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No hay nada ni nadie como nuestro Dios

SALMO 86:7-9 En el día de mi angustia te llamaré, Porque tú me respondes.  oh Señor, ninguno hay como tú entre los dioses, Ni obras que igualen tus obras. todas las naciones que hiciste vendrán y adorarán delante de ti, Señor, Y glorificarán tu nombre.

Creo que todos nosotros que somos cristianos e hijos de Dios estaremos de acuerdo con esta afirmación, sabemos que verdaderamente nadie se puede comparar con el Señor.

Pero tristemente también hay millones de personas en el mundo que aún piensan que pueden encontrar algo o alguien mejor que nuestro Dios, por eso no confían en él, no creen en él, sino que ponen su confianza y su fe en lo humano y en lo terrenal.

Son personas que dejan al único Dios verdadero, y convierten a las personas o a las cosas de este mundo en sus dioses, es decir ponen su esperanza en ellos, piensan que en ellos van a encontrar la satisfacción para sus vidas, y es por ese motivo que su vida está enfocada en todo aquello que han convertido en sus dioses.

Algunos de estos dioses que en la actualidad las personas ponen su corazón en ellos son: El dinero, la fama, el poder, el placer, y las personas.

Veamos ahora en la palabra de Dios por qué nuestro Dios es el único Dios verdadero, él porque el Señor está por sobre los dioses de los hombres en este mundo.

I) EL DINERO (MATEO 6:24) Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.

Muchas personas en el mundo han convertido el dinero en sus señoras, y por eso aborrecen al Señor ya su Reino, su vida está enfocada en el dinero, han puesto su corazón en el dinero, lo cual la palabra de Dios nos enseña que no tenemos que permitirlo (Salmo 62:10) No confiéis en la violencia, Ni en la rapiña; no os envanezcáis; Si se aumentan las riquezas, no pongáis el corazón en ellas.

Lastimosamente las personas hacen del dinero su dios, viven para él dinero, el gozo de su vida es tener dinero, y el sentido de su vida lo encuentran en el dinero.

Ellos piensan que pueden comprar todo con dinero, que el dinero lo puede arreglar todo en la vida, que con dinero pueden obtener todo lo que quieren en la vida, PERO ESTÁN EQUIVOCADOS.

El dinero es un dios, pero nuestro Dios es el Dios verdadero, el dinero puede comprar medicinas, el dinero puede comprar asistencia médica, pero el dinero no puede pagar milagros, el dinero no hace milagros, el don de Dios su poder y sus maravillas no se pueden comprar con ninguna cantidad de dinero (Hechos 8:18-20) Cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero, 

19 diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos reciba el Espíritu Santo. 20 entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero.

El dinero no puede comprar la redención de una persona (Salmo 49:6-8) Los que confían en sus bienes, Y de la muchedumbre de sus riquezas se jactan, 7 Ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano, Ni dar a Dios su rescate 8 (Porque la redención de su vida es de gran precio, Y no se logrará jamás),

Solamente nuestro Dios puede pagar la redención de la vida de los seres humanos, y no la ha pagado con dinero sino con la sangre de su hijo Jesucristo (Colosenses 1:13-14) el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, 14 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.

Las personas en el mundo piensan que la vida está en el dinero y las posesiones materiales y por eso convierten todo eso en su dios, porque creen que en el dinero y en las cosas está la felicidad de su vida, la satisfacción de su vida, la paz de su vida, pero nuestro Señor Jesucristo dejo bien claro que la vida del hombre no está en las cosas materiales ni en el dinero (Lucas 12:15) Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.

II) LA FAMA: (1 REYES 4:34) Y para oír la sabiduría de Salomón venían de todos los pueblos y de todos los reyes de la tierra, adonde había llegado la fama de su sabiduría.

Definamos primeramente lo que significa la Fama: Que las cualidades o los actos de una persona sean reconocidos por mucha gente y que se hable de ellos.

En la actualidad la vida de muchas personas, hombres, mujeres, jóvenes y hasta niños y niñas, está enfocada en hacer crecer su fama, ser reconocidas por muchas personas principalmente en las redes sociales, su vida, está enfocada en obtener más y más “Kikes” o “Me encanta” en sus publicaciones, en sus videos, en sus transmisiones, etc.

Estas personas han convertido la fama en su dios, piensan que en la fama y el reconocimiento encontrarán la satisfacción de su vida, que los “Kikes” y “Me encanta” de las redes sociales llenarán los vacíos de su corazón.

Pero la palabra de nuestro Dios nos declara una verdad universal y espiritual: LA FAMA TERMINA al igual que todo lo terrenal, nada humano, nada terrenal puede permanecer para siempre, ni aun los más famosos y ricos de este mundo pueden permanecer para siempre (Santiago 1:11) Porque cuando sale el sol con calor abrasador, la hierba se seca, su flor se cae, y perece su hermosa apariencia; así también se marchitará el rico en todas sus empresas.

