Hebreos 11:29,34 Por la fe pasaron el Mar Rojo como por tierra seca; e intentando los egipcios hacer lo mismo, fueron ahogados. Por la fe cayeron los muros de Jericó después de rodearlos siete días. Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz. ¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas; que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros.
Todo lo que el “pueblo de Dios” conquistó en la antigüedad fue por la Fe. Vemos en la Palabra que por la Fe, el patriarca Abraham, Abel, Noé, Jacob, Moisés y tantos otros, alcanzaron lo prometido por Dios.
Así como en la antigüedad ellos por su fe alcanzaron cosas que estaban fuera de las posibilidades del hombre, hoy en día es necesaria la Fe, es la razón, por la que Dios ha puesto en cada uno de nosotros una medida de Fe.
Debes entender, que Él puso en ti la capacidad para lograr todo lo que Él te envíe a hacer, así como todo aquello que haya en tu corazón de parte de Dios, como son los retos a lograr.
Jesús depositó en ti esa sustancia llamada Fe, que te hace capaz de lograr grandes cosas en Dios. La Palabra dice que “al que cree todo le es posible”.
Tenemos el caso del pueblo de Israel al ser perseguidos por los egipcios. Este pueblo iba comandado por Moisés y al encontrarse frente al mar Rojo, Dios dirige al líder a tomar y levantar la vara (aquella herramienta que el mismo Señor le había dado) y el mar abriéndose en dos, el pueblo pasó como por tierra seca. Y vemos que cuando los egipcios intentaron hacer lo mismo, se ahogaron.
Quizás, haya un mar enfrente de ti y un egipcio que te persiga, pero La Palabra nos enseña, que por la Fe podemos pasar ese Mar Rojo, y ese enemigo que se levante contra ti se ahogara.
El pueblo de Israel pudo cruzar el mar Rojo porque tuvo fe, si ellos no se movían en fe, iban a perecer en manos de los egipcios a filo de espada. Pero ya ellos tenían una Palabra y una promesa de parte de Dios. Es por lo que Moisés levantó su vara en fe y el mar se abrió para permitir que el pueblo de Israel cruzara en seco.
Es el tiempo, de que como pueblo de Dios tomemos la palabra que Dios nos ha dado y caminemos en la misma fe que caminó Moisés cuando abrió el mar Rojo en dos.
De igual manera, el pueblo de Dios estuvo por siete días rodeando los muros de Jericó y nos relata la Palabra, que cuando dieron la séptima vuelta, al séptimo día, los muros cayeron! Todo esto fue posible mediante la fe!
Cada vez que ellos se movían y le daban una vuelta a la ciudad, era un movimiento de fe que aseguraba su victoria. Es por lo que de acuerdo a la fe y a la estrategia que Dios te dé, vas a alcanzar tu victoria, sin importar cuál sea el muro que se levante en tu vida. Estos muros tendrán que caer si te mueves bajo la dirección que Dios te ha dado.
Vemos a Rahab, la ramera, que aun poniendo su vida en riesgo recibió a los espías de Israel en paz, y por la fe, no pereció junto con los desobedientes. A veces tendrás que poner tu vida en riesgo creyéndole a Dios y a su Palabra.
Si esta mujer no reconoce los hombres de Dios, de todas maneras hubiera perecido, pero ella se arriesgó en fe y ocultó a los espías que venían de parte de Dios, por lo que, cuando el juicio de Dios vino sobre aquel pueblo, ella fue la única persona que salvó su vida, lo que quiere decir, es que hay que reconocer por donde vienen los planes de Dios, y por medio a creer en fe podrás alcanzar tu salvación.
Podemos hacer mención de Gedeón, que con trescientos hombres ganó la batalla a miles, porque se movió en fe, también Barac, Sansón, Jefté, David, así como Samuel y los profetas que por fe conquistaron reinos. Dios puede prometer algo a tu vida, pero si no le aplicas la fe necesaria, no lo podrás alcanzar. El problema no está en que Dios no te quiso dar lo que te prometió, Dios siempre cumple. Tampoco puedes pensar que el profeta dijo “lo que no era”, más bien el asunto tiene que ver con tu fe.
La fe es la victoria que ha vencido al mundo, ¿cómo vas a vencer al mundo y a las cosas del mundo? Lo harás solamente moviéndote en fe, porque la fe es creer, es confianza, es seguridad, es obediencia. La fe es creer en lo que tú no entiendes, pero si te atreves a creer, ahí verás la respuesta de Dios en tu vida, en tus proyectos, en todo lo que emprendas.
En este caminar es importante que entendamos, que somos más bienaventurados cuando estamos pasando por un momento difícil, por una situación fuerte, porque es en esos momentos en los cuales el Señor se revela a tu vida. ¿Como? dándote una palabra contraria a todo lo que estás viviendo. Al igual que pasó con Abraham, al cual Dios envió a dejarlo todo, tierra, familia, afectos, tradiciones, para emprender un nuevo camino hacia algo nuevo, desconocido para él. El hombre ni entendía lo que Dios quería hacer con él, pero se movió en fe de acuerdo al mandato de Dios. En el momento que Dios le habló a Abraham, no le dijo esto es lo que tengo para ti, muchas tierras, ganado, riquezas u otras cosas similares, porque así cualquiera se va al desierto; Pero era necesario que Abraham quitara los ojos de las cosas de este mundo, y solo así fue como salió de su tienda, de sus esquemas y sus limitaciones. Ya fuera miró al firmamento, las estrellas, lo incalculable. Porque era necesario que el patriarca pusiera su mirada y su fe en lo invisible, en Dios, en sus planes y su propósito. Y haciendo esta acción de fe, fue como Dios lo bendijo.-
No importa que tan grave sean las circunstancias que te rodean, ni lo que estás viendo, ya que se vive por fe, no por vista, lo que en realidad tiene importancia, es lo que La Palabra de Dios declara sobre ti. Y en la medida que tú creas esa palabra que Dios te ha dado, hallarás su cumplimiento por medio de la fe.
