La soberbia ha sido una conducta que arroja, desde tiempo inmemorial, resultados destructivos que van agrietando poco a poco los valores de familia y espituales, fundamento esencial para la edificación de una sociedad.
El profeta Ezequiel declaró que la maldad de Sodoma consistió en parte por la «soberbia» que envolvió a sus líderes hasta llegar a tener «abundancia de ociosidad, y no fortaleció la mano del afligido y del menesteroso». Ezequiel 16:49.
Muchas veces cuando se tiene poder, se introduce como una especie de olvido por parte de los gobernantes y líderes; que perjudica a la gran mayoría que un día fue el instrumento establecido para la conquista y la victoria.
Este mal- soberbia- se adueñó de otra nación, Moab, el profeta Isaías explica: «Hemos oído la soberbia de Moab; muy grandes son su soberbia, su arrogancia y su altivez; pero sus mentiras no serán firmes». Isaías 16:6.
Comunica Isaías, quien fuera vocero de la voluntad de Dios en aquel tiempo, la dimensión enorme que arropó a los dirigentes de aquel colectivo para hacer daño, generando arrogancia , altivez y mentiras.
En los tiempos que vivimos, debemos permanecer en observancia de los principios bíblicos hoy más que nunca, debido a que se han levantado brotes de soberbia y altivez de espíritu, dentro y fuera de la Iglesia, y no es un secreto para nadie el padecimiento de grandes sufrimientos que muchos hermanos y hermanas y personas de la sociedad están pasando por causa de esos agentes de la carne, que el Señor reprenda en el nombre de Jesús.
Dios advierte por medio del Apóstol Pablo hablando a Timoteo acerca del carácter con que se mostrarían los hombres en los días postreros, dice:
«También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. 2 Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos,
3 sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno,
4 traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios,
5 que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita». 2 Timoteo 3:1-5.
La manifestación de la soberbia y sus diferentes comportamientos se hacen visible en el día a día, altanería- que se siente superior a los demás-, altivez de espíritu, engreimiento, complejo de altura, pavo real, grandeza y de remolino, no obra la voluntad ni la misericordia de Dios, porque «Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes», dice Su Palabra. Santiago 4:6.
-Antes del quebrantamiento es la soberbia, Y antes de la caída la altivez de espíritu.- Proverbios 16:18.
Oración:
Señor, guarda a tu pueblo de heridas, golpes y frustraciones que otros/as quieran llevar a cabo contra tus elegidos/as, en el nombre de Jesús». Amén.
DIOS RESISTE A LOS SOBERBIOS
Dice el Señor Jesús: “Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón”. San Mateo 11:29
Cuando el Padre nos trae al Señor Jesús, es para salvarnos, pero también para aperturar en nosotros la oportunidad de darle a ÉL un servicio, el mismo tiene como punto de partida una plataforma de humildad.
A mi memoria viene el Apóstol Pablo cuando estaba en Mileto, allí éste hizo llamar a los ancianos de la Iglesia, y en su discurso de despedida de Mileto, les habló diciendo:
“ Vosotros sabéis cómo me he comportado entre vosotros todo el tiempo, desde el primer día que entré en Asia, sirviendo al Señor con toda humildad, y con muchas lágrimas, y pruebas que me han venido por las asechanzas de los judíos”; Hechos 20:18,19.
Pablo desarrolló en base a humildad un Ministerio bajo muchas lágrimas y pruebas, ejemplo digno de imitar en estos tiempos, cuando, precisamente, hay carencia de humildad en la Iglesia de Jesucristo, y fuera de ella.
El Rey de reyes y Señor de señores, Jesús, es manso y humilde de corazón, apasible, afable, paciente, pacifico, misericordioso, compasivo, y pensar que hay gente que nos tienen tan en poco, que no se acuerdan que existimos.
Esto debería servir de reflexión a quienes se creen vivir en una “casa en el aire” y que embriagados de poder y arrogancia, nunca se imaginan que un día desde algún lugar, le pasarán factura por el uso de la soberbia, la altanería y la arrogancia, la altivez y el orgullo, y eso podría ocurrir en cualquier momento, quizás esté a la vuelta de la esquina.
En los idiomas hebreo y griego se considera la humildad como una humillación de la mente, algo que no se levanta mucho de la tierra, por lo que en todo momento el discípulo de Jesucristo está llamado a ser como su Señor, actuando con modestia, que es un retrato de humildad ante su prójimo.
El trato que debe ejercer con sus semejantes un siervo de Jesús parte de lo que ha aprendido de ÉL, y no de nadie más, la agenda de la Iglesia es muy distinta a la del mundo, dice la Palabra de Dios que debe ejecutarse “Con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor” Efesios 4:2.
Dice más, “Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo”; Filipenses 2:3.
Asumir un comportamiento contrario a manejarse con humildad, produce una reacción de Dios que nadie desea, reflexionemos sobre esto “revestíos de humildad; porque Dios resiste a los soberbios”. 1 Pedro 5:5.
Desde los tiempos antiguos Dios viene advirtiendo acerca de la humildad y la arrogancia, “Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, Mas al altivo mira de lejos”. Salmos 138:6.
La experiencia del rey Nabucodonosor enseña que cuando la altivez se apodera del ser humano, podríamos pasar por momentos muy difíciles a causa de una conducta para nada aconsejable, como los vividos por este soberano terrenal en el campo durante siete años, comiendo hierbas con los animales.
Lee la Palabra de Dios: “y dijo: «¡Qué grande es Babilonia! ¡Yo fui quien la hizo grande y hermosa, para mostrar mi poder a todo el mundo!» 31 Todavía estaba hablando el rey, cuando se oyó una voz del cielo que le dijo:
Señor, líbranos de la soberbia y sus efectos secundarios, en el nombre de Jesús!!! Amén.
MARANATHA, EL SEÑOR VIENE!!! AMÉN!