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Mujeres Cristianas cumpliendo la Gran Comisión

Hoy, deseo compartir contigo un mensaje especial que ha estado en mi corazón. Este mensaje se basa en Mateo 28:19-20, versículos que nos llaman a compartir la palabra de Dios con el mundo.

“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.“

Estas palabras de Jesús, conocidas como la Gran Comisión, son una invitación y un mandato para todos los creyentes. Pero hoy, quiero enfocarme en lo que esto significa para nosotras como mujeres cristianas.

Como mujeres, tenemos roles únicos y poderosos en nuestras familias, iglesias y comunidades. Ya sea que estemos criando a nuestros hijos en la fe, apoyando a nuestros esposos en su caminar con Dios, sirviendo en nuestros ministerios locales, o mostrando el amor de Cristo a nuestros amigos y vecinos, tenemos muchas oportunidades para compartir la palabra de Dios con los demás.

  1. NUESTRO PAPEL COMO MUJERES CRISTIANAS

Como mujeres cristianas, tenemos la capacidad de influir en nuestras familias, amigos y comunidades. Podemos usar nuestras habilidades y dones únicos para compartir el amor de Dios, y enseñar a otros sobre Sus enseñanzas.

Proverbios 31:26 dice: “Abre su boca con sabiduría, y la ley de clemencia está en su lengua.” Este versículo nos recuerda que nuestras palabras tienen poder. Podemos usar nuestras palabras para impartir sabiduría, para mostrar bondad y para hablar de la verdad de Dios.

Ya sea que estemos enseñando a nuestros hijos, aconsejando a un amigo o compartiendo nuestra fe con un vecino, nuestras palabras pueden ser una poderosa herramienta para compartir el amor de Dios.

Además, 1 Pedro 3:1 nos anima: “Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas.”

Este versículo nos muestra que nuestras acciones también pueden ser un testimonio poderoso. A través de nuestras acciones, podemos mostrar a otros el amor de Cristo y el impacto que Su palabra ha tenido en nuestras vidas.

Pero nuestro papel como mujeres cristianas va más allá de nuestras palabras y acciones. También tenemos un papel importante en la oración. Como dice en Filipenses 4:6, “Por nada estéis angustiados, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.”

Podemos orar por nuestras familias, nuestros amigos, nuestra iglesia y nuestro mundo. A través de la oración, podemos interceder por otros y pedir la guía y la ayuda de Dios.

Hermanas, debemos entender que como mujeres cristianas, tenemos un papel único y poderoso en la misión de compartir la palabra de Dios. A través de nuestras palabras, nuestras acciones y nuestras oraciones, podemos influir en aquellos que nos rodean y mostrarles el amor de Dios.

III. LA PROMESA DE DIOS (VERS. 20)

Aquí el Señor nos hace una promesa reconfortante. Él nos dice: “Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” ¿Qué significa esto para nuestras vidas?

Lo que esto significa es que no importa los desafíos que enfrentemos al compartir la palabra de Dios; podemos estar seguras de que Él está con nosotros en cada paso del camino.

Esta promesa de la presencia constante de Dios es un tema recurrente en toda la Biblia. Por ejemplo, en Deuteronomio 31:6, Moisés anima al pueblo de Israel con estas palabras: “Sed fuertes y valientes, no temáis ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará.” Al igual que el pueblo de Israel, podemos confiar en que Dios está con nosotros, sin importar lo que enfrentemos.

Otro ejemplo de esta promesa lo encontramos en el Nuevo Testamento, en Hebreos 13:5, donde se nos recuerda que Dios ha dicho: “…No te desampararé, ni te dejaré.” Esta promesa es especialmente relevante cuando enfrentamos dificultades o desafíos. No importa lo que estemos pasando, podemos estar seguras de que Dios está con nosotros.

Además, la promesa de Dios de estar con nosotros no es solo para los tiempos difíciles. También está con nosotros en los momentos de alegría y celebración. Como dice en Salmos 16:11, “Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre.“

La promesa de Dios de estar con nosotros es una fuente de consuelo, fuerza y esperanza. Nos recuerda que no estamos solas en nuestra misión de compartir la palabra de Dios. Dios está con nosotros en cada paso del camino, dándonos la sabiduría, la fuerza y el amor que necesitamos para cumplir con nuestra misión.

CONCLUSIÓN
Hermanas, las animo a que tomen en serio estas palabras y busquen maneras de compartir la palabra de Dios en su vida diaria. Siempre recuerden que no estamos solas en esta misión; Dios está con nosotras, dándonos fuerza y sabiduría.

Como dice en Filipenses 4:13, “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” No importa los desafíos que enfrentemos, tenemos la promesa de que podemos superar cualquier cosa con la ayuda de Cristo.

Les invito a reflexionar sobre: ¿Cómo pueden compartir el amor de Dios con los demás? ¿Cómo pueden enseñar a otros sobre Sus enseñanzas? Mediten sobre estas preguntas y pidan a Dios que las guíe en su camino.

Además, Santiago 1:22 nos recuerda: “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándonos a vosotros mismos.” Hermanas, estas son palabras que no podemos descartar; no solo debemos escuchar la palabra de Dios, sino que debemos ponerla en práctica. Así que les animo a que tomen medidas concretas para compartir la palabra de Dios con los demás.

Finalmente, recuerden siempre la promesa de Dios de estar con nosotros. Como dice en Josué 1:9, “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.” Con Dios a nuestro lado, podemos enfrentar cualquier cosa con valentía y confianza.

Así que, hermanas, sigan adelante con fe, sabiendo que están cumpliendo con la Gran Comisión y que Dios está con nosotras en cada paso del camino.

Fuente:
Pastora Hilda T. Hernández

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