“Angustiada está mi *alma; ¿hasta cuándo, Señor, hasta cuándo?” Salmo 6:3 (NVI)
Muchos de los Salmos nos muestran las emociones y sentimientos que podemos experimentar en las diferentes situaciones. En este salmo podemos percibir la angustia del salmista ante lo que estaba viviendo y su clamor a Dios por salvación, por ayuda. Lo que llama la atención es que su mayor preocupación era su alma y no su área física. Hoy sabemos que la mayoría de las afecciones físicas que sufrimos tienen un componente emocional, almático. Por lo que necesitamos que nuestra alma sea sanada, librada y restaurada, para que podamos experimentar sanidad física completa. Si en este momento estamos experimentando angustia, temor, preocupación, estrés, amenaza, etc. No nos cansemos de rogar a Dios, pues Él nos escucha y es Quien nos auxilia y puede sanar nuestra alma y por ende nuestro cuerpo. Él es nuestro Sanador, tanto del alma como del cuerpo. ¡Para Dios no hay nada imposible! Solo Dios puede sanar verdaderamente el alma, no hay psicólogo ni psiquiatra que logre darle una sanidad total
Oración
Dios Grande y Poderoso eres Tú. Alabo Tu fidelidad en todo tiempo en mi vida, saber que están a mi lado siempre me llena de confianza y me hace descansar. ¡Gracias por ser mi Sanador por siempre, amén!