✤ PRIMERO QUE NADA DEFINAMOS LUMPEN
Se conoce como lumpen al sector social más bajo del proletariado, aquel que está desprovisto de conciencia de clase. Como tal, la palabra lumpen es el acortamiento de la voz alemana ‘lumpenproletariat’, también adaptada al español como ‘lumpemproletariado’. Su traducción sería algo así como “proletariado de andrajos o de harapos” (lumpemproletariado es un término propio del sistema de la teoría marxista, que fue acuñado por Karl Marx y Friedrich Engels a mediados del siglo XIX en su obra “Ideología alemana”). El lumpen es un grupo social eminentemente urbano, que se compone sobre todo por individuos socialmente degradados, marginados o no integrados a la sociedad, como indigentes, mendigos, prostitutas o delincuentes. Su subsistencia depende, en gran medida, de la caridad, de actividades deshonestas o criminales, o de ciertos recursos que para las otras clases serían desechos. Como tal, el lumpen no posee medios de producción ni aporta fuerza de trabajo, por lo que se considera un grupo social improductivo. Además, vive en condiciones que están muy por debajo de las del proletariado. Debido a que el lumpen carece de conciencia de clase, es un grupo social susceptible de ser comprado/manejado/influenciado por las clases poderosas. Fuente: https://www.significados.com/lumpen/
* Con el paso del tiempo la palabra lumpen comenzó a usarse para referirse a aquellas personas (pobres o no, citadinas o no, de derecha o izquierda) que en forma de turba (masas) saquean, roban, causan daño y violentan a una sociedad.
✤ LO QUE NO ES LUMPEN
No confundamos lumpen con expresar puntos de vista diferentes a los tradicionales o comúnmente aceptados; tampoco confundamos lumpen con marchar pacíficamente para manifestar ideas-postulados-reclamos-creencias, no confundamos lumpen con exigir derechos, alzar la voz ante las injusticias sociales o pedir a los gobiernos de turno que hagan bien su trabajo. El lumpen siempre se asocia a algo negativo, gente que nada aporta a la sociedad (vive de ella cual parásito); el lumpen destruye, nunca construye. Y sin embargo, el lumpen puede camuflarse en manifestaciones pacíficas para desde ahí hacer lo que mejor sabe hacer: destruir, violentar, victimizarse, denostar, intimidar, exigir derechos de manera arbitraria pisoteando el de los demás, sembrar el terror y la incertidumbre en la sociedad.
✤ LUMPEN VIRTUAL
La tecnología nos ha permitido más que en cualquier otra época compartir nuestras ideas, lo que pensamos, lo que sentimos, lo que nos gusta y lo que no. La sociedad de la información llegó para quedarse y la era de la hiperconexión también. Pero con ellas vino un gran dolor de cabeza: Una ola gigante de opiniones, comentarios, respuestas, posturas, teorías, conspiraciones y una serie de expresiones que saturan las redes. Sólo basta subir cualquier tipo de publicación en alguna cuenta para encontrar de inmediato apoyadores y detractores (hay cuentas sociales más abiertas a esto que otras). En sí mismo esto no es malo porque permite la interacción, la democratización de la información, el dar a conocer lo que uno piensa…, pero a veces tal acción pasa la cuenta (lo he vivido en carne propia, o mejor dicho, en ‘avatar propio’). Por eso las palabras de Umberto Eco causaron tanto revuelo cuando el escritor y filósofo italiano se atrevió a decir: “Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban solos en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos rápidamente eran silenciados, pero ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los imbéciles”. Luego siguió diciendo: “Si la televisión había promovido al tonto del pueblo, ante el cual el espectador se sentía superior, el drama de Internet es que ha promovido al tonto del pueblo como el portador de la verdad”, asegura Eco. Pero además afirmó: “No se puede frenar el avance de Internet…, el problema de la Red no es solo reconocer los riesgos evidentes, sino también decidir cómo acostumbrar y educar a los jóvenes a usarlo de una manera crítica”. Fuente: https://actualidad.rt.com/…/177851-umberto-eco-redes-social…
✤ NO SEAS PARTE, INFLUYE DE MANERA POSITIVA
Existe una palabra mucho más moderna que la citada en el título de este artículo (lumpen), me refiero a “INFLUENCER”. Se llama influencer a una personalidad pública que se hizo famosa a través de Internet y que encuentra en el ámbito digital su principal ámbito de influencia. Se trata de celebridades (algunas no lo son, pero creen serlo) con miles o millones de seguidores en las redes sociales. Por lo general un influencer es alguien capaz de viralizar contenidos: es decir, de multiplicar la difusión y la propagación de videos, imágenes, artículos, etc. Además incide en las decisiones de consumo de sus admiradores, marcando tendencia. Por eso suelen ser figuras que contratan las empresas y las marcas para el desarrollo de campañas publicitarias ya que su fama garantiza la llegada de los anuncios a una gran cantidad de personas.
