El que toma cerveza sin alcohol, sigue todavía sin un cambio interno. Lo mismo con la dieta y con todo en la vida. Sustituimos y sustituimos para hacernos sentir bien, cuando en realidad no hay verdad en muchas de esas cosas ni muchos resultados. Hay cosas en la vida que no tienen sustitución. Lo primero que no tiene sustitución es la presencia de Dios.
Un día, Dios le dice a Moisés que lo va a sacar de Egipto, y que el ángel de Jehová iría con él; y vemos en Éxodo 33:15 la respuesta de Moisés.
“15 Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí.” Éxodo 33:15
Qué bueno que el ángel de Jehová vaya contigo, que Dios mande todos los ángeles que quiera, pero un ángel no sustituye la presencia de Dios. Hay cosas en tu vida que no tienen sustitución, que no se pueden cambiar por otras, que si se diluyen, pierden la esencia; y como iglesia, tenemos que tener cada vez más claro en nuestra vida cuáles son esas cosas que no pueden ser sustituidas. Y lo primero que no se puede sustituir en tu vida es la presencia de Dios.
Cuando tú llegues al cielo, no se te va a preguntar cuántos libros leíste, cuántos libros conoces; se te va a preguntar a quién conociste; y si conociste a la persona correcta, que se llama Jesús de Nazaret, y has tenido una experiencia con él y caminas en su presencia, entonces, tu vida aquí en el presente y en el más allá será transformada.
No hay sustituto, no hay buena obra que tú hagas, donación que des, buen trabajo que hagas, buena ética ni moral que sustituya el hecho de tener una relación con la persona del Espíritu Santo, con tu Padre celestial; y no hay sustituto más allá de tú saber que él pagó el preció por ti; él te sustituyó a ti para que tú no fueras allí. Y tu relación con él es la que te da acceso al trono de la gracia.
El problema a través de los tiempos es que la iglesia, la gente, la sociedad están buscando todos los sustitutos todo el tiempo para tratar de complacer sus deseos, su mente, cuando la verdad es que eso no necesariamente trae grandes resultados.
“9 Por tanto, contenderé aún con vosotros, dijo Jehová, y con los hijos de vuestros hijos pleitearé. 10 Porque pasad a las costas de Quitim y mirad; y enviad a Cedar, y considerad cuidadosamente, y ved si se ha hecho cosa semejante a esta. 11 ¿Acaso alguna nación ha cambiado sus dioses, aunque ellos no son dioses?” Jeremías 2:9-11a
Tres cosas principales hacen que una nación sea conocida en el mundo: la comida, la música, y su dios. Cada nación tiene un dios. En Estados Unidos, por querer aceptar a todo el mundo, recibimos todas las cosas; para volvernos inclusivos, diluimos lo que nos ha hecho la nación que somos. La pregunta es si nos ha servido de algo.
“Sin embargo, mi pueblo ha trocado su gloria por lo que no aprovecha.” Jeremías 2:11b
Luego nos preguntamos por qué hay tiroteos masivos, pero es que hemos sacado a Dios de todo lugar. En otros sitios no tienen el mismo dios, pero nada más creer en un dios pone respeto porque hay reglas. Tú no te puedes poner con estas cosas ni en China ni en Arabia; hay reglas, normas. Puede que no estemos de acuerdo con todas ellas, pero hay una estructura. Pero si aquí todo lo hacemos libre, invertimos en lo que no es correcto; la pregunta es si eso nos aprovecha. ¿Nos aprovecha haber sacado a Dios de las escuelas? ¿Nos aprovecha que los políticos ahora digan que no hay que orar? Si quieren regular las armas, que lo hagan; pero eso no quita el problema de que hay una familia disfuncional, un hijo encerrado cuyos padres no pudieron cuidarlo. Puedes quitarle las armas al mundo, pero ¿quién sana a esa familia, quién toma a ese niño que fue y mató a otros, quién se mete en ese lugar y hace que el verdadero problema desaparezca? Si sustituimos las cosas, que sea por algo que aproveche, no por algo que no aproveche. Y lo único que tú no puedes sustituir es la presencia de Dios. Que en tu casa se sirva a Dios. Es lo que les aprovecha. No determina que sean perfectos porque no lo van a ser, pero es lo que les aprovecha.
“12 Espantaos, cielos, sobre esto, y horrorizaos; desolaos en gran manera, dijo Jehová. 13 Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.” Jeremías 2:12-13
El Señor dice que cometieron un grave error al dejarle. No hay sustituto para Dios. Puedes querer darles viajes a tus hijos -y todos los que les puedas dar, dáselos – pero no hay sustituto para Dios. La mejor educación que les puedas dar a tus hijos, dáselas; pero no hay sustituto para Dios. Nada sustituye a Dios. Si tú entiendes esto y lo tienes presente en tu vida, no vives engañado.