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No debemos temer a las sacudidas

En aquella ocasión, su voz conmovió la tierra, pero ahora ha prometido: Una vez más haré que se estremezca no solo la tierra, sino también el cielo. La frase «una vez más» indica la transformación de las cosas movibles, es decir, las creadas, para que permanezca lo inconmovible. Hebreos 12:26-27

Recientemente Dios me habló: «Las naciones están entrando en un período de intensas sacudidas. La economía, la sociedad, los gobiernos y las instituciones se estremecerán. No te distraigas con la sacudida, porque en medio de la sacudida hay un despertar. Muchos de Mi pueblo se aferrarán a sus destinos y declararán Mis propósitos para sus vidas. Hablarán a las cadenas que los aprisionan y dirán: “YA NO EXISTIRAS” Estoy aquí para correr al frente. No seré encadenado y no seré amordazado.'»

DESPERTAR PARA CAMBIAR LA HISTORIA
En la Iglesia moderna, muchos responden a las sacudidas con miedo y empiezan a declarar que el fin está cerca. En la Iglesia primitiva, los creyentes respondieron a las sacudidas con fe y declararon nuevos comienzos radicales. Los individuos, las ciudades y las naciones fueron transformadas. ¡Es tiempo de cambiar la historia y no caminar con miedo!

El capítulo 3 de Hechos habla de un hombre cojo que fue puesto a la puerta de un templo para pedir dinero. Después de que Pedro y Juan oraron por él, el hombre pasó de estar cojo a saltar. Todos los que vieron el milagro estaban asombrados. Se reunió una multitud y Pedro predicó. Su predicación provocó un alboroto con los líderes religiosos. Detuvieron a Pedro y Juan, los amenazaron severamente e insistieron en que ya no hablaran en el nombre de Jesús.

Después de que Pedro y Juan fueron liberados, regresaron con los creyentes y les informaron de todo lo que había sucedido. Los creyentes no perdieron tiempo. Fueron directamente a la oración: » Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, 30 mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús» (Hechos 4: 29-30).

Dios actuó rápidamente y respondió con una señal sobrenatural y una impartición de audacia sobrenatural: «Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios” (Hechos 4:31).

Cuando Dios sacudió el lugar donde estaban reunidos, estaba diciendo: «No se desanimen. Yo soy el que hará la más grande sacudida». El enemigo te sacude para intimidarte y destruirte. Dios te sacude para despertarte y empoderarte. Como dijo Pablo al joven Timoteo: «Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio» (2 Timoteo 1:7). Las personas llenas de miedo se sacuden y sus mentes se oscurecen. Las personas llenas del Espíritu Santo se vuelven audaces y sus mentes se aclaran. Con una mente clara, podemos derrotar las fortalezas enemigas.

LOS HIJOS DE ANAC ESTAN A PUNTO DE ENCONTRARSE CON LOS HIJOS DE DIOS

Cuando Dios guio a los israelitas de Egipto a Canaán, los estaba guiando a una de las fortalezas demoníacas más grandes de la tierra. Da la casualidad de que también era su Tierra Prometida. La oscuridad sobre la tierra de Canaán era terrible. Los tres hijos de Anac estaban situados en Hebrón (Josué 15:13-14). Eran hombres de guerra, legendarios, empoderados demoníacamente, invencibles. Los territorios circundantes vivían con miedo de ellos. Hebrón era una fortaleza en la montaña; sin embargo, era solo una de las muchas fortalezas en Canaán. Dios usó una pequeña nación nómada, aparentemente débil, para derrotar a naciones fuertes, establecidas y empoderadas por demonios.

No debemos dejarnos intimidar por las sacudidas. Las fuerzas del mal que muchos temen hoy ocupan territorios que Dios ha destinado para Su pueblo y Sus propósitos. Es tiempo de que los sacudidores, los hijos de Anac, se conviertan en los sacudidos; lo invencible se convertirá en vencido; los temerosos e intimidados se convertirán en los despiertos. Es tiempo de que los «hijos de Anac» se encuentren con los «hijos de Dios». (Nathan Shaw)

Josué 15:14 Y Caleb echó de allí a los tres hijos de Anac, a Sesai, Ahimán y Talmai, hijos de Anac.

Con amor y oraciones,

Fuente:
Magie de Cano

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