La noción de influencer ha sido relacionada al famoso pensamiento de Andy Warhol respecto a que, en el futuro, cada individuo tendría sus quince minutos de fama. La popularidad de las estrellas de Internet puede ser súbita, con un crecimiento repentino, pero también fugaz: no son muchas las que consiguen mantener un elevado nivel de reconocimiento con el paso del tiempo. Fuente: https://definicion.de/influencer/
Si por esas cosas del destino (o mejor dicho de Internet) te has convertido en un generador de opiniones, un marcador de tendencias, un propulsor de contenidos…, un influencer en todo el sentido de la palabra; aprovecha esa fama de 15 minutos (o más) para diseminar ––a través de tus fotos, vídeos, canciones, artículos, podcasts–– principios y valores que construyan sociedad, que construyan vidas, que aporten valor a quienes te sigan. No seas parte del “lumpen virtual”, de aquellos que sólo esparcen terror, odio, impunidad, rabia, groserías y violencia en sus cuentas sociales. Los tales son lacras cibernéuticas que pudren la red, son perfiles vacíos que incitan al fanatismo, la xenofobia, la homofobia, el anti-gobierno (en todas sus formas), que se escudan en el “progresismo” para desde ahí hacer proselitismo violento…, son los cruzados medievales del siglo XXI que intentan “conquistar Jerusalén” para sus propios fines egoístas…, ¡no los sigas! ¡no les des “me gusta”! ¡no comentes sus post! (al hacerlo contribuyes a viralizarlos), ¡no los aplaudas! Esos “bots” suelen ‘postear’ bravuconamente pero a la hora de defender sus postulados con fundamento, razón y corazón lo único que hacen es vomitar su frustración. ¡Cuidado!, las palabras de odio (y todo lo que ellas implican) son más poderosas que las fogatas de las manifestaciones violentas.
CONCLUSIÓN
Si has llegado al final de este escrito lo agradezco (y mucho), Facebook no es la mejor aplicación para exponer escritos largos, así que gracias por quedarte.
Esto es lo que te pido que hagas: Exprésate con educación, da a conocer tu punto de vista con fundamentos, respeta la opinión de los demás, no te creas el dueño de la verdad, siempre busca aportar con tus contenidos. Nunca desinformes, jamás violentes a tus seguidores, no escupas fuego y odio en tus post, piensa antes de escribir; conviértete en un generador de contenidos positivos lo cual no significa ignorar la realidad; ¡siempre se puede ver el vaso medio lleno!, tenemos muchos en la red que sólo ven el vaso vacío y quieren hacernos creer que tal es la realidad…, ¡no lo es! (hay más cosas buenas que malas en este mundo).
Hubo un “influencer” allá en el siglo 1º cuya fama ha trascendido tiempos, tendencias, épocas y tecnologías, el cual dijo: “Toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio”.