Las autoridades del gobierno han dispuesto una mayor apertura en los horarios para la realización de las actividades de los ciudadanos. Esto es lo que una gran parte de la población desde diversos sectores ha pedido. A partir del próximo miércoles 27 de enero tendremos la aprobación de nuestras autoridades para desarrollar con mayor flexibilidad las actividades que marcan nuestro diario desenvolvimiento.
Todos sabemos que las restricciones no han sido antojadizas, que las mismas obedecen al interés de las autoridades por controlar esta pandemia que nos azota. Esto nos ha empujado a resaltar el permanente dilema sobre el que se sostiene el orden colectivo desde el cual se aspira lograr el mayor bien para todos. Es la llamada búsqueda del bien común. Esto pone en movimiento el balance entre la libertad y la responsabilidad. Nos están dando más libertad para realizar nuestras actividades en el marco de un acuerdo colectivo que implica una mayor responsabilidad.
Cuando asumimos la libertad y no tomamos en cuenta nuestras responsabilidades estamos impulsando un valor contrario al bien que se busca que se llama libertinaje. De esto sabemos mucho los cristianos, porque en eso se basa nuestra relación con Dios y con nuestros semejantes. Ahora tenemos más libertad, esto nos obliga a tener mayor responsabilidad. Es decir, estamos impelidos a ser más consistentes con el uso de las mascarillas, a mantener el distanciamiento social y a emplear todas las otras medidas de higiene recomendadas.
Las autoridades, las iglesias, los grupos sociales organizados y los ciudadanos en sentido general, de manera individual, están en la obligación de promover y exigir que se cumplan estas medidas. Tenemos que hacer una campaña permanente, no para controlar los movimientos de nadie, sino para promover, defender y cuidar la vida de todos.
Ahí está la clave para sacar los beneficios apropiados del sempiterno dilema de la libertad y la responsabilidad. Vamos a hacer esto con entusiasmo heroico, involucrando a todos los sectores y celebrando los logros como una victoria de la buena voluntad y el calibre humano que caracteriza a los dominicanos.
Podemos ampliar nuestra línea de acción y, dentro de sus límites, cumplir con las normas que garantizan una menor probabilidad de contagio con el Covid-19. No se trata de logros políticos o sectoriales, de lo que se trata es de defender la vida y ensayar una vez más en libertad, formas responsables de protegernos con amor unos con otros.