Ejemplo: un boxeador sube al cuadrilátero a pelear doce rounds y puede que de los doce haya perdido once, pero si en el décimo segundo asalto noquea a su rival, es indiscutiblemente el campeón. Así es como nosotros debemos caminar en fe.
Quizás hemos tenido derrotas, quizás hemos perdido más de la mitad de los asaltos de la pelea, pero si continuamos confiando en Dios y en su palabra, vamos a dar el golpe final y saldremos con la victoria, la cual ya está predestinada en Cristo, de acuerdo a esta escritura que proclama que “Somos más que vencedores en Cristo Jesús” y esto es por la fe.
La palabra de Dios dice que tú eres un conquistador, un triunfador. No importa si delante de ti hay un mar o si te encuentras con unos grandes muros en tu camino, cuando Dios te habla y te dirige hacia una gran conquista es porque éstas son cosas imposibles de alcanzar en lo humano, pero que a través de Él y de tu fe, la vas a conquistar y a alcanzar.
Números 13:2 Envía tú, hombres que reconozcan la tierra de Canaán, la cual yo doy a los hijos de Israel; de cada tribu de sus padres enviaréis un varón, cada uno príncipe entre ellos. Los que fueron enviados no eran personas corrientes que iban pasando por ahí en ese momento, eran gente preparada, se refería a los príncipes que eran los líderes representantes de cada tribu, eran personas entrenadas para la guerra y la batalla.
3 Y Moisés los envió desde el desierto de Parán, conforme a la palabra de Jehová; y todos aquellos varones eran príncipes de los hijos de Israel.17 Los envió, pues, Moisés a reconocer la tierra de Canaán, diciéndoles: Subid de aquí al Neguev, y subid al monte.
Los envió pues Moisés a la tierra que Dios había prometido a su pueblo bajo su mandato cuando dijo: “envía a doce, uno de cada tribu a reconocer la tierra que ya les he prometido, esa es la tierra de la promesa de donde fluye leche y miel”.
18 Observad la tierra cómo es y el pueblo que la habita, si es fuerte o débil, si poco o numeroso; cómo es la tierra habitada, si es buena o mala; y cómo son las ciudades habitadas, si son campamentos o plazas fortificadas; y cómo es el terreno, si es fértil o estéril, si en él hay árboles o no; y esforzaos, y tomad del fruto del país. Y era el tiempo de las primeras uvas.27 Y les contaron, diciendo: Nosotros llegamos a la tierra a la cual nos enviaste, la que ciertamente fluye leche y miel; y este es el fruto de ella. 28 Mas el pueblo que habita aquella tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes y fortificadas; y también vimos allí a los hijos de Anac.
Ellos fueron y vieron la tierra y trajeron el reporte inmediato de que era buena tierra, trajeron el fruto de ella, como era tiempo de uvas, trajeron consigo un racimo de uvas tan grande, que era cargado por dos hombres sobre un palo; pero con el espíritu que vinieron a dar el reporte no era el correcto; y cuando Caleb escuchó el reporte de los diez, dijo, ¡pero, éstos no están en el mismo nivel de fe de conquista que yo!.
Y vemos que se levantó Caleb y les dijo: más podremos nosotros que ellos; con una buena actitud de fe. Por eso, tienes que tener cuidado con lo que te vengan a hablar, porque muchas veces después de luchar mucho en tu vida con un objetivo, viene alguien a ministrar a tu corazón con un espíritu contrario a la fe, y te hace echar a perder todo lo que habías logrado hasta ese momento ya cuando estabas a punto de lograr el cumplimiento de la Palabra que Dios te había dado.
31 Mas los varones que subieron con él, dijeron: No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros. Y hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura. También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer como langostas; y así les parecíamos a ellos.
Esto provocó que por la desobediencia, rebeldía y miedo de estos diez, pereciera toda una generación en el desierto. Pero a propósito del mal reporte de los diez, el corazón del pueblo también estaba mal, es la actitud de esos que solo están esperando una negativa para agarrarse y abandonar, en vez de anclarse en la Palabra y en la fe que Dios les ha dado.
Cuando el corazón está bien delante de Dios, a usted le pueden venir hablar cualquier cosa y usted se mantiene en fe, enfocado en lo suyo, en lo que Dios dispuso en su corazón.
Vemos que después de cuarenta años Josué y Caleb entraron con una nueva generación a la tierra que Dios le había prometido. La Palabra de Dios se va a cumplir de cualquier manera, aunque muchos se levanten en contra.
Finalmente, cada tribu obtuvo su tierra para toda su gente, más Josué y Caleb obtuvieron la suya propia, porque Dios honró la fe de ellos, los cuales se atrevieron a creer y a conquistar la tierra que Dios le había entregado.