
“Porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.” 1 Samuel 16:7
Vivimos en tiempos donde los métodos abundan: estrategias, plataformas, estilos, técnicas… Muchos buscan formas “efectivas” de comunicar el mensaje de Dios. Pero el Señor, eterno y soberano, no se limita a métodos humanos. Él puede usar una zarza ardiente, una piedra lanzada por un joven pastor, o incluso el silencio para hablar con poder.
Lo que Dios sí observa cuidadosamente es el corazón del mensajero.
Más importante que elocuencia o estructura, es la intención detrás de nuestras palabras. Dios busca corazones humildes, dispuestos y obedientes, no oradores perfectos. El mensaje que impacta no siempre es el más elaborado, sino el más ungido. Y la unción no se compra ni se ensaya; nace de la intimidad con Dios.
Dios no necesita métodos sofisticados; necesita corazones sinceros.
Y cuando el corazón del mensajero está alineado con el corazón del Maestro, el mensaje cobra vida.
Versículos para meditar:
“Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.” – Mateo 5:8
“He hallado a David, hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero.” – Hechos 13:22
“No por fuerza ni por poder, sino por mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.” – Zacarías 4:6
Oración.
Señor, purifica mi corazón. No permitas que me distraiga buscando métodos o aprobación humana. Hazme un mensajero que te honre con sinceridad, humildad y verdad. Que cada palabra que pronuncies sea sembrada con amor, regada con fe y guiada por tu Espíritu. Que mi vida misma sea un mensaje vivo de tu gracia y tu poder. En el nombre de Jesús, amén.