Voz del Tabernáculo

Miel del Cielo. La Palabra que Endulza el Alma

«Tus palabras fueron halladas, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón.» Jeremías 15-

La miel ha sido símbolo de abundancia, dulzura y fortaleza en toda la Escritura. Dios prometió a Su pueblo una tierra “que fluye leche y miel”, como señal de bendición y plenitud. Así también, Su Palabra es la verdadera miel que sacia y fortalece el alma.

El creyente no sólo debe producir miel con sus palabras y acciones, sino también alimentarse de la miel celestial: la Palabra viva de Dios. Es en ella donde encontramos gozo en medio de la tristeza, fuerza en la debilidad y dirección en la incertidumbre.

La Iglesia, como panal espiritual, debe estar llena de la miel de la Palabra, para que al compartirla con el mundo, otros puedan saborear la dulzura de Cristo.

La miel del Cielo nos invita a:

  • Alimentarnos diariamente de la Palabra, con hambre y deleite.
  • Compartirla con dulzura, no como carga, sino como medicina.
  • Reflejar su dulzura en cada aspecto de nuestra vida, para que otros anhelan conocer al Señor.

¿Estoy alimentando mi alma con la miel de la Palabra, o me he conformado con migajas del mundo?

Oración
Señor, gracias por la dulzura de Tu Palabra, que fortalece, sana y alegra mi corazón. Haz que mi vida sea un reflejo de esa miel celestial, y que al compartirla otros puedan experimentar el gozo de Tu verdad. Que Tu Iglesia rebose de la Palabra viva, para endulzar la amargura de este mundo con el sabor de Cristo.
En el nombre de Jesús, Amén.

Margarita García

Margarita García

Directora del Tabernáculo Prensa de Dios

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