuestra sal, entonces somos descartados, tenemos que saber que no está hablando de la salvación. No es que si un creyente deja de ser sal, deje de ser salvo. Este verso no tiene que ver nada con la salvación, sino con tu capacidad de influenciar. Es cuando te olvidas de lo que tú tienes que hacer, que es influenciar. Te pones a pensar que lo que haces no tiene valor y piensas conectarte únicamente con cristianos, sin darte cuenta que el llamado a ser sal no es entre salados, sino entre sosos. Y una de las razones por las que estamos aquí es para cubrir a nuestros hermanos, a los que están a nuestro alrededor.
No pienses nunca que tu vida como cristiano, como creyente, que tu fidelidad a Dios no ha tenido efecto en tus hijos, en tu matrimonio, en tus vecinos. Eso es una mentira del enemigo. Tú tienes que saber que, por el carácter que Dios ha estado desarrollando en ti, tus hijos han sido preservados. Tal vez todavía hoy no lo veas, pero Dios va a recompensar tu fe, tu carácter, tus acciones de fe, y tus hijos van a conocer al Señor. Tu familia es protegida, guardada por el poder de Dios, a través de lo que Él hace en tu vida.
No permitas que las circunstancias del mundo y las decisiones que ellos han tomado, te hagan pensar que no ha valido el esfuerzo de cada decisión que tú has tomado porque te vas a frustrar.
Nunca permitas que el mundo te diga que tu labor ha sido en vano. Muchos han sido preservados por tu sal, por tu influencia.
Pero a veces pensamos que no hemos hecho lo suficiente.
No importa las decisiones que hayan tomado los líderes en tu país, cada oración que tú has hecho delante de Dios con un corazón sincero, ha sido escuchada delante de Dios, y tu vida preserva a esta sociedad. Esto no se va a poner peor, sino mejor, mientras haya más creyentes que se mantengan siendo sal en la tierra.
El apóstol Pablo dice que no descartes a nadie que consiente vivir contigo en sana convivencia, aun sin creer igual que tú. Tienes que saber que, aunque no veas nada en esa persona y no te lo agradezca, Dios lo está preservando porque está recompensando tu fidelidad a Él, en medio de un mundo lleno de corrupción. Nuestra oración es que un día ellos lo reconozcan y tengan la misma relación que nosotros tenemos con nuestro Padre celestial.
¿Qué tiene que hacer la iglesia, nosotros como creyentes, para nunca perder la sal que ha sido formada por el desarrollo del Espíritu Santo en cada uno de nosotros?
- Nunca pensar que no estamos haciendo la diferencia. Siempre está consciente que, aunque de primera intención no veas los resultados y parezca que tu vida no está siendo de influencia, las piedras un día hablarán de lo que tú has provocado en la vida de gente que tú ni sabías que por una oración, una palabra, un mensaje, por algo que hiciste un día, por verte en algún lugar su vida cambió. Nunca pienses que vivir como creyente no está dando resultados.
- Necesitas una relación con el Espíritu Santo. Es solo Él quien te da la convicción en tu interior de quién eres en Cristo Jesús; es Él quien abre nuestros corazones y nos mantiene enfocados hasta permanecer hasta el día del cumplimiento de su promesa.
- Necesitas comunión con la Palabra. Es necesario el constante estudio de la Palabra.
- Necesitas tiempo de oración. Es necesario tu tiempo de comunión en tu mente y corazón, para ordenar tus pensamientos.
- Necesitas conectar con gente que piense de la misma manera. Esto, para que puedan contar el testimonio de lo que Dios está haciendo, e inspirarse mutuamente a la fe. Si te conectas con gente que no ve la diferencia, que todo lo ven negativo, todo lo ven mal o de forma contraria, a eso estarás expuesto continuamente.
Hoy pedimos a Dios que te dé paz, tranquilidad y descanso, seguridad; que sepas que tu vida como creyente tiene valor, que el haber vencido la tentación y no haber caído en la tentación del mundo, el estar hambriento de justicia, el estar en el lugar correcto, viviendo para Dios, que tu testimonio, ha sido la causa de que Dios preserve la vida de alguien más. Quizás en esta tierra no lo vayas a ver, pero cuando llegues al cielo, Dios te abrirá el libro y te mostrará todas las personas que, por ti, le conocieron y te darás cuenta de todo lo que Dios ha hecho a través de ti. Decide hoy ser sal. Camina con la seguridad de que todo el que está en contacto contigo, Dios lo preserva por causa de tu fidelidad al Dios Todopoderoso.