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No solo aumentes; multiplica

Cuando Dios crea al hombre, le dice que fructifique y que multiplique. Muchos quieren salir de la pobreza únicamente aumentando, pero no alcanzarás la prosperidad de Dios para tu vida, si no aplicas el principio de la multiplicación. Tienes que aprender a multiplicar los talentos que Dios ha puesto en tu mano. Muchos, por causa de experiencias pasadas, de comparaciones, detienen su potencial de alcanzar todo lo que Dios les ha prometido.

En Mateo 25, vemos la parábola de los talentos. En ella, podemos ver cuál es el verdadero deseo de Dios para cada una de estas personas que son sus siervos. El señor no se quiere aprovechar de los siervos, sino que quiere que ellos aumenten, que progresen, quiere entregarles más. Así que es el deseo del Señor que cuando el pone algo en manos de alguien, esa persona lo multiplique y siga a cargo de la administración de esa multiplicación. Por lo tanto, es el deseo de Dios que tú puedas disfrutar de la multiplicación que Él te ayuda a dar y que tú puedas entender que como administrador seguirás creciendo, aumentando y teniendo mayor autoridad.

Vemos también en esta parábola varios principios que limitan el poder de la multiplicación en la vida de una persona. Este hombre que enterró el talento, el dinero, nos dice la Biblia que él tenía una perspectiva de su señor. Él dijo: te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo. Esa es la percepción que tenía este hombre de su señor. Parece ser que cuando el señor le habla respondiendo a esa declaración que está consintiendo a esa idea: Sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Pero lo que el señor está diciendo es: Si ese es tu pensamiento, si tú pensabas que iba a ser duro contigo, debiste como mínimo buscar alguien de quien pudiera tener algún tipo de resultado, aunque no fuese el que esperaba de ti. De él, el señor esperaba multiplicación. De los banqueros, esperaba intereses. Pero, si tú crees que no puedes multiplicar, dáselo a alguien que le dé intereses. Pero la perspectiva de este hombre, en vez de llevarle a la acción correcta, lo lleva a la incorrecta, lo lleva a retener, esconder, guardar; por lo tanto, no pone a producir el talento que el señor le había entregado.

Muchas veces, sin darnos cuenta, tenemos pensamientos que nos dirigen a las acciones incorrectas. Si el señor hubiera querido solo intereses, se lo hubiera entregado él mismo a los banqueros, pero lo puso en las manos de este hombre esperando multiplicación porque confiaba en las capacidades de este hombre para multiplicar aquel talento. Y muchas veces, no nos damos cuenta que nuestros pensamientos están limitando nuestras acciones y, por lo tanto, los resultados no son los que Dios está esperando de nosotros.

La falta de confianza en nuestras habilidades detiene nuestra capacidad de multiplicación. El señor de esta parábola estaba demostrando mayor confianza en este hombre que en los bancos. Si él le dice: Le hubieras llevado el dinero a los bancos; es porque él sabía que tenía esa opción, ¿por qué no lo llevó él al banco? Porque él sabe que el banco aumenta, pero no multiplica. Él lo puso en manos de alguien que lo pudiera multiplicar. Así que él veía la capacidad de este hombre de manejar aquel talento y multiplicarlo. Fue aquel hombre, el siervo, quien tuvo falta de confianza en su capacidad. Miedo llega porque tiene una percepción incorrecta de su señor, pero aquello realmente estaba ligado a la desconfianza que tenía en sí mismo de poder multiplicar el talento. Y la falta de confianza en su capacidad de multiplicar el talento lo llevó a la parálisis.

Hay muchas cosas en el área de las finanzas que llevan a paralizar nuestra mente, nuestras acciones, que minan la confianza que debemos tener en nuestras capacidades. Puede que aquel hombre se haya enterado que le dieron 5 talentos a otro, 2 a otro; al recibir solo 1, pudo haber pensado que el señor no tenía tanta confianza en él, o pudo dudar de su capacidad. Probablemente la perspectiva que este hombre comienza a tener de sí mismo, lo lleva a mirar la situación de una forma negativa en vez de ver el aspecto positivo. En vez de ver que el señor pudo dárselo a los banqueros pero decidió ponerlo en sus manos, y ver esa confianza que tuvo en él, probablemente lo que hizo fue compararse con los demás y comenzar entonces a minar su confianza.

Quizás tú hoy no has podido progresar económicamente en tu vida porque hay eventos, pensamientos y circunstancias que han socavado tu confianza en tu habilidad, en tu manera de actuar; no te crees capaz, y ahora el miedo que tienes es que tienes tan poco y te crees incapaz, y por eso no te atreves a arriesgar por miedo al peligro de perder. Pero, al esconder y no multiplicar, lo pones todavía en más peligro.

Tú necesitas levantarte con confianza en ti mismo, en tus capacidades, en tus habilidades, en lo que Dios quiere para tu vida, y que entiendas que definitivamente Dios tiene algo para ti. En vez de compararte con el de 5 talentos, con el de 2 talentos, en vez de mirar tus circunstancias del pasado, tienes que sentirte agradecido que Él se lo pudo haber dado a los banqueros, pero te lo entregó a ti; se lo pudo haber dado a otros, pero te lo entregó a ti, porque Él cree que tú lo puedes multiplicar.

Fuente:
pastor Otoniel Font | Puerto Rico

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