“Le pido a Dios, el glorioso Padre de nuestro Señor Jesucristo, que les dé sabiduría espiritual y revelación, para que crezcan en el conocimiento de Dios” Efesios 1:17
Existen varias formas de experimentar el mar. Siempre me ha gustado sentarme en una banca y mirar el mar. Igualmente es un deleite pasearse por la playa y tocar con los pies el agua. No hay nada como nadar en el mar un día soleado. Pero un día me atreví a bucear y esto cambio mi perspectiva del mar.
Al igual como se puede experimentar el mar de diferentes formas también hay diferentes niveles de experimentar una relación con Dios. Existen por lo menos cuatro niveles de relación con Dios.
Nivel de Hijo/a: Este es el primer nivel garantizado para todos los que le recibieron a Jesús, a los que creen en su nombre, de ser hechos hijos de Dios (Jn 1.12). El ser un hijo/a de Dios te da la paternidad que necesitas para poder aprender del Padre y llegar a ser como El.
Nivel de Siervo/a: Solamente ser hijo/a de Dios es como sentarse en la banca y mirar el mar de lejos. Pero si queremos experimentar la poderosa mano de Dios en nuestras vidas y el misterio del propósito por el cual fuimos creados entonces tenemos que asumir nuestra posición de siervo/a de Dios. Esto se llama tener misión y Jesucristo dijo que su misión era servir y no ser servido (Mat. 20.28).
Nivel de Amigo/a: El siervo/a tiene una misión que cumplir, pero no pasa de ser un siervo/a inútil pues hizo lo que debía de hacer (Lc. 17.10). Por ello Jesus nos invita a otro nivel, el de amistad, para que todas las cosas que El oiga del Padre, nos las dé a conocer a nosotros (Jn 15.14-16) y nuestro gozo sea completo.
Nivel de Esposo/a: El nadar en el mar es fantástico, pero nada se compara con bucear y mirar dentro del mar. No existe en la Biblia un nivel más alto de unidad e intimidad que el matrimonio. El esposo/a tiene derecho a Su alcoba porque está casado con Dios y llega a ser el amado/a (Cnt. 2.16).
Concepto importante
La revelación de Dios solo sucede cuando hay mas intimidad con El. Solo en la intimidad con Dios puedo conocer Su corazón y experimentar la medida de la estatura de la plenitud de Cristo (Efesios 4.13).
El ser un hijo de Dios me convierte en ser parte de la familia y esto conlleva tener responsabilidades como siervo de Dios. Pero el amigo accede a privilegios mayores que un siervo. Por tanto, mi nivel de relación tiene que aumentar también.
Pero nada se compara con bucear dentro de la plenitud de Dios para explorar su inexplorable amor. Es allí donde el glorioso Padre de nuestro Señor Jesucristo nos puede dar sabiduría espiritual y revelación, para que crezcamos en el conocimiento de Dios (Ef. 1:17).
Motivo de Oración
Señor Jesus hoy vengo delante de ti para agradecerte por haberme hecho parte de tu familia. Gracias por recibirme como un siervo/a y también llamarme un amigo/a tuyo. Pero tengo un anhelo de poder tener una mayor intimidad contigo y hoy me comprometo a buscarte de todo corazón para conocerte mejor aún.