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Nuestra postura con respecto a la gente débil en la fe

Cuando observo y analizo el tono que establecen los diferentes Libros de la Biblia, siempre veo esa combinación de amor y misericordia, y de santidad e integridad. El apóstol Pablo en sus escritos refleja ese balance misterioso entre estos dos extremos.

En Romanos capítulo 14 Pablo habla acerca de la postura que tenemos que sostener con respecto a la gente débil en la fe. Pablo no se está refiriendo solamente a las personas que tienen tendencias pecaminosas o que luchan con diferentes adicciones, sino que en Romanos 14 y 15 se está refiriendo a aquéllas personas que son débiles porque son como melindrosas y muy preocupadas por la santidad, y que piensan que cualquier tipo de comida puede ser contraria a lo que Dios quiere, se preocupan mucho por los ritos y por las cosas mecánicas de la santidad.

Y se refiere específicamente a aquéllos que quizás se preocupan por los días de fiesta cristianos y por los rituales del judaísmo o por las comidas sacrificadas a los ídolos, y que no se mueven en esa libertad a que Dios ha llamado a los hijos de Dios, y que están obsesionados con las cosas pequeñitas y que siempre tienen miedo de estar ofendiendo al Señor por algo; mientras que hay otras personas que Pablo llama como más maduras en la fe y que son más fuertes en la fe, que saben que en Cristo Jesús hemos sido libertados de las ataduras del legalismo y del fariseísmo, y que podemos caminar la vida cristiana con más libertad y más liviandad sabiendo que tenemos un Dios misericordioso que se apiada de nosotros y que camina la vida cristiana con nosotros aún siendo un Dios santo y puro, y perfecto.

Y entonces Pablo invita a los creyentes más fuertes en el Señor a tener esa bondad y esa misericordia con aquéllos que son más débiles que pueden ser, de nuevo, personas excesivamente preocupadas por la santidad o personas que están sufriendo de ciertas ataduras y ciertos pecados de los cuales no han podido liberarse completamente y que requieren un trato misericordioso y compasivo.

Y por eso Pablo en el versículo 13 de Romanos 14 dice: «Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros» ¿ve allí? no podemos juzgarnos, no podemos estar condenándonos unos a otros y criticando por cada cosa que hacemos unos u otros, «no nos juzguemos más los unos a los otros, sino mas bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano.»

Yo creo que esa es la prioridad en la vida cristiana de no ser nosotros piedra de tropiezo en el proceso de santificación de otro hermano o de una Congregación, o de un incrédulo que está comenzando a dar sus primeros pasitos en los caminos de la fe, sino mas bien ser recursos para ellos. Y esa postura de misericordia y de paternidad, una postura pastoral en vez de la postura de exigencia y esterilidad, y legalismo, la que el Señor nos aconseja.

Pablo continúa en el versículo 14 diciendo: «Yo sé y confío en el Señor que nada es inmundo en sí mismo, mas para el que piensa que algo es inmundo para él lo es.» Evidentemente se está refiriendo a esas personas que si comían carne que había sido dedicada a los ídolos ya se sentían como que: oh, estoy comida inmunda y estoy pecando contra Dios.

Pero Pablo decía: ¿sabes qué? si tú y tu fe te da para creer que los ídolos no son nada y que Dios es más poderoso, y que si tú santificas la comida que comes y la declaras pura y santa no tienes que preocuparte de eso, entonces no hay nada de pecado en que tú comas. Pero, a pesar de nosotros tener esa confianza, hay personas que no piensan así, entonces nosotros tenemos que tener misericordia para con ellos y caminar con ellos paso a paso ¿no?

A veces las iglesias son excesivamente preocupadas por no ofender al Señor y entonces creamos iglesias neuróticas. A veces los padres somos demasiado exigentes con nuestros hijos y estamos continuamente azotándolos y demandando de ellos, y señalándoles sus defectos, y no entendemos muchas veces que la mejor forma de producir un hijo saludable, sea en la fe o en la paternidad biológica es afirmándolos, sanándolos, ganándonoslos con un comportamiento benévolo, misericordioso, paciente, simpático y entonces combinando ese comportamiento positivo con el llamado a la integridad, a la seriedad, a la disciplina. Esa es la forma de ser padres tanto en el espiritual como en el mundo biológico, efectivos.

Dice el apóstol Pablo más adelante en el capítulo 15 en el versículo 1: «Así que los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles y no agradarnos a nosotros mismos.» Muchas veces en el camino de la fe tendremos que ser compasivos precisamente porque nosotros somos fuertes y sabemos dónde estamos parados.

En la Iglesia cristiana aquéllas personas que tienen tiempo en la fe y que son firmes en la fe tienen que tener mucha misericordia con aquéllos que están comenzando apenas el camino de la fe cristiana o aquéllos que luchan con heridas del pasado, deformaciones, adicciones. Y en vez de nosotros agradarnos a nosotros mismos precisamente porque somos fuertes, tenemos que posponer nuestra propia comodidad y extendernos hacia los demás para que ellos entonces puedan poco a poco llegar a ser firmes y fuertes como nosotros lo somos.

Ese tipo de Iglesia siempre tendrá al diablo neutralizado y el diablo no sabrá qué hacer con ellas porque serán iglesias llenas del Espíritu de Jesucristo, de Su Misericordia y de Su bondad, y estarán protegidas; porque el que tiene misericordia con los demás recibe misericordia de parte de Dios. Que Dios los bendiga, hasta nuestra próxima meditación.

No quebrará la caña cascada, Ni apagará la mecha que casi no arde; Con fidelidad traerá justicia. Isaías 42:3

Acepten al que es débil en la fe, pero no para juzgar sus opiniones.
Romanos 14:1

Fuente:
Apostol Roberto Miranda

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