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No deje que la tormenta te hundas

Elías, huyendo, fue al desierto. Temía por su vida, pues había degollado 400 profetas de baal, y la reina Jezabel dijo que le haría a él lo mismo. En su camino, se quedó dormido, luego de desear morirse, pero un ángel le dijo: Levántate y come, porque largo camino te resta. Elías se levantó, comió y bebió; fue fortalecido, y caminó 40 días y 40 noches hasta el monte Horeb, se metió en una cueva – que en la Biblia representa depresión – y vino a él palabra de Dios, pidiéndole que saliera de aquel lugar.

“11…Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. 12 Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado. 13 Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías?” 1 Reyes 19:11b-13

Cuando estamos deprimidos, lo menos que queremos saber es dónde Dios no está, pero eso es precisamente lo primero que Dios nos muestra; porque, para poder descubrir dónde Él está, tienes que sacar de tu mente donde tú piensas que Él está. Dios no estaba en el fuego ni en el terremoto; pero muchos buscan a Dios donde estaba, no donde está.

A través de esta historia, podemos ver la importancia de refrescar tu vida, de recibir el sustento necesario para continuar hasta alcanzar lo que Dios tiene para ti. Todos pasamos desgastes emocionales, físicos; sin importan qué tan grandes victorias tú tengas, tu mente, tu interior, se desgasta, ya sea por la queja de aquellos a tu alrededor o por tu frustración ante las circunstancias. Y todos llegamos a ese punto en que necesitamos oír de Dios para continuar en el camino que Él tiene para cada uno de nosotros.

En la versión en inglés, la expresión para “largo camino te resta” es más abarcadora; en español hace referencia a una larga distancia, a un largo tiempo, a que queda mucho por hacer – lo cual es cierto – pero en inglés dice “this journey is greater than you”, “este camino es más grande que tú”. En momentos de crisis, de las peores cosas que puede pasar es que hagas de tu vida el centro de todo. En tu país, la batalla que hay es que cada sector hace de sí mismo el centro de todo; solo importa lo que les pasa a ellos, lo que pasa en su grupo. Inclusive la iglesia puede caer en esto; porque el centro de tu país sí debe ser Dios, pero no tú, no la iglesia hablando en términos naturales; no la institución de la iglesia como tal. Cuando haces de tu vida el centro de todo, las crisis se vuelven peores, mayores; pierdes el deseo de luchar, te haces víctima de todo; y no es hasta que salgas de eso que recobrarás fuerzas para seguir hacia adelante.

Cuando Dios le dice a Elías: Largo camino te resta, le dice: Esto es más grande que tú; yo no te llamé para salvarte a ti, para demostrar quién tú eres, para hacer de ti el profeta más grande. Al decir: No soy yo mejor que mis padres; vemos que el profeta creía que llegaría a un lugar grande, de prominencia, de reconocimiento. Elías cometió el error de centrarse en el “yo”; él dijo: Yo solo he quedado, yo solo te sirvo. Y, cuando tú te centras en ti, comienzas a perder las fuerzas. Entiende que lo que Dios tiene para ti es más grande que tú, más grande que darte un nombre, una casa o un negocio a ti. El día que tú piensas que lo más grande que Dios quiere hacer eres tú, ese día, cuando vez la crisis, comienzas a desfallecer, y no tienes la fortaleza en tu interior para continuar.

Elías estaba en el monte Horeb, lugar donde hubo varios momentos cruciales, importantes. Allí fue donde Dios le habló a Moisés, donde confirmó su pacto con el pueblo para que fueran libres. En el monte Horeb, cuando Jesús va para la cruz, allí fue transfigurado, y allí aparecieron Moisés y Elías; 2 hombres que tuvieron que llegar a un monte para reconocer que lo que ellos iban a hacer era más grande que ellos. El mismo Jesús necesitó llegar a un monte y ver a Elías y a Moisés, que le dijeran que iba a pasar por la cruz porque aquello era más grande que él; era por la cruz que se salvaría más gente.

El monte Horeb es el lugar donde tú retomas el sentido de tu vida, y te das cuenta que tu vida nunca se ha tratado de ti, sino que hay algo más grande que Dios quiere alcanzar. Dios quiere llevarte por ese camino, para que tú rompas tu yo y puedas ver que lo que Él quiere hacer contigo es más grande que simplemente hacer algo para ti.

Lo que Dios quiere hacer contigo es más grande que lo que Él quiere hacer para ti. Tú estás pensando en tu casa, en tu carro, en tu problema, en tu dificultad; pero tienes que salir de esa mentalidad para realizar que el camino que te resta es más grande.

La Biblia dice que, en un momento dado, los discípulos zarparon y vino una gran tormenta; pero dice también que había muchas barcas más; porque, cuando los discípulos zarparon, otra gente se atrevió a salir. Cada vez que tú haces algo, otros se atreven a salir, a zarpar. Por eso es que tú no puedes dejar que la tormenta te hunda, porque no tan solo te hundes tú, se hunden otros contigo porque otros se atrevieron a salir porque tú te atreviste primero. Esto es más que tú. Tu llamado es más que para ti. Lo que Dios quiere hacer es algo más que hacer algo por ti; Él quiere hacer algo contigo. No cometas el error de centrar tu mundo en ti.

Sácate la víctima de tu cabeza porque tienes mucho que hacer; Dios va a hacer algo más grande en tu vida. Llega al lugar donde vas a recobrar tu verdadero llamado, tu verdadero ministerio.

Fuente:

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pastor Otoniel Font | Puerto Rico

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