La palabra de Dios también nos muestra que hasta una persona muy famosa como lo fue Salomón puede terminar perdido, puede terminar frustrado y hastiado de la vida (Eclesiastés 1:1-2) Palabras del Predicador, hijo de David, rey en Jerusalén. 2 vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad.

Verdaderamente la fama es un dios en este mundo, pero la fama no puede llenar verdaderamente el corazón del ser humano, es por eso que este hombre tan famoso llamado Salomón pudo comprender que solamente en el Dios verdadero encontramos todo lo que nuestra vida necesita, solamente en él está la satisfacción de la vida: (Eclesiastés 12:12-13) Ahora, hijo mío, a más de esto, sé amonestado. No hay fin de hacer muchos libros; y el mucho estudio es fatiga de la carne. 13 el fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.

III) EL PLACER: (ECLESIASTES 2:10) No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno, porque mi corazón gozó de todo mi trabajo; y esta fue mi parte de toda mi faena.

Verdaderamente no podemos negar que el placer es algo que millones de personas en el mundo han convertido en su dios, pues su vida está enfocada en la búsqueda del placer.

Muchas veces tenemos la idea que el placer se refiere únicamente a la sexualidad o a la diversión, pero el concepto de placer es mucho más amplio, las personas buscan el placer y la satisfacción de su vida de muchas formas: El placer puede ser definido como una sensación o sentimiento positivo, agradable o eufórico, que en su forma natural se manifiesta cuando un individuo consciente satisface plenamente alguna necesidad: por medio de una bebida, en el caso de la sed; con la comida, en el caso del hambre; con el descanso (sueño), para la fatiga; con la compañía para la soledad; el sexo para la deseos de la carne; la diversión (entretenimiento), para el aburrimiento; y los conocimientos (científicos o no científicos) o cultura (diferentes tipos de arte) para la ignorancia, la curiosidad y la necesidad de desarrollar las capacidades.

Pero tenemos que comprender que todo el placer es temporal, no permanece para siempre en nuestra vida, tenemos que buscar más y más para poder sentirnos nuevamente satisfechos, y es por eso que a muchas personas ese dios llamado placer los lleva a la esclavitud de las adicciones, de los vicios, de las relaciones destructivas, ya que es algo que no llena el alma, ni el corazón, solamente satisface los sentidos.

Por eso nuestro Señor Jesucristo dejó bien claro que solamente en él, en Dios, está la satisfacción plena del corazón y del alma del ser humano (Juan 6:35) Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.

Para llenar el vacío del corazón del ser humano satanás ofrece placeres, pero nuestro Dios nos ofrece su presencia, en él está todo lo que necesitamos en nuestra vida.

IV) LOS SERES HUMANOS (ISAÍAS 31:3) Y los egipcios hombres son, y no Dios; y sus caballos carne, y no espíritu; de manera que al extender Jehová su mano, caerá el ayudador y caerá el ayudado, y todos ellos desfallecerán a una.

Lastimosamente otro de los dioses en quien las personas en el mundo ponen su confianza y su esperanza son los mismos seres humanos, en hombres y mujeres que, por su posición social, por su dinero, por su poder terrenal las personas consideran que en ellas está toda la ayuda que su vida necesita.

Pero la palabra de Dios nos enseña que nosotros NO DEBEMOS PONER NUESTRA CONFIANZA Y ESPERANZA EN LOS HOMBRES (Jeremías 17:5) Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová. 

Y aunque podríamos dar muchas razones por las cuales no debemos convertir en dioses a los hombres y mujeres la palabra de nuestro Dios, el Dios verdadero, nos da la respuesta (Marcos 10:27) Entonces Jesús, mirándolos, dijo: Para los hombres es imposible, má para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios. EL PODER DEL HOMBRE ES LIMITADO, PERO PARA DIOS NADA ES IMPOSIBLE.

Por muchos que los seres humanos tengan poder, dinero, fuerza, influencia, etc, solamente nuestro Dios es el ÚNICO TODOPODEROSO (Apocalipsis 1:8) Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.

CONCLUSIÓN: Este día proclamamos lo que la palabra de Dios nos enseña, esa verdad que nadie puede negar y que todos debemos conocer: NO HAY OTRO DIOS MÁS QUE NUESTRO DIOS (Isaías 45:21) Proclamad, y hacedlos acercarse, y entren todos en consulta; ¿quién hizo oír esto desde el principio, y lo tiene dicho desde entonces, sino yo Jehová? Y no hay más Dios que yo; Dios justo y Salvador; ningún otro fuera de mí.

Fuente:
Pastor Oscar Flores | El Salvador

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