No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. Isaías 41:10.
Si hay algo que batalla duro contra la fe es “el dios de este mundo”, el cual tiene una estructura montada de tal manera que pelea con todo lo que tiene a su alcance para que nadie pueda alcanzar, si fuera posible, las riquezas de la Gracia de Cristo.
El Señor advierte sobre este fenómeno pernicioso y “padre de toda mentira”, nos alerta acerca de sus actividades ocultas y vergonzosas hechas con astucia, haciendo actos destructivos en la conciencia humana que van dejando consecuencias y pretensiones de adulterar el mensaje que cambia y transforma a la humanidad para bien, diciendo a esa franja de personas dañadas por las artimañas del error, lo siguiente: “En los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”. 2 Corintios 4:4.
Cada vez que escuchamos de violaciones a jóvenes y niñas, de la desintegración familiar y distorsiones sociales en el orden moral y político que poco a poco van devaluando los valores espirituales de la familia en “este siglo”, vemos al mismo tiempo a Dios obrando con poder para proteger Su Creación, porque “Cuando el pecado abundó, sobreabundó la Gracia”. Romanos 5:20
Esa confusión que abre la frontera a la descomposición social de los valores de la parentela, es la que va socavando el terreno de un mundo que se hunde y se envuelve cada día más en cosas no establecidas por Dios, y es que cuando el hombre da paso a prácticas desleales que el Señor nunca recomendó, empieza a salirse de los carriles del tren del progreso, del bienestar común y la prosperidad que Dios le regaló como parte de sus bendiciones.
Gracias a Dios que nos asiste mediante su manual y legado, la Palabra, y nos da esfuerzo, ayuda, sustento y victoria, nos levanta y está con nosotros en medio del desbarajuste de un mundo hostil y contrario al desarrollo y buen funcionamiento familiar, que hiere muchas veces con aversión y alevosía al prójimo.
Dice el Señor en Su Palabra, «La bendición de Dios es riqueza que viene libre de preocupaciones». Proverbios 10:22. Biblia Traducción en lenguaje actual.