La avaricia trae pobreza a la vida de una persona. Hay una línea fina entre la fe de querer lograr, alcanzar, y el convertirnos en personas avaras. No todo el que quiere y procura alcanzar algo en su vida es una persona avara. Muchas veces se nos acusa de avaros por creer por cosas más grandes, pero…
“ Se apresura a ser rico el avaro, y no sabe que le ha de venir pobreza.” Proverbios 28:22
Hay una línea fina que debes entender en cuanto a lo que es la sana expectativa de cosas grandes, la ambición de querer algo más, y lo que es ser avaro. Este verso nos da una clave de lo que es ser avaro. Una persona avara es alguien que se apresura a la riqueza. Avaricia no es tan solo querer más, guardar más; avara es la persona que, en su mente, necesita o quiere acumular riquezas rápidamente. Cuando quieres apresurar tus resultados económicos es porque en tu mente hay un pensamiento de avaricia. Viéndolo desde esta perspectiva, muchas de nuestras deudas – por no decir todas – son producto de la avaricia. Asumimos deudas, tratando de apresurar un nivel para el cual no estamos listos, para el que no hemos trabajado. Una cosa es tener la ambición de alcanzar lo que Dios ha dicho que tiene para ti, estando dispuesto a trabajar por ello; otra, el querer apresurarlo al punto de endeudarte, en lugar de creerle a Dios que él te lo puede dar, si tú te esfuerzas.
Abraham se convirtió en un hombre avaro en un momento dado. Es la avaricia lo que lo lleva a intimar con Agar para tener el hijo de la promesa. Tratando de acelerar el proceso de lo que Dios le dijo que iba a tomar un tiempo, se volvió avaro; quiso ahora lo que le tomaría un tiempo.
Una de las tentaciones de Jesús estaba relacionada a la avaricia, al querer algo antes de tiempo, sin pasar por el proceso, apresurarse a tenerlo, sin entender que, al apresurarlo, eventualmente, te lleva a la pobreza. El enemigo le dijo: Si me adoras, te voy a entregas todos estos reinos. La verdad es que eso fue lo que Cristo vino a buscar. Vino a buscar tener autoridad y potestad sobre los reinos. Pensarás que él la tenía, pero no; cuando Adán peca le entrega al enemigo esa autoridad; por eso es que esto sí constituía una tentación. Si ya Jesús tenía autoridad sobre todos los reinos, sin pasar por la cruz, entonces ¿por qué pasar por la cruz? Si él tenía autoridad sobre todos los reinos, entonces no era una tentación. Si alguien te pide que hagas algo a cambio de un auto, pero las llaves que tiene para darte son las de tu auto, entonces eso no te motiva o te tienta a hacer nada porque ese auto ya es tuyo y tú no tienes que hacer nada para tenerlo, te pertenece. Una tentación llega cuando hay algo que tú no tienes y te ofrecen una forma rápida de tenerlo. Si Jesús adoraba al enemigo ese día, el enemigo le entregaría los reinos ese día, sin tener que pasar por la cruz, pero aquella sería la forma rápida, avara, y Jesús hubiera terminado sirviéndole al enemigo. Pero Jesús no le adoró, no apresuró lo que le tomaría un tiempo; prefirió estar tres años y medio más aquí en la tierra, y pasar por la cruz y por todo proceso necesario para obtener lo que Dios le había dicho. Y Dios le dio la victoria.
La persona que se apresura a la riqueza, es avara. Cuando tratas de evitar el proceso necesario para alcanzar algo, lo que estarás adelantando es la pobreza para tu vida.
“ El que labra su tierra se saciará de pan; mas el que sigue a los ociosos se llenará de pobreza.” Proverbios 28:19
Una persona ociosa no es otra cosa que una persona vaga, que no es capaz de esforzarse y de continuamente trabajar por aquello que Dios le ha prometido. Si hay algo que se nos dice en la palabra del Señor es que los ociosos no tienen parte dentro del reino de los cielos. Pablo dijo en una ocasión que el que no trabaje que no coma. Hay gente que no puede trabajar; a esos tenemos que ayudarles, pero hay gente que pueden trabajar, pero simplemente no quieren, pretenden que todo se les dé en la mano.
No hay otra manera de progresar y de prosperar que no sea esforzándote. No se trata de que no vayas a descansar; el descanso es parte de lo que Dios hace para nosotros prosperemos; pero si no hay esfuerzo, sacrificio, nada va a ocurrir. Sal de ese estado de vagancia, de ocio, y atrévete a vivir por encima de la pobreza.