
El legendario boxeador filipino Manny Pacquiao fue recientemente elegido para el Salón de la Fama Internacional del Boxeo, consolidando su lugar como uno de los más grandes de la historia. Sin embargo, Pacquiao sorprendió al declarar que el mayor logro de su vida no fue ninguno de sus 12 títulos mundiales en ocho categorías, sino el día en que conoció a Jesucristo como su Salvador personal.
Durante una entrevista en el podcast The George Janko Show, Pacquiao compartió: “La mejor parte de mi vida no fue el momento en que me convertí en campeón, sino el momento en que conocí a Jesús, conocí a Dios en mi vida”. El boxeador enfatizó que los logros materiales son pasajeros y que todo lo que tenemos en este mundo es solo temporal, dado para servir y glorificar a Dios.
Pacquiao relató que su vida cambió radicalmente después de escuchar la voz de Dios en un sueño. “El sonido era más fuerte que un trueno”, recordó sobre esa experiencia que lo llevó a dejar atrás una vida de vicios y adulterio para entregarse a Cristo. “Vi una luz muy fuerte y escuché esa voz. Sentí que me derretía cuando oí la voz de Dios. Fue el punto de quiebre en mi vida”.
El púgil confesó que antes de su conversión vivía sumido en excesos, fiestas, alcohol y apuestas, y que incluso su matrimonio estuvo al borde de la ruptura. Tras su encuentro con Dios, Pacquiao comenzó a leer la Biblia y a buscar una vida de mayor disciplina, reconciliándose con su esposa y transformando su entorno familiar y profesional.
“Me di cuenta de que somos sólo administradores de las cosas materiales que tenemos. Venimos a este mundo desnudos y nos iremos solos. Nuestro propósito es ayudar a otros y glorificar a Dios”, afirmó Pacquiao, quien ahora sueña con ser pastor y ya ha construido un templo en su ciudad natal para predicar el Evangelio.
A los jóvenes que temen por el futuro en un mundo lleno de guerras e inestabilidad, Pacquiao les dejó un mensaje claro: “Entréguense a Dios. El verdadero Dios no quiere la guerra, no quiere que nos hagamos daño. Dios es amor y quiere que tengamos compasión unos por otros. Dejen todo en manos de Dios, Él puede cambiar cualquier situación”.
Su testimonio es un ejemplo de cómo la fe puede transformar vidas, incluso en los ambientes más competitivos y exigentes. Pacquiao ha declarado públicamente que “cuando tienes a Jesús en tu vida, las cosas de este mundo no son lo más importante; lo más importante es tener a Dios en el corazón”.
Además de su exitosa carrera deportiva, Pacquiao ha incursionado en la política, siendo congresista y senador en Filipinas, y es conocido por su labor social y filantrópica. Sin embargo, insiste en que nada de esto supera la paz y el propósito que encontró en Cristo.
El testimonio de Pacquiao subraya que el verdadero éxito no se mide por títulos o riquezas, sino por la relación personal con Dios y el impacto positivo en la vida de otros. La Biblia enseña que “la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee” (Lucas 12:15), sino en conocer y servir a Dios.
Somos llamados a buscar primero el Reino de Dios y su justicia, confiando en que todo lo demás será añadido. El ejemplo de Pacquiao inspira a vivir con integridad, humildad y fe, recordando que la mayor victoria es nacer de nuevo en Cristo y vivir para su gloria.