Hermanas en Cristo, me dirijo a ustedes con un corazón lleno de amor y comprensión. “El Señor tu Dios está en medio de ti, poderoso, él salvará“. Esta promesa divina nos asegura que no estamos solas. En cada desafío, en cada lágrima, Dios nos acompaña con su presencia reconfortante. ¿Han sentido alguna vez esa mano invisible sosteniéndose? Es real y está aquí para cada una de nosotras.
La vida nos pone pruebas, pero también nos regala momentos de claridad divina. En esos instantes, sabemos que Dios está con nosotras. Él nos fortalece y nos guía. Así, con cada paso que damos, crecemos en fe y amor.
Adentrémonos en este mensaje, explorando cómo la presencia de Dios nos moldea y nos convierte en mujeres valientes. Compartiré con ustedes tres puntos clave que nos ayudarán a reconocer y abrazar la fortaleza que Él nos ofrece.
RECONOCIENDO LA PRESENCIA DE DIOS
Como mujeres, a veces nos sentimos solas en nuestras luchas. Pero recordemos, “Dios es nuestro amparo y fortaleza” (Salmos 46:1). Él está con nosotras en cada momento, ofreciéndonos su amor incondicional. ¿No es maravilloso saber que el Creador del universo camina a nuestro lado?
En los momentos de soledad, busquemos en su Palabra el consuelo. Dios nos habla a través de las Escrituras, recordándonos que su presencia es eterna. Al abrir nuestro corazón a Él, encontramos la paz que sobrepasa todo entendimiento.
Que esta verdad nos llene de valor. Dios está con nosotras, y en Él, somos más que vencedoras.
LA FORTALEZA QUE DIOS BRINDA
La vida nos desafía, pero no debemos temer. “No temas, porque yo estoy contigo” (Isaías 41:10). Dios nos ofrece su fortaleza en los momentos más difíciles. Con Él, podemos enfrentar cualquier adversidad.
Cuando nos sentimos débiles, es ahí donde la fuerza de Dios se manifiesta con mayor poder. Él nos levanta y nos sostiene. Con cada prueba superada, nuestra fe se fortalece y nuestro espíritu se renueva.
Que la certeza de su fuerza sea la luz que ilumine nuestro camino. Con Dios, cada obstáculo es una oportunidad para crecer.
VIVIR EN LA CONFIANZA DE DIOS
Dios nos llama a vivir con confianza. “Confía en el Señor de todo tu corazón” (Proverbios 3:5). Al confiar en Él, nuestra vida se transforma. Nos convertimos en mujeres empoderadas, capaces de superar cualquier reto.
Esta confianza no es pasiva; es activa y nos impulsa a actuar. Dios nos ha dado talentos y habilidades únicas. Usemoslos para glorificar su nombre y bendecir a los que nos rodean.
Que nuestra vida sea un reflejo de la confianza que tenemos en Dios. Con Él, nuestra jornada está llena de propósito y esperanza.
Queridas hermanas, hemos compartido juntas la certeza de que Dios está con nosotras. Que este mensaje sea un recordatorio constante de su amor y fortaleza. Les invito a llevar estas verdades en su corazón y a compartirlas con otras mujeres que necesitan escucharlas.
Hoy, deciden vivir como mujeres valientes, fortalecidas por la presencia de Dios. Que cada paso que den sea firme y lleno de fe. Y recuerden, en cada circunstancia, Dios está con ustedes. ¡Sean luz en este mundo!