La palabra mito se relaciona con fábulas y cuentos. En relación a los mitos alimentarios, existen leyendas acerca de ciertos alimentos sin ningún fundamento científico. Nos alimentamos de ellos desde que nacemos y recibimos información a través de muchos medios que nos informan sobre qué alimentos nos conviene o cuáles nos perjudican, qué dieta es más efectiva,…. Todos estos mitos pueden influir en nuestro comportamiento alimentario y, como consecuencia de ello, afectar a nuestra salud. Vamos ahora a informar sobre la falsedad de algunos mitos alimentarios muy extendidos.
“El pan engorda”
El pan es un alimento del grupo de los farináceos (cereales, pasta, arroz,…) y es rico en azúcares complejos, siendo el nutriente que necesitamos en mayor proporción. El pan ha de formar parte de nuestra alimentación diaria y lo que hace aumentar las calorías es, muchas veces, con lo que lo acompañamos (salsa, mantequilla, embutido,…). Engorda consumir a lo largo del día más energía de la que gastamos, no un alimento en concreto.
“Los productos integrales adelgazan”
Los cereales integrales se diferencian de los refinados en que tienen un mayor contenido de fibra y minerales, pero su contenido energético es el mismo. Es decir, contienen las mismas calorías. La fibra posee un poder saciante y puede ayudar en el control del peso porque evita comer más cantidad de otros alimentos. También regula el tránsito intestinal y evita los picos glucémicos. Por ello, es recomendable el consumo de productos integrales pero no es recomendable el consumo de grandes cantidades de los mismos.
“Los suplementos vitamínicos son necesarios para cubrir las necesidades nutricionales”
Las vitaminas y minerales son micronutrientes, lo que significa que nuestro cuerpo los necesita en menor cantidad que los azúcares, las grasas o las proteínas, y si seguimos una alimentación variada y equilibrada vamos a cubrir los requerimientos diarios. Existe la falsa creencia de que hay épocas del año en que tomar suplementos vitamínicos refuerza las defensas, aunque si no existen deficiencias reales, administrar estos suplementos puede tener consecuencias negativas para la salud, incluyendo la aparición de nuevas enfermedades. Así, sólo se recomienda su consumo bajo prescripción médica.
“Beber agua durante la comida engorda”
El agua es un alimento que no aporta calorías, por lo tanto no engorda, ya se tome antes, durante o después de comer. Es necesaria para vivir ya que hidrata nuestro cuerpo, transporta ciertos nutrientes y es el medio donde se realizan las reacciones químicas de nuestro metabolismo diario.
“Tomar la fruta como postre engorda”
La fruta aporta las mismas calorías antes, durante o después de comer. La fruta es un alimento rico en fibra y, por este motivo, en el control del peso se recomienda incluso consumirla antes, ya que su poder saciante evita consumir mayor cantidad de otros alimentos. En definitiva, el aporte energético no interfiere en el orden en que se ingieren los alimentos sino en los alimentos que se eligen y su cantidad.
“Los frutos secos engordan”
Tampoco engordan los frutos secos por sí mismos. Y tienen efecto saciante que pueden ayudar a controlar el peso. Pero si se consumen en grandes cantidades y como suplementos de nuestra alimentación, nos harán ganar peso.
“Las grasas vegetales son más sanas que las grasas animales”
Las grasas vegetales o aceites son más saludables que las animales excepto las grasas de coco o palma. Estas dos grasas, aun siendo vegetales, son saturadas y, por tanto, perjudiciales. Tienen la capacidad de aumentar el colesterol sanguíneo y son perjudiciales para la salud cardiovascular. Estas dos grasas son más baratas y por ello se utilizan mucho en la industria alimentaria. Por lo tanto es importante leer las etiquetas y desechar los productos que contengan «grasas o aceites vegetales» pues utilizan el aceite de coco o palma. En cambio, los aceites de oliva y de semillas (girasol, maíz, soja) contienen grasas insaturadas que ayudan a reducir los niveles de colesterol en sangre. Su único inconveniente es que la industria alimentaria no los utiliza tanto porque son más caros.
Cualquier producto que se compre se debe leer la lista de ingredientes y elegir la que contenga aceite de oliva o girasol o soja o maíz. Si en la etiqueta sólo pone «aceite vegetal», es mejor desechar aquel producto.
“Los productos light son más sanos y ayudan a adelgazar”
Otro mito muy extendido en la actualidad son los productos light. El término light se utiliza para referirse a un producto cuando existe el producto no light o de referencia (por ejemplo, queso en porciones y queso en porciones light) y han reducido o eliminado como mínimo un 30% de las calorías totales. Esto significa que el producto light aporta menos calorías que el de referencia pero sigue teniendo calorías. Si se abusa de estos productos se puede desequilibrar la ingesta energética y consumir más energía de la que gastamos y, por lo tanto, hacernos engordar.