A una mujer de Samaria el Señor Jesús, nuestro Rey y Salvador, le habló dejándole saber acerca de la Adoración, así le refirió: “Tiene que ser en Espíritu y en Verdad”.
Enfatizó el Señor en cómo debe ser el comportamiento y compromiso en el momento de recibir un llamado para ejercer el Ministerio de Adoración.
De manera muy edificante, Jesús saca de a la mujer del estado de confusión en que se encontraba para más adelante constituirla en la primera Evangelista de la Iglesia.
Pero, le fue necesario educarla sobre la Adoración, continuó diciéndole:
“Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.” Juan 4:23-24 RVR1960.
María, en casa de Lázaro en Betania, adoró a Jesús con un perfume de Gran Precio:
“Seis días antes de la Pascua, Jesús llegó a Betania, donde vivía Lázaro, el hombre al que Jesús había resucitado. Allí hicieron una cena en honor de Jesús. Lázaro estaba sentado a la mesa con él, y Marta servía. Entonces, María tomó un frasco como de medio litro de perfume de nardo puro, que era muy caro, y lo derramó sobre los pies de Jesús, secándoselos luego con sus cabellos. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume.” Juan 12:1-3 NBV.
La adoración de María al Señor Jesucristo fue en Espíritu y en Verdad, el propio Jesús testificó a Judas sobre esta experiencia, diciendo:
“Y dijo uno de sus discípulos, Judas Iscariote hijo de Simón, el que le había de entregar: ¿Por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los pobres? Pero dijo esto, no porque se cuidara de los pobres, sino porque era ladrón, y teniendo la bolsa, sustraía de lo que se echaba en ella. Entonces Jesús dijo: Déjala; para el día de mi sepultura ha guardado esto. Porque a los pobres siempre los tendréis con vosotros, mas a mí no siempre me tendréis.” Juan 12:4-8 RVR1960.
Derramemos hoy sobre Jesús una adoración en Espíritu y en Verdad, nuestro Perfume de Gran Precio, que se llenen los lugares donde nos encontremos de la Unción de Su Espíritu Santo en Alabanza y Adoración para Su Gloria, Honor y Exaltación.
El Salmista David también proclamó la Adoración cómo pieza necesaria para la vída espiritual:
“¡Aleluya! Alabad a Dios en su santuario; alabadle en su majestuoso firmamento. Alabadle por sus hechos poderosos; alabadle según la excelencia de su grandeza. Alabadle con sonido de trompeta; alabadle con arpa y lira. Alabadle con pandero y danza; alabadle con instrumentos de cuerda y flauta. Alabadle con címbalos sonoros; alabadle con címbalos resonantes. Todo lo que respira alabe al Señor. ¡Aleluya!” Salmo 150:1-6 LBLA.
Nuestra Esperanza de Gloria; Jesucristo, así le habló a la samaritana al instruirla acerca de la adoración:
“Dios es espíritu, y los que lo adoran, para que lo adoren como se debe, tienen que ser guiados por el Espíritu. Se acerca el tiempo en que los que adoran a Dios el Padre lo harán como se debe, guiados por el Espíritu, porque así es como el Padre quiere ser adorado. ¡Y ese tiempo ya ha llegado!” Juan 4:23-24 TLA.
Dios te continúe bendiciendo. Shalom, Sea La Paz. Maranatha