“2 Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos.” Hebreos 11:2
En el original, en vez de antiguos la palabra es ancianos, gente de autoridad en la iglesia, que tienen una experiencia y por la fe alcanzaron buen testimonio. ¿Será posible en esta tierra tener buen testimonio? En Proverbios, se nos exhorta a tener un buen nombre; Los antiguos lo lograron, pero es difícil porque siempre alguien va a hablar mal de ti; Te van a criticar, no importa lo que hagas. Por eso, no busques el aplauso de la gente; De lo contrario, vivirás bajo las demandas y presiones del mundo. La única manera de alcanzar buen testimonio es por la fe. Si nunca te celebran ni te aplauden, a lo último, tienen que decir: Esa persona tiene fe; Todo lo que se propone, lo hace; Nada lo detiene. Tendrán que reconocer tu fe, aunque no la compartan, porque tú has hecho lo que otros no se han atrevido. Ese es el mejor testimonio: Que le creas a Dios por encima de lo que el mundo pueda pensar de ti. Aunque con sus labios te condenen, que en su interior, sabrán.
“4 Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella.” Hebreos 11:4
Cuando nadie hable de tus logros por la fe, Dios se encargará de hacerlo. Caín mata a Abel, y Abel queda sin descendencia; Si Dios no diera testimonio de Abel, no sabríamos quién era. La fe fue tal, que todavía hoy hablamos de quien fuera el primer adorador, el primero en presentarse ante Dios con lo mejor de sí, para honrarle; De esa fe, Dios da testimonio. Adán, siendo el primer hombre, no es mencionado en los héroes de la fe; Porque Adán no tuvo fe para nada; Todo se lo dieron. Está todo hecho y lo ponen allí; Dios se da cuenta que no era bueno que Adán estuviera solo, y le da a Eva; Adán no la pidió. Ni arrepentirse tuvo; Adán le echa la culpa a su esposa; Aún así, Dios lo perdona por misericordia; Nunca vemos a Adán decir: Señor, perdóname. Vemos de Adán que se hizo delantales; Se cubrió al frente porque era lo que veía y le avergonzaba; No se cubrió bien. Entonces, Dios lo viste de pieles; Tuvo que matar algún animalito para vestirles. Adán no está en los héroes de la fe, porque nunca hizo nada por fe; Lo que sabemos de él es que Dios lo creó y que dañó todo. Y, lamentablemente, de algunos, eso es lo único que sabremos; A menos que te conviertas en un Abel. Porque tiene que venir una nueva generación.
No sabemos cómo Caín y Abel aprenden a adorar a Dios. Probablemente, Adán o Dios les enseñan; Pero Génesis 4, dice: Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? Quiere decir que había una forma de hacerlo que Caín y Abel sabían. Para entender la fe de Abel, tenemos que ver el error de Caín. De hecho, se habla más de Caín que de Abel en la Biblia; Así que hay algo que Dios quiere que aprendamos del error de Caín que, si lo entendemos, vemos entonces lo que Abel estaba haciendo bien.
“3 Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. 4 Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; 5 pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya…” Génesis 4:3-5a
Dios miró primero a Caín, luego, su ofrenda; La ofrenda se dañó por Caín. Una teoría del porqué Dios no recibe la ofrenda de Caín, es que lo que Dios aceptaba eran sacrificios de sangre porque era la sangre la que remitía el pecado; Tenía que quemarse la carne; Por eso la Biblia dice que tenemos que presentar nuestros cuerpos como sacrificio vivo. Tú quemas tu carne cuando vas a la iglesia, dejas tu casa, tu cama, el trabajo; No quieres estar allí, pero le dices a tu carne: Me voy a obligar. Haces sacrificio, y eso es lo que agrada a Dios. Dios te puede encontrar en tu casa, pero eso es muy fácil; Cuando tú haces un esfuerzo, quemas tu carne, te presentas ante Él, y entregas toda tu mente, tu alma, tu corazón, tu ser; Eso es sacrificio aceptable. Dios mira a Abel con agrado, y luego a su ofrenda; Miró a Caín y no le agradó Caín, y como no le agradó Caín, no le agrado su ofrenda. Dios no mira lo que tú haces, hasta que te mira a ti primero. Lo que a Dios le agrada es la condición del corazón, la actitud con la que lo haces. Y cuando Dios se agrada de ti, lo que tú presentas es agradable a Él y sí lo recibe, lo acepta. Nadie puede comprar a Dios con ofrendas, con acciones; Porque ninguno somos salvos por actos, sino por gracia; Pero la gracia cambia el corazón, pone una actitud correcta en ti. Cuando vemos la reacción de Caín, vemos que su corazón era el incorrecto. Todos tenemos que tomar decisiones; Una muy importante es: ¿Qué haces cuando te rechazan? ¿Qué haces cuando no tienes los resultados que quieres? Y el problema de Caín es el de muchos hoy: Hacen sacrificios, pero a medias, pretendiendo grandes resultados; Y, al ser enfrentados con la verdad, no toman la mejor decisión.
“5…Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante. 6 Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? 7 Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él.” Génesis 4:5b-7
Dios miró a Caín, como a niño enchismado, con cara de víctima y coraje; Hoy, esa historia se sigue repitiendo. La voz de Abel sigue hablando; La pregunta es: ¿Cuántos están escuchando? Hay dos tipos de personas: Los Abel, y los Caín. Gente con el corazón correcto, con la actitud correcta, y gente que no tiene el corazón correcto. Hay gente que, con su rostro decaído, demuestran la perturbación que hay en el corazón, su amargura, les echan la culpa a los demás y a Dios de todo. Dios ve a Caín con esa actitud, y dice: Vamos a hablar; ¿Por qué me estás haciendo cara? “Como tú amas a Abel, le aceptaste eso; Aquel tiene lo que yo quiero, y yo no.” Si bien hicieres… ¿Por qué te quejas que otro tenga lo que tú quieres, cuando tú no estás dispuesto a pagar el precio que él está dispuesto a pagar?
Procura ofrecer a Dios lo mejor de ti; Que Dios te mire con agrado porque tu corazón es el correcto, porque te has presentado ante Él con tu más excelente sacrificio.