“Reflexionemos seriamente en nuestra conducta, y volvamos nuevamente al Señor”. Lamentaciones 3:40 (Dios Habla Hoy)
No cabe duda que somos buenísimos para cometer errores, pareciera que algunos de nosotros tenemos una maestría en meternos en problemas. Aun no salimos de una, cuando ya estamos metidos en otra. Y el problema mayúsculo es que a veces cometemos el mismo error docenas de veces.
Y es que algunos de nosotros no terminamos de aprender, se supone que si en algún momento cometemos un error deberíamos de aprender para no volverlo a cometer, pero lejos de aprender, pareciera que nos olvidamos rápidamente del tropiezo y al poco tiempo nos tropezamos nuevamente y con la misma piedra.
¿Por qué?, ¿Por qué somos así?, ¿Por qué le devolvemos a Dios sus favores de esa manera?, lastimosamente muchos de nosotros vivimos una vida alejada de Dios. Decimos amar a Dios, decimos servirle, pero muchas veces no estamos teniendo lo más importante, hablo de esa relación intima con Dios que nos lleva a tratar de agradarlo en todo.
Tu puedes ser un gran servidor, puedes tener talentos especiales y muy buenos, pueda que no haya nadie que haga mejor eso o aquello que tu, pero aun así, muchas veces estas estamos lejos de Dios.
Y es que no estoy hablando de cosas del otro mundo y sé que me comprendes. Tu mismo sabes que a veces estas tan lejos de Dios y lo puedes comprobar al ver cómo eres seducido fácilmente por aquello que en algún momento venciste. Esa fácil seducción es una muestra de que falta más comunión con Dios, porque tú mismo sabes que cuando estas más cerca de Dios, te es más fácil decir no y ser fiel, pero cuando poco a poco has ido dejando de tener esa comunión con El, se te hace facilísimo hacer cosas que no tendrías que hacer.
Es triste ver o mejor dicho darnos cuenta que muchas veces estamos más lejos de Dios de lo que creemos, nos es difícil escuchar su voz porque nuestros oídos están llenos de basura, nos es difícil ver lo que nos está mostrando, porque nuestros ojos están siendo segados por nuestras malas acciones, nuestro corazón se está endureciendo porque poco a poco vamos dejando de sentirnos mal por las cosas negativas que hacemos y luego pareciera que es parte de nosotros, cuando realmente todo eso está dañando nuestra relación personal con Dios.
¿No crees que ya es hora de despertar?
¿No crees que es hora de darte cuenta lo lejos que estas cada vez mas del Señor?, ¿Qué excusa podrás hoy?, ¿Por qué seguir tropezando con la misma piedra?, ¿Por qué te has olvidado de lo que un día prometiste?, ¿Qué paso contigo?, ¿En qué momento dejaste de ser aquel siervo o sierva humilde que escuchaba y obedecía la voz del Señor? ¿Qué pasa contigo?
Hoy es un día de reflexión, es un día en donde debes darte cuenta que Dios no ha olvidado de lo que un día te dijo que haría contigo, es un día en donde debes darte cuenta que no estás viviendo como tendrías que vivir, es un día de autoevaluación, en donde te darás cuenta que lejos de avanzar has retrocedido y todo por descuidar lo más preciado: Tu relación personal con el Señor.
¿Por qué no restauramos esa comunión que un día tuvimos con Él?, no, no digas ni pienses que no podrás, porque si un día tuviste una comunión preciosa con El, entonces es porque puedes hacerlo otra vez y aun mejor. No es momento de rendirte, no es momento de pensar de que eres incapaz de regresar al mismo nivel, no, al contrario, es momento de pensar que este día Dios te está hablando porque en su agenda estaba escrito este momento, y si sientes en tu corazón que El te está hablando significa que hay una oportunidad valiosa para tu vida.
¡Vamos! Reconstruyamos ese altar personal con el Señor, comencemos de nuevo, volvamos a Él, reconozcámoslo como el Centro de nuestra vida, busquémosle, adorémosle, sirvámosle con un corazón sincero y agradecido, este es el día de la renovación.
Te invito a que allí en donde estas o en el momento que tengas el tiempo puedas ir a solas a un lugar y puedas hablar con El de una forma especial, puedas abrir tu corazón y decirle lo mucho que en verdad lo amas y lo mucho que necesitas de Él.
¡Hoy Dios comenzara a restaurar tu vida espiritual!