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Mujer, Valórate

Hace un tiempo, Dios puso en el corazón de la Pastora Omayra el escribir una serie de libros para tratar diferentes temas en relación a la mujer.  El primero de estos temas es el que encuentras en su más reciente libro: Mujer, Valórate.

El libro es presentado como una conversación, y habla acerca de la transición que ha tenido la mujer históricamente, donde hace pocos años atrás ni siquiera teníamos el derecho al voto, algo de lo que hoy gozamos en la mayor parte del mundo.  Se trata el tema del movimiento feminista, que en principio su intención es darle valor a la mujer, pero que al no tener el fundamento correcto, no siguiendo los principios correctos, pasa al igual que con todo en nuestra vida, cuando no nos mantenemos centralizados y no mantenemos el balance debido.  Esto causa distorsión.  Para dar valor a la mujer, no hay que devaluar al hombre.  Tiene que haber un balance.

Hay contextos tanto culturales, familiares y religiosos, que hasta cierto punto ponen unos límites sobre la vida de una mujer.  Cuando tenemos una familia donde se valoran los estudios, los títulos, donde se impulsa a estudiar, aquella que no haya estudiado, se pudiera sentir devaluada.  Hay un capítulo en el libro donde se habla de los prerrequisitos para el valor de una mujer, porque a todas se nos ha enseñado que ciertas cosas tienen valor en nuestra vida, y otras no; Por ejemplo, hay mujeres que la cultura religiosa les ha enseñado que, si no están casadas, no tienen el valor o no están en el contexto que deberían.  Una vez las mujeres se casan, entonces viene la lucha de si trabaja fuera del hogar o no, si debe o no tener hijos, si debe dedicarse al cuidado de los hijos.  Estos factores que han establecido como determinantes para el valor de una mujer, es una de las áreas con las que la mujer tiene que romper.  Una mujer casada no vale más que una soltera y viceversa.  Tenemos las presiones del mundo, pero también está la presión de la mujer casada que mira por encima del hombro a la soltera y viceversa, y está esa lucha dentro de cada una por nuestras definiciones, adquiridas de nuestra cultura o de nuestra religiosidad o de nuestras experiencias pasadas.

Algo que ha pasado luego de publicado el libro Mujer, Valórate es que muchas mujeres han podido ver cómo su experiencia de vida hizo que fueran ellas quienes se devaluaran a sí mismas.  Tenemos todos estos prerrequisitos que se nos han enseñado, pero ¿de dónde nosotros debemos partir?  Donde estás, lo que eres, lo que haces, lo que crees, lo que vives, las experiencias que has tenido, no te quitan tu valor.  Tienes que entender que tú vales.  Tú vales como mujer si tienes cincuenta años y nunca te has casado, igual que vales como mujer si tienes cincuenta años y has dedicado tu vida a tus hijos y a tu esposo.  Tú tienes que encontrarte en el lugar donde estás, y entender el valor que tú tienes, para que entonces tú puedas contribuir con la sociedad.  Una mujer cuyo esposo siente que ella pudiera hacer más, quizás ella entiende que lo que está haciendo es lo máximo que tiene para contribuir, o no se siente capacitada para contribuir en otras áreas.  De cualquier manera, es necesario que ella tenga clara su definición de quién ella es, de cómo ella es, y que ella tiene su valor para poder contribuir.

Anteriormente, se consideraba buen hombre o buen padre a aquel que proveía; Ahora, esa definición ha cambiado, ahora es el hombre que comparte, el que está conectado a las emociones.  ¿Cómo puede un caballero hablarle a su esposa, para llevarla a entender el valor que ella tiene donde está, y promover que ella encuentre nuevas maneras de manifestar esa expectativa que tal vez ella tiene dentro de ella y que no se ha atrevido a hacerlo?  La Palabra dice: ¿Andarán dos juntos si no estuvieren de acuerdo?  Así que, más que ella tratar de vivir bajo la definición que ella tiene de lo que es una mujer que vale, y más que el hombre tratar de llevarle un mensaje diferente a ella, debe haber un acuerdo entre ambos.  En veinticinco años de casados, siempre hemos podido estar de acuerdo en cuáles van a ser las funciones de cada uno de nosotros.  Hay áreas en las que somos muy tradicionales, y otras en las que no.  Para nosotros, lo exitoso ha sido el poder conciliar la definición de cada uno, sin faltar a la hombría ni a la femineidad, encontrando ese punto donde decidimos la manera en que vamos a hacer las cosas.  Cada uno viene con sus definiciones de sus familias, y no podemos pretender imponer una o la otra.  Tenemos que encontrarnos donde estamos, quienes somos y lo que tenemos en nuestra mano.  Nos enfocamos tanto en lo que no tenemos, que se nos olvida lo que sí tenemos.  ¿No tienes estudios?  Perfecto, pero tienes unas experiencias que han enriquecido tu vida de una manera especial y que hoy te permiten entender que, aunque no tienes un título, tienes un valor; Y debes también ver cómo aportas con ese valor.  En el contexto de una pareja, definan los roles entre los dos, considerando lo que funciona para ustedes, para su familia.  Busquen, dentro de su definición única y exclusiva, con lo que son, con lo que tienen, donde están y con el gran Dios al que servimos, cómo tienen valor, cómo mejor cada uno aporta.

Fuente:
Pastor Otoniel Font

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