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Los sustitutos no siempre son la mejor opción

Cuando hablamos de sustituto, hablamos de algo que suplanta otra cosa que es la original. Recientemente, vivimos un tiempo de escasez de lo que se conoce como fórmula de bebés o fórmula pediátrica. A algunos bebés les han cambiado la leche por leche de almendras, por ejemplo.

Pero esta no es la primera vez que esto pasa. Además, pensemos por un momento; en los tiempos de la creación, por ejemplo, no existía la leche pediátrica. Se inventó porque hay quien dice que al no alimentarnos de la misma manera, no se suplen las necesidades alimenticias tampoco del bebé. Esto no es un debate ni una recomendación médica. El punto es que muchos crecimos sin leche pediátrica, pero ahora el sustituto viene a complicar la cosa y resulta que tenemos que buscar otro sustituto. Pero lo sustituto no siempre es lo mejor porque no es lo original.

Así que ahora tenemos leche pediátrica, leche sin lactosa, leche de almendras, leche de coco, leche de avena. Y de hecho, casi ninguna de las anteriores realmente es leche. Y si no estás pendiente de los ingredientes, el sustituto pasa a ser peor que el original.

Es como el que toma Diet Coke, por ejemplo. Lo hacen, entre otras cosas, por las calorías, pero no significa que no sea igual de dañina que la regular. Igual con el azúcar y sus sustitutos.

Los sustitutos satisfacen tu mente, pero no siempre traen verdaderos resultados.

Fuente:
pastor Otoniel Font | Puerto Rico

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